Los líderes del turismo apuestan por Barcelona como puerto de cruceros
La capital catalana es el principal destino europeo de pasajeros
Barcelona se ha consolidado plenamente como puerto de cruceros. Ni la situación económica mundial ni las consecuencias del 11-S han hecho mella en el sector turístico de la ciudad, donde la presencia de barcos y pasajeros volvió a aumentar el año pasado. A lo largo de 2001, 654.806 turistas pasaron por su puerto. Ayer, un selecto grupo de empresarios norteamericanos líderes en turismo, que se encuentran reunidos en la ciudad, aseguraron que Barcelona es un puerto de cruceros seguro.
Barcelona acoge durante esta semana el Travel Trade Summit, un congreso que reúne a los presidentes y altos cargos de las 40 empresas norteamericanas líderes mundiales del sector turístico, entre las que se encuentran compañías de cruceros como Royal Caribbean o Carnival Cruise Lines, líneas aéreas como American Airlines, y operadores como Travel Services International o Brendan Worldwide Vacations.
Tras visitar ayer las instalaciones del puerto y su terminal de cruceros, los asistentes se mostraron impresionados con las instalaciones, y afirmaron que 'la apuesta de Barcelona como puerto europeo de cruceros es plenamente segura', según informó Pere Duran, director general de Turismo de Barcelona.
Durante el año pasado, hasta 544 buques de crucero zarparon, atracaron o hicieron escala en el puerto de Barcelona, y transportaron a 654.806 personas, un 14% más que en 2000, según datos de Turismo de Barcelona. Estas cifras sitúan la ciudad como primer puerto europeo de cruceros, seguido del Pireo, en Grecia, Kasadasi, en Turquía, Mikonos, también en Grecia, y Venecia, en Italia. En la clasificación mundial, el puerto de Barcelona ocupa el 15º lugar.
El balance del turismo de cruceros en la ciudad se puede considerar todavía más positivo teniendo en cuenta el descenso de turistas procedentes de Norteamérica que se registró durante el segundo semestre del año, tras los atentados de septiembre en Nueva York.
Americanos y canadienses han sido, hasta hace unos meses, los principales clientes del turismo de cruceros por el Mediterráneo, pero el mercado cuenta cada vez más con clientes españoles y procedentes del resto de países europeos.
El concejal de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Portabella, aseguró la semana pasada durante la presentación del balance del sector que 'gracias al esfuerzo por concentrar la actividad promocional entre los clientes potenciales de España y Europa', Barcelona ha sido una de las cinco ciudades europeas donde menos ha repercutido el 11-S sobre el turismo.
En España, los cruceros constituyen un mercado en plena efervescencia. Una oferta variada, con viajes de distinta duración y categoría, y unos precios cada vez más asequibles están contribuyendo a popularizar un tipo de vacaciones que hace una década muchos ciudadanos no se planteaban poder disfrutar.
El World Trade estrena hotel de lujo
Un impresionante óleo de dos por seis metros de Albert Ràfols Casamada titulado Aire de mar da la bienvenida a los turistas que, desde la semana pasada, se alojan en el hotel Grand Marina, un cinco estrellas de gran lujo que acaba de abrir las puertas en el complejo World Trade Center, en el puerto de Barcelona. Aún funciona a medio gas, y está rodeado por el ruido y el polvo de las obras que dejarán listos los accesos al complejo de ocio y negocio, el Grand Marina, de la cadena Hotusa, se inaugurará oficialmente en la próxima primavera. Un total de 8 plantas, 273 habitaciones, 38 suites, 2 restaurantes, salones para convenciones y todas las comodidades acordes con su categoría constituyen la ficha del establecimiento. Pero hay más. El hotel pretende convertirse 'en una referencia en la vida social y cultural de la ciudad', explica su directora de comunicación, Pepa Alemany. Para ello, sus dependencias cuentan con obras de arte contemporáneo de reconocidos artistas locales, como el mismo Ràfols Casamada, el escultor Josep Maria Subirachs, el pintor Lluís Lledó y el fotógrafo Xavier Miserachs, cuyas fotografías decoran todas las habitaciones. Es precisamente este desaparecido fotógrafo quien ha dado nombre a un premio de fotografía creado por el hotel el año pasado y que tiene por objetivo 'promocionar nuevas promesas', en palabras de Alemany. El hotel promoverá otros concursos, como un premio de pintura y otro de narrativa breve, en colaboración con la Universidad de Barcelona. Los relatos ganadores se publicarán en volúmenes que se puedan llevar los turistas. El Grand Marina también quiere acoger grandes eventos, como el congreso europeo del Partido Popular, que se celebrará en marzo.
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