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Reportaje:CUESTIONARIO A LOS CANDIDATOS A RECTOR DE LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA | APUNTES

El test de los candidatos

Los aspirantes al cargo de rector de la Universidad de Valencia responden a un cuestionario común

Por primera vez en la historia de la universidad española, dos candidatos a rector se someten directamente al veredicto de toda la comunidad universitaria (en este caso, las 60.000 almas que estudian, enseñan y administran la Universidad de Valencia) a través de las urnas. Este hecho ha cambiado no sólo las reglas del juego, sino también la escenografía de las elecciones universitarias y las pautas de comunicación, despertando un nuevo interés, dentro y fuera del campus, lo que hacen y dicen los aspirantes a encabezar el gobierno de la institución.

Las votaciones que decidirán mañana, martes, entre Josep Lluís Barona y Francisco Tomás ponen al electorado ante la tesitura de elegir entre dos candidatos que, como se ha repetido a menudo y en distintas instancias, al menos públicamente, son igualmente válidos habida cuenta de la mayoría progresista de la que proceden y que caracteriza a la base social de esta Universidad. Pero ante la urna, es preciso definirse. Dada la inminencia de la cita electoral, EL PAÍS ha planteado por escrito y por separado a ambos aspirantes un cuestionario común, que no pretende ser exhaustivo ni sistemático y en el que se abordan distintos temas relacionados con el presente y futuro de la Universidad de Valencia, de manera que, yuxtapuestas las respuestas de uno y otro, se pueden observar las similitudes y diferencias de sus propuestas e iniciativas. Los dos equipos que compiten por el gobierno de la universidad han dispuesto de la misma extensión global para contestar en un espacio necesariamente acotado, que obliga sin duda a un esfuerzo de síntesis lo que, sin embargo, el lector y el potencial votante agradecerán. No obstante, cada candidato ha administrado libremente el espacio adjudicado para enfatizar un tema u otro, lo que explica las diferencias de extensión entre las distintas respuestas.

Barona: 'Hay que acabar de inmediato con situaciones de precariedad'
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El 'conocimiento de la universidad' y el 'modelo de dirección' como diferencias

Pregunta. ¿Puede señalar dos diferencias sustanciales entre la propuesta hecha por usted a la comunidad universitaria y la del otro candidato?

Francisco Tomás. Nuestro programa parte de un conocimiento profundo de la Universidad y plantea propuestas concretas, realistas y viables. Por otro lado, tanto el programa como el equipo se basan en la pluralidad, lo que garantiza un gobierno flexible y adecuado a las necesidades de las diferentes áreas y colectivos universitarios.

Josep Lluís Barona. Por una parte, un estilo de gobierno democrático, basado en el diálogo con todos los estamentos. Por otra, hay diferencias sustanciales en los programas: nuestra propuesta de implantar un modelo de dirección estratégica al servicio de una auténtica planificación; un programa ambicioso de modernización tecnológica, un programa cultural que después de Cinc Segles apueste por una cultura universitaria diferente a la del resto de instituciones públicas y privadas.

P. El rector saliente, Pedro Ruiz, caracterizaba en este diario a la Universidad de Valencia como 'progresista o de izquierdas, independiente de las injerencias de los partidos, comprometida con la historia, cultura y lengua que nos identifican como sociedad'. ¿Suscribe usted esta consideración?

F. T. Completamente. Nuestra candidatura es un ejemplo de ello. Como indicamos en el preámbulo de nuestro programa, la Universitat que queremos es al tiempo diversa y cohesionada, comprometida con la sociedad, democrática y participativa, valenciana y universal. Dichos principios son un reflejo de la concepción a la que hacía referencia Pedro Ruiz.

J. L. B. La subscribo plenamente y tengo la convicción de que los resultados de las próximas elecciones dejarán bien claro el compromiso progresista que nuestra Universidad siempre ha demostrado con la sociedad valenciana, su historia, su cultura y su lengua.

P. ¿Puede señalar un aspecto clave para la Universidad de Valencia en la próxima revisión del modelo de financiación del sistema universitario valenciano?

F. T. El modelo debe reconocer explícitamente las características de la plantilla de cada universidad según el nivel de funcionarización, la antigüedad de la misma y su calidad, medida por indicadores externos de docencia e investigación; todo ello sin olvidar que debemos conseguir una financiación mejor para todo el sistema universitario valenciano.

J. L. B. Nuestra institución arrastra un déficit histórico que tiene que ver con su antigüedad, su elevado número de estudiantes, sus dimensiones y estructura en tres campus y con un patrimonio histórico que debe conservar. Nunca se ha considerado la excepcionalidad de esta situación y la precariedad de centros como las Escuelas de Fisioterapia y Magisterio, o de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Por otra parte, las plantillas docentes y de administración y servicios están proporcionalmente peor dotadas que en otras universidades valencianas. Hay que acabar de inmediato con situaciones de precariedad y obtener fondos para programas específicos de renovación tecnológica.

P. ¿Qué medidas concretas tiene previstas para aumentar el prestigio de la actividad docente en la Universidad de Valencia?

F. T. Estimular la formación permanente del profesorado, de manera que su participación en proyectos de renovación quede reflejada en la dedicación docente o en el establecimiento de complementos retributivos. Asimismo, en los concursos de contratación y promoción deberá valorarse mejor el perfil de los candidatos en relación con las necesidades docentes. Además, en los reglamentos de los departamentos se deberá contemplar explícitamente la idoneidad del profesorado en las asignaturas que deba impartir.

J. L. B. Es imprescindible revalorizar la actividad docente. Además, hay que cuidar las condiciones materiales de los espacios docentes, sin olvidar la puesta en marcha de programas de renovación pedagógica y tecnológica, que generen una participación activa de los estudiantes. Todo ello pasa por la redefinición de la carga lectiva y por elaborar a medio plazo una oferta de formación permanente dirigida al conjunto de la sociedad. Se trata de apostar por la perfecta homologación europea de nuestro modelo docente. Por ello, iniciaremos experiencias piloto en determinados centros, que deseen colaborar en procesos de renovación docente y evaluación de experiencias.

P. ¿Ha pensado en reforzar el seguimiento personalizado de los estudiantes, especialmente en los primeros cursos, tal y como se hace en otras universidades europeas? ¿Cómo?

F. T. Ése es un aspecto de gran importancia para mejorar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, potenciaremos el sistema de tutorías de manera que supongan un seguimiento real del trabajo de estos estudiantes y los oriente en la elección de materias que completen su formación previa.

J. L. B. Difícilmente conseguiríamos la participación activa de los estudiantes sin una atención individualizada, que comportará un concepto diferente de tutoría. Las horas que los profesores dedicarán a estas atenciones individuales han de estar incentivadas y entendidas como auténtica docencia.

P. ¿Hasta qué punto los planes de estudio actuales reflejan la demanda social o más bien son reflejo de intereses particulares del profesorado?

F. T. Los planes de estudios están determinados por diferentes factores. Las materias troncales están establecidas en las directrices generales propias elaboradas por el Consejo de Universidades; las materias propias y optativas dependen de la capacidad docente de centros y departamentos. La demanda social es un elemento fundamental para la concreción de dichos planes y debería ser tenida en cuenta en mayor medida.

J. L. B. Los planes de estudio son el resultado del equilibrio entre directivas gubernamentales de obligado cumplimiento y una serie de contenidos que reflejan la presencia en cada universidad de grupos consolidados y de su influencia intelectual y académica. Así las cosas, la transversalidad, la libre opción y la optatividad son esenciales para que el alumno diseñe con mayor libertad su propio currículo y los departamentos universitarios aporten una docencia más variada y plural.

P. ¿Es necesario algún cambio en la enseñanza de postgrado? ¿En qué sentido?

F. T. Hay que hacer más atractiva la oferta de cursos de doctorado potenciando los programas interdisciplinares e interuniversitarios. En cuanto a la formación de postgrado, apoyaremos las iniciativas de calidad que cubran áreas de interés social y empresarial, sin dejar de lado otros cursos que tienen un interés indudable en la formación integral de los postgraduados. De cara al profesorado, convendrá plantear una integración gradual de esta docencia en la oferta académica de los departamentos.

J. L. B. La oferta actual pueden incrementarse, pero hay que coordinar sus contenidos para evitar repeticiones, cubrir carencias para satisfacer demandas y garantizar la calidad de toda la oferta a partir de un concepto riguroso de la evaluación.

P. En el marco del sistema de I+D+i que pretende impulsar el Gobierno Valenciano, ¿qué papel cree que debe tener la Universidad de Valencia?

F. T. La Universidad de Valencia debe jugar un papel fundamental en investigación básica. Asimismo debe contribuir al desarrollo a través de la realización de investigación aplicada y la transferencia de conocimientos mediante la relación con institutos tecnológicos, la pequeña y mediana empresa e iniciativas como el Parque Científico.

J. L. B. Un papel fundamental, como corresponde a su capacidad de generar y difundir conocimiento en numerosos ámbitos de la ciencia y la tecnología. Nuestra Universidad tiene un prestigio reconocido en el campo de la investigación, que debería traducirse en una colaboración estrecha y una presencia importante en los órganos de decisión y asesoramiento que impulsa el Gobierno Valenciano.

P. Dado el nuevo marco establecido por la LOU, ¿podría citar alguna propuesta concreta que tenga prevista para acometer un diseño de carrera docente?

F. T. Hay que mantener la carrera docente, haciendo uso de la vía contractual, que establece categorías equivalentes a las de los cuerpos docentes, y de la funcionarial sólo a petición expresa del profesor. En ésta, hay que perfilar los concursos de acceso de acuerdo con las necesidades específicas de la Universiad de Valencia. Estableceremos iniciativas con el fin de hacer frente a la exigencia de dos años de desvinculación para acceder a Profesor Ayudante Doctor.

J. L. B. Elaboraremos inmediatamente un borrador que garantice la carrera docente de los ayudantes y resuelva la situación de precariedad de los becarios de investigación, que han sido suprimidos por la Ley. Conviene estudiar la doble opción funcionarial y de contratación laboral. Desde la figura de ayudante o de colaborador abriremos esa doble vía y evitaremos en todo caso que una parte importante de la plantilla sea de colaboradores, para no crear precariedad.

P. ¿Considera correcta la afirmación de que el grado de obligaciones docentes es esta universidad difiere considerablemente entre unas facultades y otras? ¿Se ha planteado usted este problema?

F. T. Más que entre facultades, dichas diferencias se dan entre áreas de conocimiento. Si bien hay que respetar las diferencias relacionadas con los tipos de enseñanza existentes, se ha de evitar, a largo plazo, por medio de la gestión de la plantilla y, a corto, a través de acciones prioritarias sobre las áreas con mayor carga docente y la activación de programas complementarios en aquellos casos en los que exista disponibilidad docente.

J. L. B. Creo que no es acertado plantear esa cuestión en términos de uniformidad o agravio comparativo. Es diferente el tipo de docencia y de dedicación que requiere cada centro o área docente. Hay que medir la docencia con parámetros específicos en cada caso. También es diferente la capacidad docente de los departamentos. Además, los que tienen mayor capacidad que la obligatoria pueden aplicarse a nuevas formas de docencia.

P. ¿Piensa potenciar la figura del investigador desligado de tareas docentes y la del docente desligado de la investigación?

F. T. La actividad universitaria es docencia e investigación y, como regla general, no deberían desvincularse. Sin embargo, hay que dar facilidades a los profesores para poder dedicarse durante determinados períodos de tiempo a la investigación, mediante los años sabáticos y las medidas de apoyo para estancias de personal investigador en otros centros.

J. L. B. Las figuras de docentes no investigadores que contempla la LOU (colaboradores) se alejan del modelo de profesor universitario que queremos, porque docencia e investigación son ambas funciones esenciales. No conviene hacer uso de esa figura salvo en situaciones en que sea imprescindible. La carrera de investigador nos parece muy interesante y es signo, además, de universidad avanzada, pero el gobierno tiene en este terreno un asignatura pendiente.

P. ¿Con casi 60 titulaciones en la actualidad, le sobra o le falta alguna a la Universidad de Valencia?

F. T. No consideramos que sobren titulaciones; como servicio público no debemos contemplar únicamente la demanda del mercado. El mapa de titulaciones oficiales que ofrece la Universitat puede completarse con titulaciones como, por ejemplo, Ciencias Políticas, Veterinaria, Traducción e Interpretación y Humanidades. Proponemos elaborar un mapa de titulaciones propias, que aprovechen y potencien la trasversalidad.

J. L. B. Tenemos capacidad y recursos para implantar con facilidad otras titulaciones. Pienso en Musicología, Veterinaria, Economía y Derecho, Traducción e interpretación, entre otras. Se trata de mantener un equilibrio entre la demanda social y el reparto coherente de titulaciones en el conjunto de las universidades valencianas.

P. El aprendizaje permanente es un reto para el sistema universitario en los próximos años. ¿Qué medidas concretas deberían acometerse desde la universidad de Valencia en este campo?

F. T. Entre otras medidas, nos proponemos recabar de los agentes sociales y de los colegios profesionales las demandas que es preciso satisfacer en la actualidad, y a partir de dichas demandas, elaborar una oferta específica que les dé respuesta de manera flexible. Para ello, aprovecharemos las posibilidades de la enseñanza a través de la web, a fin de extender el alcance de dicha oferta a la sociedad.

J. L. B. Proponemos La Nau Oberta, un programa ambicioso que debería poner en marcha una auténtica formación permanente. Nuestra opción por el desarrollo de un Plan de Tecnologías de la Información y la Comunicación, contemplará necesariamente la concreción de ese proyecto.

P. ¿Qué entiende usted por profesionalización de la gestión universitaria?

F. T. Entiendo que la toma de decisiones, asunción de responsabilidades y desempeño de tareas debe realizarse en las mejores condiciones para garantizar la calidad de los servicios. Canales ágiles de información y comunicación, transparencia, participación y coordinación, así como formación adecuada al puesto de trabajo son nuestras propuestas para garantizar esa profesionalización.

J. L. B. La aplicación práctica de conocimientos y la asunción de responsabilidades. Es necesario establecer una separación entre las instancias de decisión política, de docencia, investigación y las de gestión. Conviene incorporar además: la descentralización, la formación del personal de administración y servicios y la asunción de las responsabilidades pertinentes en cada nivel de la administración.

Barona y Tomás garantizan que habrá un estudiante en su equipo de gobierno

P. ¿Es compatible la figura del delegado de estudiantes de la LOU con el espíritu del vicerrector-estudiante que hasta ahora ha mantenido la Universidad de Valencia? F. T. La LOU no prevé esta figura, pero consideramos fundamental mantener todas las competencias del actual vicerrectorado de Estudiantes, por lo que éstas se atribuirán a la Delegación de Estudiantes. Es esencial la presencia de representación de los estudiantes en el equipo de gobierno. J. L. B. Las denominaciones no afectan al contenido, en este caso. Lo que importa son las funciones y nosotros tenemos la intención de incorporar al equipo de gobierno al delegado de estudiantes con las mismas atribuciones que hasta ahora ha tenido el Vicerrector. P. Una vez suprimida la selectividad para el acceso a la universidad, ¿qué mecanismo de selección propugna usted a este fin? F. T. Creo que la Universidad de Valencia debe atender las demandas de ingreso de todos los estudiantes. Con todo, el proceso es complejo y habrá que estudiarlo con detenimiento cuando se elabore la normativa marco de aceso por parte de los gobiernos. J. L. B. Esperaremos al desarrollo normativo que proponga el gobierno central. Sería absurdo y demagógico hablar de cursos de preparación o exámenes de acceso por áreas o titulaciones, sin conocer la normativa general que regulará dicho acceso. Nunca he sido partidario de las anteriores pruebas de selectividad, porque no ayudaban a discriminar e implicaban una sangría de recursos. P. ¿Qué piensa hacer con las encuestas anuales que se pasan al alumnado para valorar la calidad de la docencia? F. T. Las encuestas deberían cumplir un papel más importante como elemento corrector de las deficiencias y disfunciones en la docencia. Hay que reformularlas, por ejemplo introduciendo cuestiones relativas a la metodología, y deben valorarse no sólo en relación a la actuación del profesorado, sino sobre todo como mecanismo para incentivar la calidad docente. J. L. B. Hay que evaluar la docencia como punto de partida para la mejora de la calidad y por eso se debe revisar el procedimiento. Es necesario evaluar, no sólo al profesor, sino también la docencia y la calidad de los planes de estudio. Evaluar sin un programa consecutivo de mejora de la docencia es un gasto inútil.

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