Los padres de un niño con trastornos de conducta lo 'abandonan' para forzar a que sea internado
'Es la decisión más dolorosa que he tomado en mi vida', dice la madre del menor, de 14 años
Los padres de un joven de 14 años renunciaron ayer a la tutela de su hijo, que padece un trastorno grave de conducta, después de que sufriera una crisis nerviosa el pasado domingo. El menor fue ingresado en un centro médico que le dio de alta horas después, pero los padres, que se declaran incapaces de controlar a su hijo, no acudieron a recogerlo para forzar así a la Comunidad de Madrid a internar al chaval en un centro cerrado. 'Es lo más doloroso que he hecho en mi vida', afirma la madre, que exige centros específicos para este tipo de enfermos.
El joven fue ingresado el pasado domingo en el pabellón psiquiátrico del hospital Gregorio Marañón tras sufrir una crisis nerviosa derivada de su enfermedad, un trastorno de la personalidad que le provoca 'continuos ataques de ira, le lleva a saltar por la ventana y a insultar y amenazar a todo el mundo', en palabras de su madre, Paloma (nombre supuesto). Ese día, el adolescente rompió la televisión y se puso muy agresivo, por lo que fue atendido por el Samur en su domicilio.
El hospital le dio de alta pocas horas después, pero los padres decidieron no ir a recogerlo porque, según la madre, su hijo 'está enfermo y necesita cuidados permanentes que la Comunidad no le brinda'. El pasado lunes, una doctora informó a Paloma de que el chico 'no puede ser atendido en el Gregorio Marañón, tiene muy mal pronóstico', y pidió a sus progenitores que fueran a recogerlo. 'Unos padres con los que coincidimos en el hospital nos dijeron que habían dejado a su hijo a cargo de la Comunidad porque es la única forma de que reciba la atención que se niega a este tipo de enfermos. Me dijeron: 'Es lo más doloroso que vas a hacer en tu vida, pero debes hacerlo', recuerda Paloma.
Paloma y su esposo, que son padres de otra niña de tres años, decidieron seguir el consejo y tomaron la dolorosa decisión de abandonar a su hijo como táctica para forzar a las autoridades a ayudarle. 'Llevamos cuatro años llevándole a psicólogos e incluso al mejor psiquiatra, que es el doctor De Dios, jefe de Psiquiatría del hospital Clínico. ¿Qué no haría yo por mi hijo? Cualquier cosa', dice Paloma entre sollozos.
Ella telefoneó el pasado martes al defensor del Menor, Pedro Núñez Morgades, y le solicitó ayuda para su hijo, cansada de llevar años viendo cómo éste 'se acerca cada vez más a un final trágico'. Núñez Morgades se tomó gran interés y le aseguró que iba a intentar que el joven se quedara en el Gregorio Marañón.
Sobre las cinco de la tarde del miercoles, una llamada del hospital informaba a Paloma de que el niño había sido trasladado a un centro de menores de Tielmes. En la mañana de ayer, jueves, ella y su esposo acudieron al Instituto Madrileño del Menor y la Familia para firmar la cesión de la tutela de su hijo a la Comunidad, que la asumió por 'desamparo'.
Los médicos diagnosticaron la enfermedad al chaval hace un año, y desde entonces el menor está bajo tratamiento psiquiátrico. Un tratamiento que, según Paloma, 'era sólo un parche, porque el niño necesita estar internado'. Pero la Comunidad carece de centros específicos donde acoger a estos enfermos, como confirma el portavoz de la Consejería de Asuntos Sociales. 'Está prevista la creación de un centro para menores que padecen trastornos mentales, pero no sabemos si esta patología se incluirá entre las tratadas', especificaba.
Según Carmen Ríos, portavoz de la asociación AMAI-TLP, que agrupa a los padres y familiares de estos afectados, en las sucesivas reuniones que han mantenido con el nuevo director de Salud Mental de la Comunidad, Francisco Ferre, éste les ha dicho que, por el momento, no está previsto hacer centros de atención específica para enfermos de TLP (trastorno límite de personalidad) . Según Ríos, sólo hay dos unidades de estudio del trastorno de la personalidad en España: en Zaragoza y en Málaga. 'También existen centros privados en los que se trata el TLP, pero yo no puedo permitirme pagar 450.000 pesetas al mes', añade Paloma.
Veinte minutos al mes
Los servicios de psiquiatría de la Seguridad Social se ocupan de estos enfermos, pero, según Ríos, 'les dan una cita de veinte minutos cada mes y, entre cita y cita, los chicos han tenido tiempo de intentar suicidarse varias veces'.
El psiquiatra que ha tratado al joven desde hace un año en el hospital Clínico también se ha mostrado de acuerdo con la decisión de internar al joven en un centro de menores, según afirman los padres. 'Yo no puedo llevarme a casa a mi hijo, porque no quiero que acabe mal, bebiendo o drogándose, y no puedo controlarlo, porque está enfermo', enfatiza Paloma, que acusa al Gobierno regional de no tener en cuenta a estos enfermos -según los cálculos de AMAI-TLP, un 4% de la población-.
La madre del joven hace hincapié en que 'no se trata de un abandono'. 'Yo quiero a mi hijo a mi lado, esto es una manera desesperada de luchar por él', subraya.
A pesar de haber tomado esta decisión, los padres del joven confiesan que no es ésa la mejor solución. El centro en el que ha sido acogido no tiene especialistas que puedan tratarle, y el joven deberá seguir acudiendo a su antiguo psiquiatra para recibir tratamiento médico.
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