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Reportaje:

Los líos de la familia Schröder

Una hermanastra demanda al canciller ante la Corte Constitucional

No son tiempos fáciles para el canciller alemán, Gerhard Schröder. A ocho meses de las elecciones, la oposición conservadora lidera en las encuestas, la economía sigue por los suelos y Bruselas no da tregua. Como si todo esto no bastase, ahora también parte de su familia se conjura en su contra: Ilse Brücke, su hermanastra, de 48 años, tiene previsto demandar hoy al Gobierno rojiverde ante la Corte Constitucional por haber eliminado la deducción fiscal de los gastos del hogar para los padres solteros.

Ilse Brücke estima que la medida, contenida en la reforma fiscal impulsada por su hermanastro, le cuesta al año 1.227 euros, lo que es mucho para esta maestra para discapacitados y madre soltera con dos hijos. 'No quiero perjudicar a Gerd, pero también es verdad que ha cometido un error. Si otro partido hubiera hecho esto, también me subiría a las barricadas', sostiene Brücke en declaraciones publicadas por el semanario Der Spiegel. Es decir: al igual que otros 149 padres solteros, Ilse Brücke está decidida a acudir al máximo tribunal alemán.

El mandatario alemán se enfrenta a las críticas de algunos de sus hermanastros y sus primos

La madre soltera llamó a su hermanastro, de 58 años, para comunicarle su decisión. La reacción fue virulenta. 'Tú no te metas; el político soy yo', espetó el canciller, según recuerda Ilse Brücke. Tras una serie de reproches, Schröder acabó por colgar el teléfono con otra frase contundente: '¡Y a mí qué me importa lo que tú hagas!'. Desde entonces, hace dos semanas, no se han vuelto a hablar, pero el canciller ha tenido la oportunidad de leer los puntos de vista de su hermanastra en la prensa popular, ya de por sí hostil a socialdemócratas y verdes.

Las maneras directas, el carácter batallador y la tozudez parecen ser rasgos comunes en esta familia, de origen muy humilde. El padre de Schröder y su hermana Gunhild fallecieron en la Segunda Guerra Mundial, y su tumba no fue descubierta hasta el año pasado en un pueblo de Rumania. La madre, Erika, volvió a casarse en 1947, y en este matrimonio nacieron tres hermanastros del canciller: Lothar, Heiderose e Ilse. La familia refleja fielmente 'la realidad del proletariado intraalemán', como ironiza Der Spiegel.

Tampoco el canciller cuenta con la simpatía de Lothar, que hasta el año pasado, cuando su empresa lo despidió en el marco de una reestructuración, trabajaba como inspector de alcantarillas. En paro desde entonces, Lothar es columnista habitual de un rotativo popular de Colonia, el Express, donde no ahorra críticas hacia su hermanstro, y tiene su propia página web. En ésta, una de las joyas del Internet alemán, saluda de la siguiente manera a los visitantes: 'Desde septiembre de 1998 soy el hermano del canciller. Antes era el hermano de Gerd. ¿Qué ha cambiado? ¡Nada!'.

La bienvenida digital de Lothar, quien a finales del año anunció que a partir de marzo trabajará como guía turístico en un submarino encallado en Calviá (Mallorca), prosigue así: 'Muchos me dicen que en otras partes del mundo el hermano del jefe de Gobierno sería ministro para Asuntos Especiales, presidente del banco central o el director de la liga contra el reúma. No así en Alemania'. También dos de las tres primas que Schröder tiene en el Este se encuentran en paro. Poco después de encontrarse por primera vez con el canciller, Inge Siegel, de 58 años, perdió su empleo en la burocracia local: 'Me saboteaban'. Sostiene Siegel que cada vez le asignaban más tareas: 'Yo no paraba de trabajar, pero ya no daba abasto. Se querían deshacer de los mayores'. Ahora se gana la vida con empleos de baja renumeración y espera con tranquilidad la jubilación a los 60 años.

Claro, que ni Ilse ni Lothar ni Inge han dado a entender hasta ahora que prefieran como canciller a Edmund Stoiber, el primer ministro bávaro, que se medirá con Schröder en las elecciones del 22 de septiembre. 'Ése hará menos', se solidariza con el canciller su prima Inge Siegel.

El canciller Gerhard Schröder, durante una reunión en octubre de la dirección del SPD.
El canciller Gerhard Schröder, durante una reunión en octubre de la dirección del SPD.REUTERS

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