Apasionado por el negocio exterior
Antonio Camacho, propietario de Gescartera, era muy aficionado a operar con el dinero de sus clientes en los mercados extranjeros, tanto europeos como norteamericanos. Algo que la agencia de valores podía hacer porque lo autorizaban los contratos firmados por su clientela. Y a sus colaboradores les decía con orgullo que movía más de 2.000 millones de euros al año (332.772 millones de pesetas) en compras y ventas especulativas tanto dentro como fuera de España.
Sólo en el primer trimestre del año 2000, Gescartera hizo operaciones por más de 500 millones de euros (unos 83.000 millones de pesetas) en la Bolsa francesa a través de Caja Madrid Bolsa. Las compras y ventas se liquidaban mensualmente y se contabilizaban a nombre de los clientes.
En Estados Unidos se compraron también importantes paquetes de acciones de las compañías Teva Farmaceuticals y Op Grade, entre otras, que están siendo investigadas por la policía judicial española, al igual que los depósitos millonarios adquiridos en Irlanda para la Fundación Once, uno de los clientes más perjudicados que ahora reclama ante la CNMV más de tres millones de euros (unos 500 millones de pesetas).
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