Enfermos de esquizofrenia
Los políticos son muy débiles con los grupos de presión relacionados con los cambios de sexo y homosexualismo y ceden a sus reivindicaciones, pero son muy fuertes frente a los pobres enfermos mentales. Situación dramática de los enfermos de esquizofrenia es un escrito de Isabel Caparrós Martínez, que subscribo íntegramente. Mientras los políticos hacen demagogia con operaciones de cambios de sexo carísimas, donde se amputan miembros; otros enfermos, que no tienen capacidad de protestar como los mencionados, mueren.
Esto lo cuenta Isabel Caparrós: 'Es dramática, verdaderamente, la situación de los enfermos de esquizofrenia que permitió que un enfermo apareciera recientemente sin vida cual perro callejero, ignorado por la sociedad y despreciado por las instituciones gubernamentales autonómicas, responsables de proteger y respetar el derecho fundamental a una vida digna que todos tenemos. Vida y muerte indigna para un enfermo que, tras reclamar asistencia en Agudos del Clínico, el médico considera que no está en situación de acaparar ese servicio y lo remite a su psiquiatra y, como el enfermo no estaba para urgencias, pasó lo que pasó'. Al paso de las noticias en la prensa sale un profesional diciendo que el proceder de estos enfermos es imprevisible, seguramente para poner su 'granito de arena' en borrar lo impopular de ésta enfermedad en la sociedad, aunque me inclino a pensar que es posible que no tenga plaza de propiedad o bien tenga pretensiones de escalar en el sistema o se esté aprovechando de cómo funciona éste y tenga su consulta abierta, así es fácil el echarle la culpa a las características de la enfermedad y no a la falta de dispositivos y de personal (alrededor de unas 90 plazas de personal de base: enfermeros, trabajadores sociales, etc). ¿No es previsible que sea imprevisible la conducta del enfermo si no está bien atendido? ¿No pasaría lo mismo con quienes necesitan diálisis u otro tratamiento de enfermedad crónica grave si éste no se aplica adecuadamente?
Las familias soportaríamos tan dolorosa enfermedad hasta con sonrisa, sin aspavientos, si viésemos que la parte correspondiente al SAS se cumple con este colectivo y, día a día, va perfeccionando y acondicionando su atención, pero la realidad es que la Reforma Psiquiátrica Andaluza está inacabada y a pesar de ser diseñada en 1984 para ser finalizada en 1990 nadie tiene prisa y ¿qué podemos esperar? ¿Qué esperanzas podemos transmitir a los enfermos? ¿Morirnos con la imagen de ese enfermo muerto de inanición y de frío o la de los que el sistema les ha llevado a delinquir y están en psiquiátricos dentro de la cárcel?
Dentro del SAS la Salud Mental no es la cenicienta, es la mendiga detestable, y éste caso que de nuevo me ha hecho coger papel y lápiz lo demuestra. No contamos con ningún psiquiatra en el sistema, con lo que hay que denunciar en el juzgado de guardia las carencias con las que tienen que afrontar diariamente su trabajo y los riesgos que ello comporta.
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