'Deberían enviarle a Guantánamo'
Seis años después del fin de la guerra de Bosnia, los serbios mostraron ayer escaso interés por la suerte que pueda correr en el TPIY el ex presidente yugoslavo, Slodoban Milosevic. 'Me da igual lo que le pase. A él no le preocupó lo que a nosotros nos pasaba durante todos los años que él estuvo en el poder', exclamaba uno de los muchos serbios que se mostraron ayer indiferentes ante la apertura del juicio contra Milosevic en La Haya, retransmitida por cinco cadenas de televisión serbias.
En la localidad bosnia de Banja Luka, los clientes de un café apenas levantaban la vista para atender a la retransmisión del juicio. 'A mí ese proceso me trae sin cuidado, lo que me preocupa son los problemas de la vida cotidiana, los precios altísimos y los sueldos bajos', comentaba ayer un taxista.
La mayoría de los serbios comparten, además, la visión del ex presidente de que el TPIY no es imparcial. 'Es una farsa, un circo. Occidente le utiliza. Le apoyaron cuando estaba en el poder y ahora le sacrifican', afirmaba ayer Vinka, una camarera de 37 años. 'Yo condeno el proceso porque se está juzgando a todo un pueblo, el serbio, al que acusan de genocidio', afirmó Bojan, de 34 años, haciendo alusión a la masacre de Srebrenica (1995). Consideran al TPIY como un montaje antiserbio, aunque aceptan que hay que cooperar con él si Yugoslavia quiere entrar en la UE y acceder a créditos.
Los musulmanes, principales víctimas de la guerra bosnia, vivieron, sin embargo, una jornada de júbilo y satisfacción a la que los principales diarios de Pristina calificaron de 'histórica'. 'Jamás soñé que un día como el de hoy pudiera llegar', aseguró Nebi Sopjani, un albanés de Pristina. Como la mayoría de los albaneses de Kosovo, Sopjani no faltó a la cita de la retransmisión del juicio. 'Al final, el mayor criminal, el mayor carnicero de los Balcanes se está enfrentando a la justicia', exclamaba Tefik Halili, cuyo sobrino fue disparado por las fuerzas serbias hace tres años.
Las esposas y madres de las víctimas de la masacre de Srebrenica, reunidas en el local de su asociación, recibieron con cólera y satisfacción la apertura de la sesión judicial. '¡Cerdo, asqueroso!', fueron los gritos de las mujeres, sentadas frente al televisor. 'No se merece estar sentado ni beber café, deberían encerrarle en una jaula en Guantánamo', exclama una de ellas. Para muchas de las víctimas, sin embargo, su alegría se vio ensombrecida por la ausencia en el banquillo de los acusados del dirigente serbobosnio Radovan Karadzic y el general Ratko Mladic. 'Estoy encantado de que esté en el banquillo, pero me sentiría mucho mejor si sus amigos estuvieran con él', afirmaba un albanés de Pristina.
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