Fútbol, coches y bicicletas

Cada día me desplazo en bicicleta por Barcelona, desde el barrio del Raval a la Facultad de Biología, en la avenida Diagonal. Una conocida se desplaza cada día andando desde L'Hospitalet de Llobregat hasta la Facultad de Farmacia, también en la Diagonal. Ella tiene un coche que utiliza sólo algunos fines de semana y entre semana lo aparca en la calle.

El miércoles pasado jugó el Barça en el Camp Nou. Al salir de la facultad me fue imposible circular por el carril-bici de la Diagonal entre Palau Reial y la calle de Numància. Los coches de los espectadores del partido estaban amontonados de cualquier modo sobre las aceras, impidiendo el paso de ciclistas y peatones, al lado de miembros de la Guardia Urbana que intentaban, infructuosamente, regular el tráfico.

Paradójicamente, mi compañera tenía su coche aparcado cerca del Camp Nou, en una zona donde está permitido aparcar excepto cuando hay partido. Nuestra desinformación sobre el espectáculo futbolístico hizo que la grúa se llevara el coche para que los autocares culés pudiesen aparcar allí.

¿Cómo podemos esperar que el civismo y el respeto existan en una ciudad cuyo Ayuntamiento castiga a los ciudadanos cívicos que aparcan sin molestar mientras permite que los apasionados del fútbol impidan la movilidad de los que nos desplazamos en medios de transporte limpios, como la bicicleta o andando?