Investigadora a la búsqueda de académico
Consultando la página web de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, me he llevado dos sorpresas.
La primera es el reaccionario y cáustico texto que presenta a dicha Academia.
Aquí cito textualmente lo que se puede leer en su sección Historia de la Academia (en http://rabasf.insde.esl): 'Durante la infausta guerra, tras la invasión iniciada en 1808, se oscureció tan brillante período, pues las Bellas Artes mal podían florecer durante la lucha, miseria y desolación que afligieron a nuestra Patria'.
Más abajo se cita: 'La guerra civil, iniciada en 1936, tuvo inmediatas consecuencias para las Reales Academias. El Gobierno de la República dictó su disolución, ordenando que sus edificios y patrimonio quedaran a disposición del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. En sentido opuesto, por decisión del Gobierno del Generalísimo Franco, se reanudaron las tareas de las Academias en la ciudad de San Sebastián, estableciendo su sede en el Palacio de San Telmo de aquella ciudad. El día 13 de junio de 1939 la Academia reanudó su vida normal en su domicilio de Madrid'.
¿Es posible hacer una presentación de la historia de la Academia sin caer en lenguajes del tipo 'la Historia Española vista por la Sección Femenina'?
La otra sorpresa va en relación al acceso a sus archivos y biblioteca (así leemos de nuevo en su ilustrativa página web): 'Restringido a investigadores con carné del Archivo-Biblioteca.
Para su obtención es precisa una carta de presentación de un académico de las Reales Academias pertenecientes al Instituto de España'.
Es decir, que, si yo soy investigadora y escribo una tesis doctoral pero no tengo un vecino académico que diga cómo me llamo, por mucha necesidad que tenga en consultar determinados documentos, me quedo sin hacerlo por no tener quién me presente. Pues estupendo, larga vida a una institución abierta, moderna y dinámica que todos financiamos. Larga vida a la investigación e investigadores con padrino. ¡Ay, qué patria la nuestra!-
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