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COYUNTURA NACIONAL
Columna
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Un poco más europeos

Estos días la información económica más relevante proviene del mercado laboral. La semana pasada conocimos el dato de parados registrados a finales de enero en las oficinas públicas de empleo (Inem y oficinas autonómicas) y mañana, lunes, el INE publicará los resultados de la EPA del cuarto trimestre del pasado año. Ambas estadísticas no son comparables ni en la calidad ni en la cantidad de información que proporcionan sobre el mercado laboral. Es más, la publicación del paro registrado, tal como se hace, constituye un elemento de confusión, ya que en esta estadística ni están todos los que son ni son todos los que están. En todo caso, el paro registrado y otras estadísticas administrativas, como la afiliación a la Seguridad Social, no dejan de ser indicadores útiles en tanto que la periodicidad de la EPA es trimestral y sus resultados se conocen lógicamente con retraso. En este sentido, los datos del paro registrado de los últimos meses muestran una tendencia al alza, que se ha intensificado en enero, lo que tendría que reflejarse en una evolución en el mismo sentido en el dato de la EPA.

La EPA infraestima la población de 25 a 44 años, lo que arroja una cifra de ocupados menor a la real

Ahora bien, el que la EPA sea la mejor estadística del mercado laboral no quiere decir que no presente problemas y carencias. Una de ellas es que infraestima la población en edades centrales (de 25 a 44 años), lo que se traduce en una cifra de activos y ocupados menor a la real. También se le achaca que sobreestima el paro, en este caso por usar definiciones de parado demasiado amplias. La mayor parte de estas carencias van a resolverse pronto, pues el INE va a introducir cambios sustanciales a partir de la encuesta del primer trimestre de este año.

En primer lugar, va a utilizar la información del Padrón para estimar correctamente la estructura y características de la población mayor de 16 años. Además, va a utilizar unos nuevos datos demográficos que, al recoger mejor el fenómeno de la inmigración, elevan la población mayor de 16 años en más de un 2%. Los cálculos hechos para el tercer trimestre del pasado año con estos cambios suponen un aumento de 1,2 millones de ocupados, un 8%. Por último, en aplicación del Reglamento de la CE 1897/2000, de aplicación obligatoria en toda la UE, se eliminan del paro a todos aquellos que, como única forma de encontrar trabajo, declaran estar inscritos en las oficinas públicas de empleo, pero que no han pasado por ellas a interesarse por su demanda en el último mes. Puede ser discutible, pero parece razonable. En el periodo citado este cambio supone 472.400 parados menos, las dos terceras partes mujeres. La tasa de paro se recorta 2,5 puntos.

Como se ve en el gráfico izquierdo, la distancia que nos separaba en tasa de paro con la media de la Unión Europea se reduce a la mitad. Más importante que eso es lo que refleja el gráfico derecho: desde 1999, el crecimiento del empleo con los nuevos datos es muy superior al crecimiento del PIB, lo que constituye una incoherencia que sólo se puede salvar revisando al alza el PIB, como ha anunciado que hará el INE en 2003. Es decir, parece que en este país trabaja más gente de la que se pensaba y, por tanto, se produce más. Ya casi somos europeos.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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