_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El eje Aznar-Berlusconi-Blair

Soledad Gallego-Díaz

La sorprendente acusación que lanzó esta semana el presidente del Gobierno español, José María Aznar, a sus homólogos francés, alemán, holandés y portugués, entre otros, de estar frenando el proceso de reformas en Europa debido a que son 'Gobiernos y mayorías socialistas' debe enmarcarse, como él mismo esbozó, en su intento de que la Unión Europea impulse una desregularización lo más completa posible de los mercados de trabajo, a la manera de Estados Unidos, y a las dificultades que esos países, especialmente Francia y Alemania, están oponiendo.

La crítica sonó algo extraña por el momento elegido: Aznar ocupa en estos momentos la presidencia de la UE, y no suele ser frecuente que el presidente europeo de turno lance ataques contra sus homólogos pocas semanas antes de recibirlos en su casa. Tampoco suele ser habitual que se utilice la caja de resonancia de la presidencia europea para apoyar a los oponentes políticos (liberales) de algunos Gobiernos (socialdemócratas), más aún cuando algunos de ellos se encuentran ya en pleno proceso electoral.

Sorprendente acusación de Aznar contra varios primeros ministros socialistas de frenar la reforma de Europa a pocas semanas de que viajen a España

La intervención de Aznar el pasado miércoles ha servido, sin embargo, para dibujar con claridad uno de los principales objetivos de la cumbre prevista para marzo en Barcelona. Todo indica que se está formando un eje Aznar-Silvio Berlusconi- Tony Blair para impulsar rápidamente la máxima desregularización de los mercados de trabajo y que ya existen los contactos políticos y técnicos necesarios a tres bandas.

'Vamos a discutir descarnadamente entre los países de la UE para eliminar las rigideces laborales', aseguró Aznar. Se trata de 'flexibilizar' o facilitar extraordinariamente las condiciones de contrato y despido, como el mejor sistema, afirman los liberales, de ir avanzando hacia el pleno empleo. El tema del 'pleno empleo' fue también uno de los puntos fuertes del segundo discurso de Aznar ante el reciente congreso del PP, aunque en esa ocasión omitió explicar los mecanismos concretos para lograr el objetivo.

Reunión en Londres

En la UE, los bloques están ya marcados. Por un lado, Francia y Alemania, muy preocupados por el aumento del paro, pero en temporada electoral y menos partidarios de ir tan lejos como pretende el otro grupo y dejar el mercado del trabajo casi completamente fuera de la regulación de los poderes públicos. Y por otro, Aznar, Berlusconi y Blair, dispuestos a que Barcelona marque un serio paso en esa dirección.

Formalmente, José María Aznar, quizá por su condición de presidente de turno, no aparece directamente como impulsor de ese eje, pero su existencia es cada día más patente. Berlusconi, que tiene planteada una batalla con los sindicatos de su país para reformar el estatuto de los trabajadores y facilitar los despidos, ha acudido a Blair en busca de ayuda. Según la prensa italiana, equipos de sherpas de los dos países, reunidos esta semana en Downing Street, han elaborado un documento que firmarán los dos jefes de Gobierno en Roma el próximo día 15 y en el que, con vistas a la cumbre de Barcelona, proponen a sus homólogos europeos una mayor flexibilización de los mercados de trabajo. El papel recoge los acuerdos previos Blair-Aznar en el mismo sentido.

Según La Repubblica, el documento, que supone la ruptura del aislamiento europeo que ha sufrido Berlusconi desde que llegó al Gobierno, pide que se modifiquen todas las formas tradicionales de reglamentación, tanto legislativas como de convenios colectivos. Además asegura, a petición de Blair, que no se trata de 'una materia doctrinal, sino una exigencia de modernización'.

Los últimos datos del paro en España, según los cuales está volviendo a subir, afianzan a Aznar y a su equipo en su teoría de que es necesario abrir el mercado a fin de que las empresas contraten y despidan cuantas veces lo consideren necesario, sin trabas administrativas ni impedimentos económicos.

El equipo económico del Gobierno piensa que será más fácil conseguir que los sindicatos acepten el nuevo programa si previamente ha recibido la bendición de la UE y se esfuerza en conseguir ese 'visto bueno' a toda velocidad. En los sindicatos, sin embargo, se aprecia una preocupación creciente. La Unión General de Trabajadores ya marcó sus diferencias con el Gobierno de Aznar en los últimos acuerdos, que no suscribió, y CC OO hace frente a una crisis interna provocada precisamente por las diferentes estrategias que defienden José María Fidalgo y el número dos, Rodolfo Benito. Parte del sindicato cree que hasta ahora el Gobierno ha dialogado, pero no ha concertado realmente nada, y que los planes de Aznar no van a exigir diálogo de ese tipo, sino confrontación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_