Letra infantil contra las guerras del mundo
Medio millar de escolares de Fuenlabrada participan en el concurso Cartas por la Paz con misivas y dibujos
Las guerras televisadas meten el miedo en el cuerpo no sólo a los mayores, sino también, lamentablemente, a los más pequeños. Pero ellos no tienen claro quiénes son los buenos y quiénes los malos, y eso les diferencia de la mayoría de los adultos. Los alumnos de varios colegios de Fuenlabrada han escrito cartas a niños de Estados Unidos y de Afganistán con la misma intensidad y con un único deseo: la paz. Y no es que la obsesión bélica haya despertado en los chavales, de pronto, un afán epistolar. El responsable ha sido el certamen literario Cartas por la Paz, organizado por el Ayuntamiento del municipio.
El concurso, que va por la segunda edición, ha conseguido atraer a 480 estudiantes de entre seis y 16 años. Una fiesta multitudinaria en el barrio fuenlabreño de Loranca reunió ayer a los diez ganadores del certamen y al resto de participantes, que se presentaron acompañados de algunos familiares.
'Quizá la humanidad algún día se dé cuenta del dinero desperdiciado en armamento', escribe Iván, de 15 años
El jurado, compuesto por miembros de las asociaciones de padres y técnicos de la Concejalía de Educación del Consistorio, eligió las diez mejores cartas aplicando dos criterios fundamentales: el interés social y la creatividad. Los vencedores se llevaron un lote de libros, ropa deportiva y entradas para el Parque de Atracciones y el Zoo de Madrid.
Laura Borreguero, de nueve años, se esmeró en la decoración de su misiva y se agenció uno de los primeros premios. Hizo que el papel pareciera un pergamino y colocó la palabra 'paz' al inicio de su redacción. 'No sé lo malo que sería vivir sin paz, pero mientras haya niños que creamos en ella habrá esperanza en el mundo, porque los niños somos el futuro y, si luchamos por conseguir la paz, algún día la conseguiremos', escribió Laura de un tirón.
Otro de los ganadores, Iván Torres, de 15 años, dejó entrever su mayor edad con reflexiones sobre las causas de fondo de los conflictos bélicos: 'Yo también estaría mal si tratasen de imponerme el terror como rutina habitual... Quizá la humanidad algún día se dé cuenta del dinero desperdiciado en armamento que pagamos todos con impuestos, y cuyo destino podría emplearse en sacar al Tercer Mundo del pozo donde está'.
Como no había premios para todos, los promotores del concurso literario recordaron a los participantes que lo fundamental había sido que los niños se acordaran durante un rato de los chavales del mundo que están sufriendo por la falta de paz.
Lorena Rodríguez, de 10 años, se dejó convencer con facilidad. 'Querido amigo, quiero que sepas que yo estoy todos los días esperando a que termine la guerra de Estados Unidos', escribió esta chica a un niño estadounidense sin nombre ni rostro. 'Me han impresionado mucho las cosas que he visto en la tele y creo que allí los niños lo están pasando muy mal', comentó Lorena en su carta. 'Pero los mayores seguro que lo están pasando peor que los niños, porque ellos entienden mejor lo que ocurre', añadió.
Otro escolar que escribió a sus amigos imaginarios de Estados Unidos, Cristian Sánchez, de nueve años, era pura contradicción. En su misiva no tenía dudas sobre el destino que daría a Bin Laden: 'Espero que muera y ojalá no hubiese pasado esto, porque han muerto personas y animales', explicó. Y, sin embargo, sus palabras traslucían algo distinto, un canto al diálogo. 'Si yo fuese el amo del mundo, pediría a los jefes de todos los países que no hubiese guerras, que los niños no se peleasen y que les enseñasen a razonar y a dialogar antes de empezar una pelea', sugirió Cristian con seguridad. 'Si todos los niños hiciesen siempre el bien, de mayores no montarían guerras', sentenció después.
Leila Hassine, de 11 años, prefirió dedicar su carta a alguien en Afganistán. 'Ya sé que lo estaréis pasando muy mal en ese país, con la guerra, las muertes y la tragedia. Aquí también hay gente mala y se llama ETA, y esos ponen bombas en los coches y matan a la gente', escribió con una caligrafía exquisita. Y, de seguido, preguntó en voz alta: '¿Alguien responderá a mi carta?'. Ella misma encontró la respuesta al minuto: 'Creo que no quiero que me responda nadie, porque seguro que me van a contar cosas muy feas'.
Los responsables municipales se confiesan muy satisfechos con la participación de este año, que ha superado todas las previsiones. De hecho, si el año pasado al concurso se presentaron 400 cartas, este año las pacíficas misivas casi han llegado al medio millar.
Árboles de Navidad y soles para Bush
No todos los participantes en el concurso Cartas por la Paz garabatearon unas líneas dirigidas a los niños de países en guerra. Los concursantes menores de siete años se despistaron algo y optaron, en buena parte, por dibujos con motivos muy distintos de los reclamados. Unos demostraron que seguían recordando sus experiencias navideñas y pintaron árboles con luces y adornos; otros prefirieron diseñar casas y soles, con leyendas muy escuetas como 'Bombas, no' en una esquina del papel entregado. 'Los más pequeños han coincidido en ofrecer sus casas a los niños que sufren la guerra, mientras que los mayores han reflexionado sobre el sufrimiento ajeno', resume la presidenta de la junta del distrito de Loranca, Lucila Corral, del PSOE. 'Lo mejor es que, sea a través de dibujos o con las cartas, hemos conseguido que los chicos reaccionen y se muestren dispuestos a luchar por la justicia social y contra las guerras', añade Corral. Y para hacer más fuerza, los promotores del certamen harán llegar las mejores cartas a personas con representatividad institucional, política, económica o cultural. 'Una parte se la enviaremos a George Bush, presidente de Estados Unidos; otras, a José María Aznar, y el resto de las seleccionadas irá a la oficina de la OTAN y del Defensor del Menor', promete el coordinador de infancia de la junta de distrito, Juan Yagüe. A los niños la noticia del envío les ha emocionado, pero sólo relativamente. Porque, entre George Bush y una entrada al Parque de Atracciones -o entre José María Aznar y un día entero en el zoológico madrileño-, no tienen duda: mejor irse de fiesta.
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