La juez envía a prisión al portero del Maremàgnum y le acusa de homicidio
En libertad los tres vigilantes implicados
La titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Barcelona, María Asunción González, dictó ayer prisión sin fianza, acusado de homicidio, para el norteamericano James Anglada, principal implicado en la muerte de Wilson Pacheco, el ciudadano ecuatoriano de 26 años que murió ahogado en la madrugada del pasado 27 de enero tras recibir una paliza en la zona de ocio Maremàgnum, de Barcelona, y ser lanzado a las aguas del puerto.
El día de los hechos, mientras la policía detenía a tres porteros y vigilantes del Maremàgnum, Anglada, portero del local Caipirinha, escapó a Francia, desde donde voló a Nueva York. El pasado jueves, sin embargo, se entregó a la policía en el aeropuerto de Barcelona. La juez le imputa un delito de homicidio con dolo eventual, que comporta una pena de 10 a 15 años de cárcel.
Para los otros tres acusados que intervinieron en la paliza que recibió Pacheco, la juez ha decretado libertad provisional bajo fianza de 6.000 euros. Mariano R., portero del local Mojito, se encuentra en libertad desde la noche del jueves, mientras que Antonio Q. y David G. salieron ayer de la prisión Modelo de Barcelona tras hacer efectiva la fianza. La juez les imputa un delito de omisión del deber de impedir un crimen, castigado con penas de entre seis meses y dos años.
La familia de Pacheco anunció ayer que recurrirá contra el auto de la juez. El coordinador de la Asociación de Ecuatorianos de Cataluña, Javier Pedreño, sostiene que el auto es 'irregular' y 'deplorable', puesto que 'intenta desligar la paliza del hecho de tirarlo al agua'. Respecto a los tres porteros que están ahora en libertad, la familia del joven fallecido considera que 'son tan responsables quienes le apalearon como el hombre que lo tiró al mar', y por ello recurre contra el auto, 'para intentar que estos tres vigilantes vuelvan a ingresar en prisión'. Los familiares de Pacheco creen que del auto de la juez se desprende que los tres vigilantes 'no tenían por qué auxiliar a Wilson'.
Pedreño ha explicado que la familia del joven fallecido ha pedido a su abogado 'que intente conseguir el vídeo' que contiene las imágenes de los hechos, al que la familia no tiene acceso por estar bajo secreto de sumario.
Pacheco, que llevaba más de un año en España y vivía en Premià de Mar (Maresme), será enterrado hoy, tras permanecer 13 días en el Instituto Anatómico Forense. Sus padres y dos de sus hermanos residen en Cataluña. Su viuda, Ivonne Guzñay, llegó a Barcelona el pasado 1 de febrero procedente de Guayaquil (Ecuador), y sus hijos, dos niñas y un niño, de 2, 4 y 6 años, llegaron el pasado día 6.
'¡Dale un remojón!'
James Anglada reconoció haber empujado a Wilson Pacheco hacia la muerte en las oscuras aguas del puerto de Barcelona y dijo que está arrepentido de sus actos. El portero del Caipirinha, antes de entrar a declarar ante la juez, habló con los periodistas. 'Estoy arrepentido de todo', dijo. 'Todo fue involuntario', añadió. 'Le empujé', reconoció; 'pensé que saldría por sí solo, ya que él nadaba y seguía nadando. Nunca quise que nadie muriese'. Ya ante la juez, Anglada aseguró que Pacheco 'no estaba conmocionado por los golpes'; incluso le insultó antes de ser lanzado al agua diciéndole: 'Te vamos a matar, hijo de puta, sabemos por dónde te mueves'. En su declaración, a la que ha tenido acceso Europa Press, Anglada dijo que vio a Pacheco nadando 'estilo crol' y se fue del lugar, pero que los otros vigilantes y porteros que le habían golpeado no regresaron al Caipirinha hasta 20 minutos después. Anglada agregó que 'uno de los vigilantes dijo que había recibido un corte en la mano' porque 'le tiraron una botella a la cara y la paró con la mano'. Anglada aseguró ante la juez que, después de que entre los otros tres hubieran golpeado a la víctima, él se llevó a Pacheco 'hacia la barandilla' porque 'le estaban dando entre tres' y no le gusta 'que se hagan las cosas así'. Cuando llegó al lugar donde estaba Pacheco, se lo encontró 'boca arriba y con las manos puestas hacia arriba en ángulo recto'. Con una mano sostenía 'la parte superior de un casco de botella'. Anglada dice que se la quitó 'presionándole la muñeca' y cogiéndosela con la mano. Después agarró de un brazo a Pacheco y se fue 'andando con él'; a su lado iba el también portero del local Mariano R. y detrás de él estaban los dos vigilantes. Anglada agregó que uno de los vigilantes le dijo que 'diera un remojón' a Pacheco, por lo que lo tiró al agua, si bien desconocía 'si sabía nadar'. Luego se asomó y vio 'que nadaba'. Pacheco, asegura Anglada, 'no pidió socorro'. Sólo había 'ocho metros hasta la orilla'. Alguien dijo 'que si no sabía nadar se ahogaría', pero él pensó: 'Si no sabe nadar tendré que tirarme', pero como vi que nadaba me fui'.
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