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Bilbao transforma su imagen urbana con la apertura a los ciudadanos de su calle más ancha

La Avenida del Ferrocarril rompe el aislamiento de los barrios de Rekalde y Basurto

Bilbao dispone oficialmente desde ayer de la Avenida del Ferrocarril, su calle de mayor anchura -hasta 50 metros en algunos tramos- habilitada sobre las vías de Renfe en su línea de cercanías a la capital. Con un presupuesto global de 35,4 millones de euros (5.891 millones de pesetas), la nueva calle permite fundamentalmente acabar con el aislamiento que suponían las vías férreas para dos populosos barrios bilbaínos: Basurto y Rekalde. La avenida, que ofrece la amplia superficie de 24.600 metros cuadrados dedicada a aceras y zonas verdes, es considerada por las autoridades como una calle fundamental para la ordenación de Bilbao, inmersa en plena revitalización urbanística.

La nueva calle, que discurre entre San Mamés y Ametzola, debe su denominación a las vías del tren sobre las que se ubica. Ha aprovechado el cambio del trazado de la línea de Cercanías de Renfe, que desde 1999 dejó de entrar en Bilbao bordeando la Ría para discurrir de forma subterránea por un trayecto más céntrico.

Su habilitación es agradecida especialmente por los vecinos de Basurto y Rekalde, puesto que las vías del tren habían creado durante décadas una barrera física entre ambos barrios y el resto de la villa y, por tanto, importantes problemas de comunicación en zonas concretas. 'Ha transformado lo que era una trinchera ferroviaria en una unión entre el Ensanche, Basurto y Rekalde', destacó ayer el alcalde, Iñaki Azkuna.

La avenida totaliza 930 metros de longitud, pero destaca por su anchura, entre 35 y 50 metros, con aceras de hasta seis metros libres de elementos urbanos. Un total de 24.600 metros cuadrados, la mayor parte de la superficie del vial, se destina a zonas verdes y aceras. Se facilita el acceso a discapacitados con diversas medidas, como la reducción del pavimento de las aceras para que los invidentes no pierdan la orientación.

410 árboles

Otro de los elementos característicos es la plantación de 410 árboles de once especies, algunos de los cuales han sido trasplantados en pleno desarrollo con alturas de entre ocho y diez metros, procedentes de Flandes, la Toscana o La Rioja, zonas con viveros especializados en el cultivo de árboles de gran tamaño. 'Se ha perseguido dotar a la zona de normalidad, que no parezca que sea algo nuevo', afirma un portavoz de la sociedad de revitalización urbanística Bilbao Ría 2000, que ha sido la encargada de este proyecto.

El montaje de algunos ejemplares, entre los que abundan los tilos o los arces rojos, ha requerido complejas tareas con la ayuda de grúas de alto tonelaje, ya que cada tilo puede llegar a pesar 2.500 kilogramos.

La urbanización de la calle ha servido para construir una glorieta a la entrada del barrio de Rekalde, en el puente de Gordóniz, donde se ha edificado una especie de fuente. 'La glorieta de Gordóniz se plantea como un plano inclinado que permite establecer una cascada de agua que discurre por encima de una superficie de costeiros, piezas de granito de superficie rugosa. Este efecto queda complementado con la instalación de un centenar de pulverizadores que emiten agua, produciendo una sensación de neblina sobre la piedra', explican los responsables de la sociedad Bilbao Ría 2000.

Desde hace seis años

El proyecto global totaliza 35,4 millones de euros (5.890 millones de pesetas), incluyendo las tareas previas iniciadas en 1996 con el cubrimiento de las líneas de Renfe. La urbanización de la calle en sí se ejecutó entre marzo de 2000 y enero pasado, con una inversión cifrada en 14,2 millones de euros (2.365 millones de pesetas).

Esta cantidad superó ampliamente los nueve millones de euros (1.500 millones de pesetas) presupuestados inicialmente, ya que el proyecto incluyó la demolición y reposición del puente de Gordóniz, además de la construcción de la nueva glorieta. La inversión se ha financiado a través de Bilbao Ría 2000, la sociedad interinstitucional en la que participan el Gobierno central y las principales instituciones vascas, además de los ayuntamientos de Bilbao y Barakaldo. Los ingresos obtenidos por la venta de parcelas de Abandoibarra, la zona de regeneración urbanística y ampliación del centro de la capital, han posibilitado costear el proyecto.

Las autoridades han iniciado ya la cuarta fase del proyecto, que supone una pequeña ampliación de la avenida hasta la actual Feria de Muestras. En esta obra, se cubrirá la estación de San Mamés y se habilitará un aparcamiento para 300 vehículos. Su conclusión está prevista para noviembre de 2003.

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