En mi modesta opinión
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Me permito escribir unas líneas sobre el futuro congreso del Partido Socialista de Euskadi pensando, más que en nosotros mismos, en la sociedad que desde fuera nos observa, por momentos perpleja y, sin duda, con dificultad para entender muchas de las cosas que se dicen y se hacen. Quisiera aportar un criterio muy personal que no representa nada más que la humilde opinión de quien la suscribe, interesado en que el Partido Socialista tenga la mayor utilidad posible en la sociedad vasca de hoy.
Tengo la impresión, desde hace mucho tiempo, de que la sociedad vasca se está construyendo desde la diferencia y la confrontación porque existe la necesidad imperiosa de reconocer bajo las etiquetas el lugar en que se sitúa cada uno ante los acontecimientos terribles que nos está tocando vivir. Sin duda, esto es así porque el nacionalismo ha forzado las cosas desde la firma del Pacto de Estella, intentando construir un país en clave nacionalista a cualquier precio, saltándose la pluralidad de la sociedad vasca de hoy y olvidando que, por encima de todo, debemos construir una sociedad identificada, en primer lugar, con los derechos de las personas. Todo ello nos ha llevado a una sociedad enfrentada en la que están en juego valores y principios de alcance esencial.
Pero la sociedad vasca, moderna y por tanto compleja, está imperiosamente necesitada de una idea de transversalidad, tanto en la política como en la convivencia, que evite la fractura que, de seguir por este camino, tarde o temprano se producirá. Tan asentada está entre nosotros la confrontación que la idea de pacto (no para gobernar, sino para resolver problemas) está desacreditada aquí como en ninguna parte, cuando la política en todos los lugares se asienta sobre el acuerdo y la búsqueda de coincidencias.
La transversalidad tiene limitaciones y tiene terrenos por explorar. Sus limitaciones están directamente relacionadas con el soporte ético que debe alentar cualquier planteamiento político, en todas partes y en especial en el País Vasco. No concibo la política si no está anclada en sólidos valores en los que nos reconozcamos todos, desde nuestra dignidad y libertad. Creo que el soporte ético se ha alejado de la política vasca y de los partidos y que es imprescindible que vuelva a ellos. Seguramente por esto, muchos compañeros socialistas, a los que respeto, han buscado un compromiso ético y ciudadano en plataformas como ¡Basta ya!
Opino que el País Vasco necesita, además, un sólido anclaje de valores, iniciativa y estrategia política. No tengo duda de que un conjunto de valores, un compromiso ético, pueden defenderse en política de más de una manera. Probablemente esto estaría más en consonancia con la sociedad vasca. Cabe la estrategia y la iniciativa política, sobre todo en una situación de bloqueo e incomunicación, porque la política sirve a la convivencia o no sirve para nada. Por eso creo que ha habido algunos compañeros, a los que también respeto, que han creído que los partidos, en su bloqueo, no tenían margen para la iniciativa política y han estado presentes en la conferencia de Elkarri
En definitiva, iniciativas como ¡Basta ya! y Elkarri son respuestas de la sociedad vasca a la limitación de los partidos políticos. En un caso, un compromiso ético y ciudadano, asentado sobre los valores de libertad, democracia y dignidad, que nunca se deben poner en entredicho; en otro caso, una propuesta de estrategia política para romper las trincheras y tomar una iniciativa que estaba impedida por las circunstancias.
En mi opinión, soporte ético e iniciativa política deben volver a convivir desde la política de los partidos. El reto de un nuevo tiempo en la sociedad vasca consiste en hacer compatible, sin dramas ni crispación, un sólido planteamiento ético con la iniciativa política, rompiendo la dinámica de bloques y de frentes, y sustituyéndola por un diálogo abierto entre partidos que tenga una vocación integradora de la sociedad vasca.
El PSE-EE puede y debe jugar ese papel, porque en la política vasca existe un espacio de centralidad desocupado (y esto es increíble en una sociedad europea moderna) perfectamente compatible con la defensa firme y honesta de los valores que hacen digna y libre la convivencia. Un espacio que podemos llenar de iniciativas y propuestas progresistas, tanto en los estilos como en los contenidos. Un espacio que exige de todos un esfuerzo previo y unánime para acabar con el terrorismo.Me permito escribir unas líneas sobre el futuro congreso del Partido Socialista de Euskadi pensando, más que en nosotros mismos, en la sociedad que desde fuera nos observa, por momentos perpleja y, sin duda, con dificultad para entender muchas de las cosas que se dicen y se hacen. Quisiera aportar un criterio muy personal que no representa nada más que la humilde opinión de quien la suscribe, interesado en que el Partido Socialista tenga la mayor utilidad posible en la sociedad vasca de hoy.
Tengo la impresión, desde hace mucho tiempo, de que la sociedad vasca se está construyendo desde la diferencia y la confrontación porque existe la necesidad imperiosa de reconocer bajo las etiquetas el lugar en que se sitúa cada uno ante los acontecimientos terribles que nos está tocando vivir. Sin duda, esto es así porque el nacionalismo ha forzado las cosas desde la firma del Pacto de Estella, intentando construir un país en clave nacionalista a cualquier precio, saltándose la pluralidad de la sociedad vasca de hoy y olvidando que, por encima de todo, debemos construir una sociedad identificada, en primer lugar, con los derechos de las personas. Todo ello nos ha llevado a una sociedad enfrentada en la que están en juego valores y principios de alcance esencial.
Pero la sociedad vasca, moderna y por tanto compleja, está imperiosamente necesitada de una idea de transversalidad, tanto en la política como en la convivencia, que evite la fractura que, de seguir por este camino, tarde o temprano se producirá. Tan asentada está entre nosotros la confrontación que la idea de pacto (no para gobernar, sino para resolver problemas) está desacreditada aquí como en ninguna parte, cuando la política en todos los lugares se asienta sobre el acuerdo y la búsqueda de coincidencias.
La transversalidad tiene limitaciones y tiene terrenos por explorar. Sus limitaciones están directamente relacionadas con el soporte ético que debe alentar cualquier planteamiento político, en todas partes y en especial en el País Vasco. No concibo la política si no está anclada en sólidos valores en los que nos reconozcamos todos, desde nuestra dignidad y libertad. Creo que el soporte ético se ha alejado de la política vasca y de los partidos y que es imprescindible que vuelva a ellos. Seguramente por esto, muchos compañeros socialistas, a los que respeto, han buscado un compromiso ético y ciudadano en plataformas como ¡Basta ya!
Opino que el País Vasco necesita, además, un sólido anclaje de valores, iniciativa y estrategia política. No tengo duda de que un conjunto de valores, un compromiso ético, pueden defenderse en política de más de una manera. Probablemente esto estaría más en consonancia con la sociedad vasca. Cabe la estrategia y la iniciativa política, sobre todo en una situación de bloqueo e incomunicación, porque la política sirve a la convivencia o no sirve para nada. Por eso creo que ha habido algunos compañeros, a los que también respeto, que han creído que los partidos, en su bloqueo, no tenían margen para la iniciativa política y han estado presentes en la conferencia de Elkarri
En definitiva, iniciativas como ¡Basta ya! y Elkarri son respuestas de la sociedad vasca a la limitación de los partidos políticos. En un caso, un compromiso ético y ciudadano, asentado sobre los valores de libertad, democracia y dignidad, que nunca se deben poner en entredicho; en otro caso, una propuesta de estrategia política para romper las trincheras y tomar una iniciativa que estaba impedida por las circunstancias.
En mi opinión, soporte ético e iniciativa política deben volver a convivir desde la política de los partidos. El reto de un nuevo tiempo en la sociedad vasca consiste en hacer compatible, sin dramas ni crispación, un sólido planteamiento ético con la iniciativa política, rompiendo la dinámica de bloques y de frentes, y sustituyéndola por un diálogo abierto entre partidos que tenga una vocación integradora de la sociedad vasca.
El PSE-EE puede y debe jugar ese papel, porque en la política vasca existe un espacio de centralidad desocupado (y esto es increíble en una sociedad europea moderna) perfectamente compatible con la defensa firme y honesta de los valores que hacen digna y libre la convivencia. Un espacio que podemos llenar de iniciativas y propuestas progresistas, tanto en los estilos como en los contenidos. Un espacio que exige de todos un esfuerzo previo y unánime para acabar con el terrorismo.
Jose Antonio Santano Clavero es secretario general de la agrupacion socialista de Irún-Hondarribia.
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