El cirujano que atendió a la fallecida Débora acumula 30 demandas por diversos motivos

Gerardo Raúl Senderowicz Hendler, el médico que atendió a Débora Catalán, de 36 años, que falleció el 25 de enero en el centro Icema, tiene 30 demandas civiles por diversos motivos en los juzgados de Madrid, según la abogada de la familia de la víctima, María Jesús González. Ésta ha solicitado 13 pruebas para determinar si el cirujano estaba autorizado a efectuar una liposucción (acto quirúrgico para eliminar grasa, que requiere anestesia). Débora había pedido, el 16 de octubre, presupuesto para que le redujeran grasa de las caderas con tratamiento por laserlipólisis.

La abogada González, tras personarse como acción particular en el Juzgado de Instrucción número 22, solicitó que el Colegio Oficial de Médicos de Madrid emita un certificado en el que especifique si la titulación de Senderowicz le permite realizar operaciones quirúrgicas. Además pidió que el Gobierno regional confirme que la clínica Icema carecía de las licencias necesarias.

La letrada solicitó, además, que el decanato de los juzgados informe de las causas que Senderowicz ha tenido o están pendientes de juicio. González aseguró ayer que son 30 los procedimientos que se han conocido en los juzgados. 'Es un dato importante que debe de tener en cuenta el juez para que vea la supuesta reincidencia de este médico', señaló la abogada.Uno de estas denuncias es la interpuesta por María del Carmen Cerreduela Pisa, de 41 años, que, tras ser operada de nariz en 1991, sufrió la caída de todos los injertos, lo que le provocó graves lesiones faciales y psicológicas.

Carmen Ranera, abogada de Senderowicz, señaló que éste,al ser 'un doctor médico estético en activo, puede tener alguna que otra reclamación judicial', pero no quiso concretar el número. 'No voy a entrar en ese juicio paralelo que ha iniciado la abogada de la otra parte. El caso se tiene que dirimir en el juzgado y no en otros lugares', comentó Ranera.

González aportó, además, un presupuesto del Centro Internacional de Cirugía Estética de Madrid (Icema) a nombre de Débora Catalán. Ésta acudió al centro el pasado 16 octubre y pidió presupuesto para que le redujeran la grasa de las caderas a través de un tratamiento de laserlipólisis.

Esta técnica consiste en reducir el tejido adiposo sin la necesidad de succionar la grasa, pues la destruye en el interior del tejido por los efectos del láser. En la laserlipólisis se usa anestesia local tumescente, que infla el tejido graso al rellenarlo y embeberlo con varios litros de una solución especial. Por el mismo acceso creado para infiltrar la solución anestésica, el médico introduce después la fibra óptica de láser, que, a través de una longitud de onda, provoca la ruptura de la membrana de las células adiposas y las transforma en una emulsión oleosa (aceite). Esta intervención es 'absolutamente indispensable realizarla en un ambiente estéril'. 'Las complicaciones inmediatas pueden ocurrir en la cirugía misma o en el posoperatorio inmediato y suelen requerir un tratamiento más urgente que las alejadas', según un tratado de los doctores Guillermo Blugerman y Diego Schavelozn.

La reducción del abdomen (incluidas las cartucheras, las caderas y la cara interior del muslo) costaba 2.584 euros (430.000 pesetas), mientras que el tratamiento sólo de las piernas y caderas se reducía hasta las 2.104 euros (350.000 pesetas). Por el tratamiento de las piernas (cartucheras y cara interna del muslo), le solicitaron 1.652 euros (275.000 pesetas). El presupuesto lo firma, con una rúbrica ilegible, el administrador del centro.

Otro documento aportado por la letrada es una copia de una orden dada por un médico de Icema el 17 de enero, en la que ordenaba que se le efectuaran a Catalán pruebas preoperatorias, como hemogramas (análisis de sangre), bioquímica y hemostasis (nivel de coagulación de la sangre). 'Desde luego, estas pruebas no se le practican a personas que vayan a someterse a una mesoterapia, como dijo en un primer momento la portavoz de la clínica', concluye la abogada.

El Juzgado de Instrucción número 22 espera disponer del resultado de la autopsia la próxima semana. Entonces llamará a testificar a Serendowicz.

La familia de Catalán difundió anoche un comunicado en el que hacía un perfil de la víctima. Débora nació el 15 de septiembre de 1965 en Orinda (California), a pocos kilómetros de Berkeley, donde su padre era profesor de Literatura Española. La familia, durante su niñez, hacía frecuentes viajes a España para mantener sus raíces. A los cinco años, su padre fue destinado a La Jolla, en la frontera de California con México. Allí estudió bachillerato. Cuando falleció su madre, Alicia Gutiérrez del Arroyo, Débora tenía 15 años. La familia decidió regresar a España y se instaló en el barrio de Chueca. Después se licenció en la Universidad Complutense en Historia Moderna. De chica inició su afición a la recogida y grabación de romances orales. Recorrió entre 1982 y 1985 pueblos de Segovia, Galicia y León como miembro de equipos que recuperaban romances en un proyecto internacional.