La fulminante revancha del 'Chino'
Losada resucita al Mallorca después de un año de baja tras romperse una pierna en Riazor
Roberto Losada (Vigo, 25 de octubre de 1976) también se rompió una pierna en Riazor, como Manuel Pablo; las televisiones no se recrearon tanto en su violento choque con Molina como en el del lateral con Giovanella, pero también se retorció de rabia y de dolor. Con la tibia y el peroné destrozados, Losada se perdió algún tren de su carrera, mientras asistía, precisamente en Mallorca, al descenso del Oviedo. Trece meses después, Losada está de moda, ha sacado al Mallorca del pozo en tres partidos, con una asistencia a Luque y tres goles.
'Lo malo ya me lo he comido, ahora me toca disfrutar de lo bueno', declaró Losada el domingo en Mendizorroza, después de contribuir con dos goles al contundente triunfo del Mallorca (0-4) frente a un Alavés que presume de una de las mejores defensas del campeonato. Así ha escrito Losada, apodado el Chino por lo que salta a la vista, su trayectoria deportiva, a fuerza de goles. Gracias a ese olfato llamó la atención del Oviedo en su etapa de juvenil. Gracias a eso y a Luis Aragonés, que puso al Mallorca sobre la pista de un delantero que no había tenido continuidad en el Oviedo hasta la llegada del de Hortaleza. Losada debe mucho a Aragonés, pero su mayor agradecimiento es para Radomir Antic, al que pone por las nubes siempre que puede. Así se explica que el Chino fuese uno de los pocos que no levantó la voz contra el técnico serbio cuando la plantilla del Oviedo se sintió menospreciada, en plena caída hacia la Segunda. 'Espero verle entrenando muy pronto porque se lo merece', declaró anteayer, prueba de su agradecimiento.
Aunque puso todo de su parte, la recuperación de Losada se complicó hasta el punto de frustrar en el verano un traspaso que le convenía tanto a él como al Oviedo y al Mallorca. Las penurias económicas del equipo asturiano y las carencias deportivas del balear llevaron a un punto de encuentro en noviembre, cuando Losada seguía con la baja laboral. Con una serie de cláusulas preventivas, el Mallorca le fichó por tres millones de euros. En Oviedo, algún despistado celebró la salida de un jugador que casi un año después seguía cojeando ligeramente. Ahora, esos mismos admiran en la televisión golazos como el primero del domingo frente al Alavés, una vaselina imposible para Kike. Un lujo que hubiese firmado el fallecido Dubovsky, el mejor amigo del Chino, al que homenajea cuando marca. Y en presente. Según Losada: 'Dubo sigue conmigo'.
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