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Reportaje:

Chirac y Jospin decretan la movilización electoral general

La derecha francesa ofrece ley, orden y menos impuestos ante los comicios presidenciales. En el Partido Socialista surge un sector 'modernizador' y 'liberal' dentro de la izquierda

¿Qué hará Lionel Jospin si pierde las próximas elecciones presidenciales? 'Ah, c'est fini', responde sin titubear François Hollande, primer secretario del Partido Socialista francés y su principal lugarteniente. El actual primer ministro, sin duda el gobernante más a la izquierda de Europa en el sentido convencional del término, será el 5 de mayo el nuevo presidente de la República Francesa o un jubilado. Pero 2.000 de sus partidarios, reunidos ayer en la Casa de la Mutualidad, a la orilla izquierda del Sena, escucharon de Jospin un duro alegato contra la credibilidad de Jacques Chirac y su 'disponibilidad' para la batalla que se plantea para las presidenciales, pero también para unas inmediatas elecciones legislativas.

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'En menos de tres meses y medio habrá un nuevo presidente electo y yo no creo que deba ser el mismo', lanzó ayer Jospin a sus partidarios. Chirac, que evidentemente piensa de otro modo, estaba reunido entretanto con una selecta representación de personalidades del gaullismo, el centro y el partido liberal. Una reunión sobre la que Jospin ironizó diciendo que se estaba celebrando 'a la orilla derecha del Sena, en un palacio', en alusión al Elíseo, la residencia de los jefes de Estado, convertida este fin de semana en escenario de una reunión partidista.

Sin hacer declaraciones públicas, Chirac sentó en torno suyo a un nutrido estado mayor del partido neogaullista Unión por la República (RPR), pero también del centrista UDF y de Democracia Liberal, a pesar de que sus respectivos jefes de filas pretenden competir con Chirac en la primera vuelta de las presidenciales. Son muchas las voces que presionan en el centro-derecha para concurrir unidos a las elecciones desde el primer momento. Uno de los asistentes fue Philippe Douste-Blazy, uno de los rumoreados primeros ministros en caso de victoria de Chirac y actual jefe del grupo parlamentario centrista, que oficializa así una 'cuasi ruptura' con el candidato de su partido, François Bayrou.

Las reuniones del Elíseo 'pro-unidad de la derecha' se producen tras la difusión del programa del RPR, que lanza el mensaje de la restauración de la autoridad pública y predica la 'tolerancia cero' con la delincuencia, punto compartido por el 65% de los franceses, según el último sondeo. A ello se suman ideas de dinamismo social, desregulación estatalista y disminución de impuestos. Este liberalismo sin complejos incluye la promesa de reducir el número de funcionarios públicos y rebajar cuatro puntos cada uno de los tramos del impuesto sobre la renta, hasta dejar el más elevado en el 48%, así como bajar el impuesto sobre la fortuna y rebajar al 30% el impuesto sobre el beneficio de las empresas.

El programa oficial del Partido Socialista juega con una idea, en el fondo, conservadora: bajo el Gobierno de Jospin se han conseguido muchas conquistas sociales, mejor no ponerlas en peligro. Los 2.000 secretarios del Partido Socialista han aprobado este fin de semana la defensa de la jornada de 35 horas como la mayor reforma de la legislatura y se proponen generalizarla, como no podía ser menos en un texto redactado bajo la dirección de Martine Aubry, que dio la batalla por las 35 horas durante su paso por el Gobierno. La mayoría de los jóvenes de 18 a 24 años son partidarios de votar por Jospin y creen que lo de las 35 horas ha sido lo mejor que se podía hacer contra el paro.

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Pero estas elecciones provocan la salida a la palestra de sectores 'modernizadores' dentro del Partido Socialista. Su programa oficial destruye el tabú de la privatización de los servicios públicos, si bien de forma menos contundente que las declaraciones realizadas por el ministro de Economía, Laurent Fabius, y su antecesor, Dominique Strauss-Kahn, quienes juegan la carta del 'socialismo modernizador' y defienden la privatización de las grandes empresas públicas, como la del gas o la electricidad.

Lo que en 1997 fue un debate entre derecha e izquierda se convierte así en una discusión en el seno de la izquierda plural: 'Dejemos ese programa para la derecha', clama Robert Hue, presidente del Partido Comunista, mientras Henri Emmanuelli, figura destacada de la izquierda socialista, teme la 'cacofonía'.

Los socialistas 'modernizadores' también quieren permitir a los 15 millones de trabajadores del sector privado que ahorren en fondos de pensiones, aceptando así gestionar y canalizar una presión constante de la derecha y Medef, la principal organización patronal. Fabius, uno de los 'reformadores' o 'liberales' dentro del campo socialista, recibe irónicas invitaciones desde la derecha a cambiar de chaqueta, lo mismo que Strauss-Kahn. Ninguno de los dos se descarta para el puesto de primer ministro o para desmpeñar otro papel relevante en el futuro, al lado de Jospin o en la etapa pos-Jospin, sin olvidar a otros aspirantes tampoco declarados para nada 'tapados', como Martine Aubry y François Hollande.

Mientras Chirac y Jospin, cada uno a su modo, decretan la movilización general de sus respectivas huestes, los demás aspirantes a presidentes de la República -con Jean Pierre Chevènement y el ultra Jean-Marie Le Pen como mejor colocados- reprochan a los dos candidatos principales que no se lancen de una vez al ruedo electoral. Pero Chirac y Jospin no lo harán abiertamente hasta después del 22 de febrero, fecha prevista para la disolución del Parlamento.

Las elecciones francesas son las más importantes de cuantas se realizan este año en Europa, puesto que incluyen tanto la votación para presidente de la República, a doble vuelta, como la realización de elecciones legislativas pocas semanas después de elegido el jefe del Estado. Por el momento, los sondeos de las presidenciales afirman que Chirac lleva a Jospin una ventaja de entre dos y tres puntos, una distancia demasiado escasa para dar por decidida la contienda.

PARTIDO SOCIALISTA: Empleo, pensiones, globalización

- 200.000 'contratos sociales' de trabajo para los parados de más de 50 años y aquellos que 'permanecen excluidos' del mundo del trabajo. Las cotizaciones sociales se tocarán en función de 'la tasa de precariedad' en el empleo, y se convertirán en permanentes los 'empleos jóvenes', creados en la legislatura que ahora termina con un plazo de cinco años. - Introducir la retención fiscal en los ingresos a cuenta del impuesto final (aún inexistente en Francia). - Compromiso para abordar una reforma del sistema de pensiones 'desde el principio de la legislatura'. Mayor flexibilidad para escoger la edad de jubilación, actualmente posible en el sector privado desde los 60 años, y en la función pública, desde los 57. - Creación de un 'contrato de autonomía' para la juventud, que puede tomar la forma del abono de una cantidad a cambio de una formación, y un 'contrato voluntario de solidaridad' que permitiría 'participar en un proyecto socialmente útil'. - 'Debate nacional' sobre la despenalización de las drogas 'blandas'. - Alargar a seis meses el permiso de paternidad y / o maternidad. Con la posibilidad de repartirlo entre padre y madre. - 'Regular la globalización financiera' e imponerle una tasa. - Introducir una dosis de escrutinio proporcional en las elecciones legislativas (actualmente el sistema es mayoritario a dos vueltas). Revisar 'el modo de designación de los miembros del Consejo Constitucional' y 'asegurar la transparencia y el carácter contradictorio de los debates en su seno' (el Consejo Constitucional ha mantenido una línea abiertamente contraria a muchas de las leyes sociales impulsadas por el Gobierno de izquierda, así como al estatuto de autonomía de Córcega. Sus nueve miembros son nombrados, por tercios, por el presidente de la República y los titulares de la Asamblea Nacional y del Senado). - Derecho de voto en las elecciones locales para los extranjeros que residan en Francia desde hace cinco años.

UNIÓN POR LA REPÚBLICA: Seguridad, libertad, nación

- 'Impunidad cero' para la delincuencia. Creación de un centro de internamiento cerrado por cada departamento para jóvenes delincuentes. Reforzar los poderes de seguridad de los alcaldes. Reforzar la dependencia de los fiscales respecto al Ministerio de Justicia para que pueda llevarse una política común de tratamiento de la delincuencia a escala nacional. La seguridad ha sido declarada 'prioridad de las prioridades' por el partido gaullista. - Exoneración total de cargas sociales para empresarios que contraten a jóvenes entre 16 y 22 años. También se aplicaría una exoneración parcial a los que tomen empleados entre los 22 y los 26 años. - El programa del RPR no incluye medidas como la supresión de la jornada legal de las 35 horas, pero sí menciona la necesidad de 'hacer saltar' los cerrojos 'ideológicos' que impiden ganar más dinero a quien desee trabajar más, permitiendo horas suplementarias (más allá de las 35 horas) y adoptando el sistema de ahorro privado en fondos de pensiones, con reducciones fiscales respecto a los ingresos que están sujetos a impuesto. - Rebaja de cuatro puntos en cada tramo del impuesto sobre la renta. Supresión de la tasa con la que se financia la televisión pública. Rebaja 'competitiva' del impuesto de sociedades. - Para compensar las pérdidas de ingresos fiscales que se deducen de las medidas anteriores, el RPR da a entender que no se cubrirá una parte de los puestos que dejen libres los 800.000 funcionarios cuya jubilación se estima ha de producirse en los cinco próximos años, para facilitar la 'modernización' del Estado. - Acabar con los guetos que dificultan la integración social. - Lanzar una ley de programación de la Defensa Nacional. El programa no menciona medidas concretas, pero Chirac ha declarado en repetidas ocasiones que es necesario incrementar fuertemente los gastos de defensa y abordar la construcción de un segundo portaaviones. - Reforzar la autoridad del director de cada establecimiento escolar.

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