Los municipios del sur de Tarragona quieren crear un paseo verde en la vieja línea férrea de la costa
Las alegaciones al AVE y al corredor incluyen la petición de que Renfe ceda los terrenos
Salou, Cambrils, Mont-roig del Camp y Vandellòs aprovecharán las alegaciones de los municipios afectados por la conexión de las vías férreas entre el corredor del Mediterráneo (Valencia-Barcelona) y el AVE (Madrid-Barcelona) para incluir la suya, ya histórica, de que se suprima la línea férrea de la costa, que pasa por el interior de los cascos urbanos. Los municipios plantearán a Renfe la cesión gratuita de los terrenos de las vías con el objetivo de crear un paseo verde y evitar así el efecto de barrera que urbanísticamente suponen los raíles. Fomento ya se había comprometido a desmantelar las vías.
Los municipios mantendrán el miércoles una reunión con el secretario de Estado de Infraestructuras, Benigno Blanco, al que recordarán que en la primera fase de construcción del corredor del Mediterráneo, el entonces titular de Fomento, Rafael Arias Salgado, ya se había comprometido a desmantelar las vías, innecesarias como nexo de unión entre las poblaciones costeras con la puesta en marcha del nuevo trazado Valencia-Barcelona, que supone salvar por el norte y en paralelo a la autopista A-7 los núcleos poblados.
Pese al compromiso existente y que debería hacerse patente en una segunda fase de desarrollo del trazado, correspondiente a las instalaciones (catenarias, mantenimiento de vías, entre otros), las poblaciones pretenden asegurarse del cumplimiento del mismo mediante la presentación de una alegación conjunta que se sumará a la que presentará el Camp de Tarragona sobre la conexión de las vías de Euromed y AVE, para la que el Ministerio de Fomento ha previsto una estación central en el aeropuerto de Reus. La comisión de seguimiento del Consorcio del Camp de Tarragona ya dio su aprobación a la petición de los municipios afectados.
Las poblaciones del Baix Camp y Salou recuerdan que ésta es una reivindicación que data de 1985 y que en el estudio de impacto ambiental referido a la construcción del primer tramo del corredor del Mediterráneo ya constaba su desmantelamiento como paliativo ante la afectación del trazado por el norte de los municipios, después de que se hubiera desechado la posibilidad de desdoblar la vía en su recorrido actual. Lo que temen los municipios, según los alcaldes consultados, es que la ejecución del proyecto se retrase.
Los alcaldes solicitarán al ministerio la cesión gratuita de los terrenos de Renfe y el mantenimiento de los mismos como vial. Esta demanda resulta de importancia para evitar que los propietarios de los terrenos que fueron expropiados por la compañía ferroviaria puedan reclamarlos (y, además de especular con el suelo, contribuir a un caos urbanístico) si no se especifica que los municipios los utilizarán como una línea de comunicaciones de interés general.
La conversión de la línea férrea en una gran avenida significa que los municipios podrán enlazar las zonas norte y sur de sus cascos urbanos, ahora separados por la vía férrea, y así dar continuidad a las calles que van perpendiculares a la línea de la costa (ahora interrumpidas por la barrera del tren, lo que supone que en algunas poblaciones para las conexiones entre el interior de la población y la costa únicamente haya dos pasos, bien salvando la vía con puentes elevados, bien con túneles).
Salou, que ya incluye en su Plan General la vía férrea desmantelada como una avenida, Cambrils, Mont-roig-Miami y Vandellòs-L'Hospitalet de l'Infant proyectan la utilización del espacio férreo como un paseo verde de 30 kilómetros accesibles a caminantes, ciclistas, y para espacios de ocio o comerciales, en los tramos de vía urbana.
Los municipios, por el momento, se muestran remisos a especular sobre la posibilidad de su unión mediante un medio de comunicación como un tranvía. Según sus alcaldes, la prioridad es eliminar la vía sin dejar posibilidad a su mantenimiento en el estado actual, algo que la opción del tranvía podría obstaculizar. Ninguno de ellos, en cambio, se opone a la implantación de un tranvía de superficie una vez estudiada su viabilidad y su impacto en las poblaciones. Se calcula que si no surge alguna objeción de Fomento, este proyecto podría ponerse en marcha entre 2005 y 2006.
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