El turismo, en un mar de dudas

Los hoteleros confían en tener un buen verano pese a la fuerte caída de las reservas, en algunos destinos superior al 30%, provocada por la incertidumbre económica

Los hoteleros no salen de su asombro. Los europeos, especialmente británicos y alemanes, que reservan sus vacaciones en España con seis meses de anticipación, han cambiado de costumbre y han sumido al sector en un mar de dudas. A diciembre pasado, las reservas para destinos de sol y playa habían caído desde un 10% en la Costa Brava hasta el 32% en la Costa Dorada, lo que hacía prever un verano tormentoso. Sin embargo, la ligera recuperación de las ventas desde mediados de enero y la fortaleza del sector, saneado financieramente, hace que las previsiones no sean tan malas.

Todo dependerá de la evolución de la economía en Europa, la primera causa alegada para ese fuerte retraso en la contratación, muy por encima de los efectos del 11 de septiembre, relegados ya casi a un mal recuerdo. Sólo el 3% de los británicos, por ejemplo, cita el miedo a volar entre las razones para no viajar.

En los hoteles urbanos el ambiente es algo distinto. En este sector todavía se percibe la decisión de la empresas de reducir los desplazamientos tras el 11-S y la mayor cautela ante una situación económica poco favorable. Con todo, la ocupación se va recuperando, y así lo refleja la mejora en la cotización de las dos cadenas españolas en Bolsa.

El azote que la crisis y el 11-S han propinado al turismo ha puesto de manifiesto, por otra parte, la necesidad de elaborar estadísticas creíbles y comparables, tanto en España como a nivel internacional.