El presidente de México se compromete ante Zapatero a continuar la expulsión de etarras
Vicente Fox afirma que las relaciones con España atraviesan su mejor momento
El presidente de México, Vicente Fox, trasladó ayer al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, su compromiso total con España para ayudar en la lucha contra el terrorismo etarra y continuar con la política de expulsiones administrativas de miembros de esa banda, siempre que la legalidad lo permita, para evitar los largos procesos de extradición. El presidente mexicano aseguró al líder socialista que las relaciones entre su país y España pasan por uno de los mejores momentos de su historia.
Durante casi una hora, el presidente de México, Vicente Fox, conversó con el líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, en la residencia presidencial de Los Pinos, en presencia del embajador de España, José Ignacio de Carbajal, un asesor diplomático del presidente mexicano y la responsable de Política Internacional del PSOE, Trinidad Jiménez.
Fox y Zapatero conversaron sobre diversos asuntos pero dedicaron especial atención a la política de México en relación con los miembros de ETA residentes en ese país. Fox recalcó que continuará la política de su antecesor, Ernesto Zedillo, de agilizar las expulsiones administrativas -es decir, de la policía mexicana a la policía española- siempre que la legalidad lo permita, para evitar los largos procesos de extradición. Al menos un centenar de etarras viven en México. Algunos de ellos han contraído matrimonio con ciudadanas mexicanas.
Vicente Fox aseguró al líder socialista que su Gobierno está investigando todas las posibles fuentes de financiación de ETA en México, así como los sectores en donde puedan estar realizando blanqueo de dinero. Zapatero le agradeció ese esfuerzo, según fuentes de la delegación española, y le informó de que en materia de lucha antiterrorista el PSOE está unido, sin ningún matiz ni duda, al Gobierno que preside Aznar.
La reunión entre el presidente mexicano y el líder socialista se desarrolló en un clima 'franco y cordial', según los interlocutores españoles. Fox habló con mucha claridad de los múltiples problemas que aquejan a su país, sobre todo la pobreza que atenaza a millones de mexicanos. A la vez, manifestó a Zapatero que su gran desafío está en acabar con la desigualdad estructural que existe entre sectores sociales. Vicente Fox puso mucho énfasis sobre la cumbre de Monterrey, prevista para marzo, sobre Financiación para el Desarrollo y la Cooperación, a la que intentará que acuda el presidente norteamericano, George W. Bush. El mandatario mexicano dio por supuesto que Aznar acudirá a esa cumbre, a la que también asistirá una delegación del PSOE.
Liderazgo en Latinoamérica
El líder socialista expuso ante Fox su visión de cuál puede ser el papel de España y México en Latinoamérica y que, a su juicio, debe ser de liderazgo, por la importancia de ambos países. Zapatero no ocultó a Fox que una de sus tareas políticas durante la presidencia española de la Unión Europea, en este semestre, va a ser instar al Gobierno de Aznar a que propicie políticas de justicia social en Iberoamérica. Asimismo, el líder socialista se interesó por las relaciones de Fox, sin mayoría en el Parlamento, y del partido que le sustenta, el PAN, con el resto de las fuerzas políticas y, sobre todo, con el PRI. Fox reconoció, según fuentes de la delegación española, que no son precisamente buenas, como lo muestra la dificultad que tiene para llevar a cabo la reforma fiscal que desea.
Durante su segunda jornada en México, Zapatero no habló principalmente de la política interna española, ya que sus numerosos interlocutores -intelectuales, y responsables de los dos principales partidos mexicanos- se interesaron por aspectos del funcionamiento interno del PSOE -sobre todo el PRI- y por los Pactos de La Moncloa, que suscribieron en 1977 fuerzas políticas, empresariales y sindicales y que facilitaron en España la transición a la democracia.
Zapatero deslizó varias críticas al Gobierno español, si bien las presentó como una 'reflexión general'. A su juicio, España tiene dos grandes misiones en este siglo: Latinoamérica y el Mediterráneo. '¿España quiere ser un país que lidere o que acompañe a los que lideran?', se preguntó. Y respondió que 'lo que pasa ahora es manifiestamente mejorable'.
Después, advirtió que 'España, ante los países del Mediterráneo y de Latinoamérica, debe dispensar 'un trato de tú a tú, alejado de cualquier tentación de superioridad. No me gusta que mi Gobierno baje la cabeza ante nadie, pero tampoco que dé lecciones a nadie'.
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