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Aznar ordena al PP que no ataque a CiU para que entre en su Gobierno y en el futuro de la UE

El presidente apela a la 'responsabilidad' del PP sobre Euskadi ante la crisis del PSOE

Javier Casqueiro

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Ni José María Aznar ni el PP han descartado aún que CiU pueda acabar entrando en el Gobierno central, pese a las primeras reacciones negativas de sus máximos dirigentes. Aznar ordenó ayer a la cúpula de su partido, durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional, que no se arremeta contra CiU para que sus responsables tengan tiempo de sopesar su oferta, que mantiene vigente. Aznar defiende que la única forma de que CiU y el nacionalismo catalán participen directamente en la UE y los organismos internacionales en gestación es desde una mayor colaboración con el Gobierno central.

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Aznar explicó ayer por primera vez a la dirección de su partido, y muy a posteriori, el sentido de la oferta que le realizó en persona el pasado octubre al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, para que varios dirigentes de CiU accediesen a ser ministros del Gobierno Central. Aznar no concretó números ni carteras pero sí dejó claro que el sentido de su propuesta sigue siendo válido. El presidente del Gobierno reclamó tranquilidad a la Ejecutiva del PP al responder a las negativas por ahora de Pujol y CiU. Una calma estratégica.

Aznar piensa que CiU puede reconsiderar con el tiempo ese rechazo. Y lo argumentó con tres razones. Dos muy conocidas: que la colaboración hasta ahora ha funcionado bien para Cataluña y para España y que la etapa de la reivindicación autonómica permanente ha acabado en favor de una nueva era de corresponsabilidad. El tercer argumento, más novedoso, tiene que ver con la reclamación de Pujol, el nacionalismo vasco y algunas autonomías, de disponer de mayor presencia y voz en la Unión Europea. Aznar sostiene, sobre su conocida tesis de que cuanto más avance la construcción de Europa mayor será el papel de los Estados, que CiU podría ejercer algún protagonismo en la nueva UE y otros foros internacionales pero sí se enmarca dentro del Gobierno central.

El secretario general del PP, Javier Arenas, apuntó que las primeras réplicas de CiU no habían sido 'afortunadas' ni muy pensadas y dedujo que 'hay margen' para negociar y que 'la puerta no está cerrada'.

Aznar, en la reunión del Comité, apeló a la 'responsabilidad' de los dirigentes del PP para afrontar el próximo XIV Congreso Nacional del partido, que empieza este viernes, y los siguientes retos de la organización. El presidente argumentó, comparando la situación del PP con la del PSOE en el pasado reciente, que el mayor riesgo de un partido es caer en la tentación de 'morir de éxito'. Lo que Arenas tradujo en su informe como 'el peligro de la autocomplacencia o el triunfalismo', que cree podría ser más acusado tras lo que calificó como 'incapacidad política del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero para afrontar los grandes retos'. Algo que Aznar y Arenas relacionaron con el País Vasco, la crisis del PSE y el debate inoportuno sobre la inseguridad de sus ediles. Arenas detalló que el PP arrastra una deuda 'asumible' de unos 450 millones de pesetas en parte por los 1.000 millones que aún se gastó en 2001 en seguridad, cantidad que supera los 3.500 millones desde 1999. [El conseller en cap del Gobierno catalán, Artur Mas, se ratificó ayer su negativa a entrar en el Ejecutivo central y desmintió que existan 'negociaciones paralelas' con el PP.]

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Javier Arenas, José María Aznar, Mariano Rajoy y Pío García Escudero, durante el Comité Ejecutivo del PP.
Javier Arenas, José María Aznar, Mariano Rajoy y Pío García Escudero, durante el Comité Ejecutivo del PP.EFE

Despedidos con un pisapapeles

El Comité Ejecutivo del PP celebró ayer su última reunión de este mandato ante un aforo sorprendentemente concurrido, sin ninguna información sobre su futuro y cuyos miembros recibieron como único agradecimiento a sus servicios prestados el regalo de un pisapapeles de metacrilato. No hubo más detalles. Tampoco ninguna alusión de Aznar o Arenas al único tema que les interesaba y que rebotaba de codo en codo entre los presentes. Nadie reconocía saber nada sobre la nueva Ejecutiva. No estuvo Francisco Álvarez Cascos, pero fue casi la única ausencia. Hacía tiempo que no se veía por el PP a históricos como José Luis Álvarez, José Miguel Ortí Bordás, Alejo Vidal Quadras o Gabino Puche, con muchas papeletas para dejar el cargo. Hasta Teófila Martínez, escayolada en un pie por una torcedura, optó por no perderse la cita.

Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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