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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Salud laboral en la UPV

Aunque parezca mentira, la Universidad del País Vasco (UPV) incumple las normas más básicas de seguridad e higiene en el trabajo. Además de representante de tercer ciclo en el consejo del Departamento de Química Analítica de la UPV-EHU, soy un sufrido becario e investigador que todos los días ve cómo una institución pública del prestigio de la UPV atenta contra su salud.

La lista de despropósitos es interminable, pero los casos más significativos los resumiré a continuación. Todo comienza con las obras de rehabilitación y ampliación del edificio de la facultad de Ciencias en el campus de Leioa, en obras desde hace un par de años. La pésima planificación de las mismas provoca que tengamos que soportar autenticas tormentas de polvo y escombros, que no sólo afectan a la salud de las personas, sino a la integridad de equipos informáticos e instrumentos de medida valorados el que menos en varios millones de pesetas.

Tras los forzosos traslados temporales de despachos y laboratorios, inevitables por otro lado para acometer las obras, nos encontramos que las zonas nuevas y definitivas a las que nos obligan a trasladarnos (llegando incluso a realizar cortes de luz y agua para forzar nuestro traslado) carecen de las mínimas medidas higiénicas y de seguridad laboral.

Para empezar, los laboratorios se diseñan sin ventanas en zonas interiores. A cambio, se les dota de un sistema de ventilación forzada, que para asombro nuestro fue diseñado para regenerar el aire de habitaciones tipo biblioteca, a todas luces insuficiente para laboratorios en los que se trabaja con disolventes orgánicos peligrosos (muchos cancerígenos), sustancias volátiles peligrosas (arsénico o mercurio), sustancias inflamables que si se acumulan pueden ocasionar explosiones, etcétera.

Pero no acaban aquí las cosas. Encima de que el sistema de ventilación ha resultado ser defectuoso, y en vez de ayudar a extraer el nocivo aire viciado con multitud de productos peligrosos lo extiende por todos los laboratorios y despachos (como así lo hemos podido comprobar en decenas de ocasiones), durante el primer mes de nuestra estancia en los nuevos laboratorios pudimos comprobar cómo el sistema ni siquiera estaba encendido, cuando los responsables de las obras y Decanato nos aseguraban todo lo contrario.

Tras un mes de numerosísimas quejas, finalmente accedieron a comprobar que, efectivamente el sistema no estaba encendido.

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Además de la nefasta ventilación de los laboratorios podríamos nombrar otro tipo de anomalías como la situación de las duchas de emergencia, algunas de las cuales se encuentran junto a enchufes de corriente eléctrica. No sufres ningún daño por culpa de los ácidos en caso de accidente, pero mueres electrocutado. También podríamos comentar que los lavaojos de emergencia en caso de accidente en vez de estar dentro de los laboratorios están en los pasillos, etcétera, etcétera. Lo peor de todo es la desidia con que la universidad ha tratado, o mejor dicho ignorado, todos estos graves problemas.

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