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Izar enjuga pérdidas con ITP

La Sepi adquiere el 26,6% de la compañía aeronáutica por 16.334 millones

Con una jugada a dos bandas, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), ha dado un paso importante en el proceso de reordenación de sus participaciones minoritarias al incorporar en su balance las acciones que Izar mantenía en ITP consiguiendo al mismo tiempo un importante respaldo financiero para la constructora naval con las plusvalías obtenidas.

Algunos consideran 'conservador' el precio fijado por la previsible reducción de las inversiones en los próximos años

Industria de Turbo Propulsores -ITP- una de las escasas empresas españolas de ingeniería y mantenimiento del sector aeronáutico a pesar de haber acusado en sus planes de desarrollo los acontecimientos del 11 de septiebre, ha registrado en los últimos años una notable progresión tanto en su salud tecnológica cómo industrial. Algo que no ha pasado desapercibido en la Sepi, titular de un 26,6% de la compañía que están dispuestos a rentabilizar.

¿Qué pintaba Bazán en ITP, donde sólo mantenía un consejero y por razones históricas? La pregunta que se hacían en el sector se ha resuelto finalmente tras la creación de Izar con la fusión de Bazán y Astilleros Españoles y la decisión de los responsables de la Sepi de incorporar directamente en su balance los activos que suponen las participaciones minoritarias en distintas compañías. Si a ello se añade que este juego contable en el caso de ITP supone unas jugosas plusvalías para Izar que le ayudan a suavizar los resultados del pasado ejercicio, pues miel sobre hojuelas.

ITP se ha convertido durante los últimos años en una de las empresas más brillantes del sector aeronáutico con crecimientos espectaculares de su facturación y de sus inversiones.

Sus acciones pertenecen en un 46,8% a la británica Rolls-Royce y el 53,2% a la sociedad Turbo 2000 cuyo capital se reparte al 50% entre la firma de ingenieria Sener y la Sepi tras su compra a Izar a finales del pasado año. El precio que ha fijado finalmente la cabecera del holding a su filial naviera por esa participación del 26,6% en ITP ha sido de 16.334 millones de pesetas, lo que supone valorar la compañía aeronáutica en 61.400 millones de pesetas.

La valoración ha tratado de hacerse de una manera profesional, por lo que al no disponer de las referencias que pueda marcar su cotización bursátil, se ha encargado a una firma externa, la auditora Ernest & Young. Tras el estudio correspondiente, ésta presentó un primer informe en abril al que se hicieron posteriormente las correcciones que aconsejaban las repercusiones de los acontecimientos del 11 de septiembre. El precio establecido finalmente en la firma del contrato es ligeramente superior al indicado por la auditora y en el sector se considera un precio razonable si se tienen en cuenta las principales variables actuales que enmarcan el negocio de ITP, sus estrategias, etcétera.

Para algunos incluso puede pecar de conservador, ya que el actual ritmo de inversiones con una media de 90 a 100 millones de euros al año -con unas ventas de 350 millones- es de prever que se reduzca considerablemente en los próximos dos lustros lo que revalorizará la compañía al poder remunerar mejor a sus accionistas.

Pero ITP se encuentra con un panorama muy distinto al que dibujaba hace unos meses. Los crecimientos en torno al 25% que venía registrando durante los últimos se han reducido al 8% previsto para este ejercicio.

Aunque de cualquier manera la crisis podría afectarle menos que a la mayor parte de las compañías del sector al tener una mayor proporción de programas nuevos en su cartera de pedidos. En el caso de la familia de motores Trent cuyas turbinas de baja presión fabrica para Rolls-Royce, el descenso de los pedidos de los modelos 700 y 800 puede verse compensado con el incremento de los Trent 500 de nueva factura y con los que va equipado el gigante de Airbus, A380.

La situación es complicada en la industria aeronáutica tras el 11-S con reducciones de pedidos que Boeing y Airbus ya han situado por encima del 60%, pero podría remontarse a partir de 2004. Al menos eso indican los estudios realizados en las tres crisis anteriores que han afectado directamente a este sector: la de 1973 con la escalada de precios del crudo, la de 1982 protagonizada por los conflictos bélicos de Irak y la de 1993, con la guerra del Golfo.

En el documento elaborado para la operación de compra por parte de la Sepi se reconoce, asimismo, el avance que ella supone para sus intenciones de desprenderse finalmente del mismo y dejarlo en manos privadas.

Aunque de momento parece que mantienen sus intenciones de seguir apoyando a corto plazo su desarrollo actual sobre todo hasta que se consoliden los grandes programas como el de las turbinas de baja presión firmado en junio. No es la primera vez que se plantea un reajuste en su accionariado, aunque en los intentos anteriores no llegaron a un acuerdo la firma vasca Sener y los representantes de la participación pública. El calendario para su privatización completa podría estar marcado por el cambio de legislatura.

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