El 'prêt-à-porter' de Alain Ducasse
59 POINCARÉ, escenografía y cocina de corte elegante en París
No existe ninguna razón de peso para que el prestigioso y superlaureado Alain Ducasse, personaje emblemático de la cocina francesa, pase a la posteridad por el mérito de sus aportaciones creativas. Consecuente con su refinado conservadurismo, en sus dos restaurantes más conocidos, Le Louis XV de Montecarlo y el Plaza Athénée parisiense (tres estrellas Michelin en cada uno), sirve platos elegantes, de alma clásica y estética contemporánea, con la evolución justa para no incurrir en riesgos gratuitos. Platos impecables, alejados de piruetas imaginativas, basados -no es poco mérito- en su perfección técnica y en la calidad de las materias primas. Un camino seguro para el éxito, que también le ha llevado a triunfar en el Essex House neoyorquino, hasta hace poco el tercer punto de apoyo serio del cocinero más influyente del país vecino. Con la claridad de ideas que le caracteriza en este nuevo y último restaurante, situado en el elegante hotel Le Parc parisiense, Ducasse propone una suerte de prêt-à- porter culinario dentro de un marco de ensueño.
59 POINCARÉ
Le Parc, Sofitel Demeure Hotels. 59 Avenue Raymond Poincaré. París. Teléfono 003 31 47 27 59 59. Cierra sábados mediodía y domingos. Precio: entre 50 y 70 euros. Puerros tibios, 11,5 euros. Bogavante a la boloñesa en cazuela de hierro, 39 euros. Carrillera de vaca estofada, 31,5 euros. Mangos asados, 11,43 euros. Pan ... 7,5 Café ... 7,5 Bodega ... 9 Ambiente ... 9 Servicio ... 8,5 Aseos ... 7
Cuatro familias de productos -hortalizas, bogavantes, carnes de vacuno y frutas de temporada- le sobran para componer una carta escueta, divertida y paradójica, de precios moderados para lo que se estila en la capital de Francia, en la que tan sólo cambian las recetas. Como es habitual en las atmósferas Ducasse, la escenografía es deslumbrante. Hasta tal punto que casi todo está mejor que la propia cocina. Las verduras, que varían según las estaciones, proceden de agricultores conocidos, mientras que los cortes de vacuno, de raza charolesa, llegan de Normandía de la mano de ganaderos amigos. Por eso, los retratos de los proveedores, auténticas vedettes, ornamentan los comedores con el rango de personajes ilustres. Tan desenfadado es el estilo que todo incita a componer menús verticales, sólo con verduras (puerros tibios, alcachofas a la griega, lentejas verdes estofadas) o acaso con bogavante, rompiendo el rutinario orden de entrante, plato principal y postre. Entre las carnes y los pescados, que incluso se pueden solicitar por medias raciones, las sensaciones varían. El bogavante en olla es delicioso; la carrillera de vacuno estofada, suculenta; la carne de vaca marinada (gravlax) al estilo del salmón noruego, desilusionante; el corazón de lomo de vaca, discreto, y los entrecós con guarnición de verduras, correctos. El pan y el café, como es lógico, bastante cuidados. Una comida que satisface a todo el mundo sin que la marca Ducasse impresione a nadie.
POSTRES Y BODEGA
EL RESTAURANTE 59 POINCARÉ, de estética clásica, aunque repleto de detalles vanguardistas, se distribuye en dos estancias. En la planta alta, el comedor principal, ornamentado con revestimientos de madera y trampantojos que emulan librerías; abajo, el denominado café dans l'heure, un espacio desenfadado donde se pueden degustar gruesos entrecós de 300 o 500 gramos. En este mismo lugar se encuentra la despensa, pieza maestra del entorno, gruesa vitrina transparente donde se colocan las verduras del día a temperatura climatizada, y maduran y reposan los gruesos costillares de vacuno. Particular interés posee su bodega, una lista de vinos con más de 500 referencias realizada por Gérard Margeon, el sumiller jefe de los establecimientos de Ducasse. Es incomprensible que en una relación en la que figuran vinos de todo el mundo, los españoles brillen por su ausencia. Particular relevancia alcanzan los postres, capítulo en el que aparecen frutas de temporada y donde, como en el resto de la carta, se aprecian altibajos: soberbios los mangos asados; delicada la declinación de plátanos; exquisitos los cítricos, y decepcionantes las manzanas asadas.
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