_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Símbolos

Un símbolo es una representación perceptible de una realidad en virtud de rasgos que se asocian a ésta por una convención socialmente aceptada. Su gran utilidad reside en el hecho de materializar conceptos abstractos en imágenes concretas que ayudan a su comprensión.

La justicia es un concepto difícil de expresar con palabras: 'Virtud de obrar y juzgar teniendo por guía la verdad y la equidad'. La misma definición contiene abstracciones necesarias ya que nos movemos en el mundo de la moral y la ética. Una representación simbólica facilita mucho la asimilación popular de tan brumosa concepción. Secularmente la imagen de la justicia es una figura femenina con reminiscencia de cariátide griega, con los ojos vendados, con una espada en la mano izquierda y una balanza en la derecha. La ceguera inducida por la venda nos quiere indicar que la justicia no reparará en la condición de la persona juzgada: ricos, pobres, poderosos o débiles serán tratados por igual. La balanza simboliza el equilibrio, la prudencia y la sopesada reflexión a la hora de tomar las decisiones. La espada, por último, representa la fuerza y determinación de la ley en el momento de aplicar el justo castigo.

El problema surge en el momento que la representación simbólica no refleja la realidad de lo que quiere significar. En ese instante el símbolo se muda en caricatura que vergonzantemente nos recuerda constantemente lo que debería ser y no es, lo simbolizado.

Esta desvinculación es lo que parece estar ocurriendo en nuestro país con el asunto judicial. Determinadas sentencias y actuaciones de los jueces son vistas por la ciudadanía como una negación total de las virtudes que adornan a la simbólica fémina que los representa. Así, la reciente decisión de tres magistrados, por la que un poderoso narcotraficante ha sido excarcelado, apelando a posibles desarreglos psíquicos del delincuente y facilitando, al mismo tiempo que su mejoría física, que se cumplieran, sus comprensibles deseos, de no 'verles más el pelo' ni a los jueces ni a sus carceleros. El ciudadano común, por pocas entendederas que tenga, deduce que tal decisión se toma en virtud de la fuerza que el poder de este individuo, o su grupo, ejerce, en cualquiera de sus múltiples manifestaciones, sobre los que le tienen que juzgar. Por tanto, la venda que cubre los ojos de la justicia ha sido arrancada, dejando actuar a una mirada de agudeza visual exquisita.

Una sentencia dictada hace unos meses en Cataluña consideraba como atenuante a la violación perpetrada por un joven sobre una anciana, el hecho de que ésta hubiese opuesto resistencia a la consumación del acto. Afortunadamente, la septuagenaria señora murió, por causas naturales, antes de conocer que su violador tenia carta blanca del juzgado para seguir practicando su afición. ¿Qué podemos pensar en este caso sobre la calibración del fiel de la balanza judicial? Como poco, que es extremadamente defectuosa.

En cuanto al valor simbólico de la espada justiciera, se me ocurre comentar el caso, ocurrido en Galicia, de un hombre que, mientras paseaba al anochecer, oyó una voz femenina que, procedente de un oscuro portal, pedía socorro. El hombre se acercó y vio como un individuo intentaba forzar a la mujer. Con rapidez logró apartarlo y le propinó un puñetazo en la cara. El frustrado violador y la agredida presentaron sendas denuncias en el juzgado. En las fechas en que tuve noticia del caso, el juicio por intento de violación, ni siquiera se había celebrado. Sin embargo, el héroe salvador había sido condenado a pagar todos los gastos médicos derivados de su puñetazo, más una sanción económica por haber empleado una fuerza excesiva a la hora de evitar que la agresión sexual a la muchacha se consumara. ¿Es ésta la espada de la ley? Más bien puñal de doble filo con una parte roma, la que apunta al delincuente.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Debemos pensar que estos son ejemplos aislados que sobresalen de una justicia, en general, correctamente impartida, pero precisamente su flagrante arbitrariedad mina la confianza de los ciudadanos en el poder judicial y se corre el peligro de que, en sus mentes, la impresionante señora que simboliza a la justicia se convierta en una macarra con visión telescópica, un cubilete de dados en la mano derecha y unas maracas en la izquierda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_