Pacto por un yen barato
Desde el pasado mes de septiembre la atención de los mercados financieros internacionales se ha centrado en el continente americano. Por una parte, todavía se está analizando el impacto que los atentados del 11 de septiembre tendrán sobre la economía estadounidense y, por extensión, en el conjunto de la economía mundial. Por otra, la crisis argentina ha hecho erupción después de un largo, y dañino, periodo de latencia, sin que a fecha de hoy pueda descartarse un empeoramiento de la situación en términos ya no sólo económicos, sino políticos y sociales.
Todos estos acontecimientos han dejado en un segundo plano la evolución de los mercados financieros asiáticos, a pesar de que en ellos se están produciendo movimientos muy significativos. Quizá el más relevante es la depreciación experimentada por el yen japonés desde mediados del pasado año. Así, frente al euro el yen se ha depreciado cerca de un 20%, evidenciando, una vez más, la alta volatilidad de esta moneda (en el primer semestre de 2001 su comportamiento frente al euro fue el opuesto, con una apreciación próxima al 10%). Todo indica que las autoridades japonesas ven con agrado esta depreciación. La política cambiaria se sumaría así a la monetaria y a la fiscal en la labor de reactivación económica. Los más críticos advierten que estas políticas de demanda carecerán una vez más de efectividad a medio plazo si no van acompañadas de reformas más profundas, sobre todo en el sector crediticio de la economía.
Una depreciación sostenida del yen puede abrir el camino a devaluaciones competitivas en su área geográfica
En este contexto, el debilitamiento de la economía japonesa se volvió a poner de manifiesto esta semana con el dato de la evolución de los precios mayoristas, que cayeron un 0,8% en diciembre, mientras que los préstamos bancarios descendieron un 4,3% en ese mismo mes, lo que supone el cuadragésimo octavo mes de bajadas consecutivas de este indicador. Paralelamente, la oferta monetaria crecía un 3,4% en el último mes de 2001, lo que situaba el balance anual en el 2,8%, por encima del 2,1% de 2000.
Contemplemos la situación desde otro punto de vista potencialmente peligroso. Una depreciación sostenida del yen puede abrir el camino a devaluaciones competitivas en su área geográfica. La amenaza, una vez más, proviene de China, y los efectos son conocidos. La crisis asiática de 1997 tuvo como uno de sus detonantes la devaluación de la moneda china. No extrañan, por tanto, las voces de alarma que comienzan a surgir entre los especialistas de las economías asiáticas.
Enrique Martín y Enrique Sánchez del Villar son analista y socio, respectivamente, de Analistas Financieros Internacionales.
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