Cambio de planes en Argentina
Las empresas españolas modifican sus estrategias ante las medidas dictadas por el Gobierno Duhalde
La grave crisis que atravisa Argentina ha cambiado las reglas de juego para los inversores extranjeros. Las empresas españolas han quedado desconcertadas. Mientras se definen las nuevas normas, las compañías piensan su próxima jugada en silencio y en medio de la incertidumbre. De momento, ya han perdido unos tres billones de pesetas en su capitalización bursátil pero, a pesar de todo, no buscan un enfrentamiento directo con el nuevo Gobierno de Eduardo Duhalde, pero a partir de ahí se abren diversas estrategias.
Lo que más ha irritado al inversor español ha sido la 'pesificación' de las tarifas de empresas de servicios públicos privatizadas
Uno de los sectores que tiene menos capacidad de negociación con el Gobierno es el de las telecomunicaciones
Repsol YPF admite que sus planes están en suspenso hasta que el Gobierno decida los últimos detalles de las medidas económicas
Los bancos padecerán una caída en los niveles de operaciones, clientes y depósitos, que siguen saliendo del sistema financiero a cuentagotas
El modelo económico que estableció el Gobierno de Carlos Menem en los años noventa, basado en la apertura económica, las privatizaciones y la paridad fija del peso y el dólar, sustentó una fuerte corriente de inversiones de empresas españolas. Así lo explica la página web de la Fundación Cámara Española de la República Argentina (FUCAES), que reúne a las principales compañías asentadas en la tercera economía latinoamericana. Más adelante, en el mismo texto, se informa que de España llegaron inversiones por 8.000 millones de dólares y se pronostica el aterrizaje de otros 12.000 millones en los próximos años. Esta última cifra, sin embargo, ha quedado en duda después de que el presidente Eduardo Duhalde, enemigo visceral de Menem en el peronismo, fijara las primeras bases de otra Argentina.
Para empezar, la moneda nacional se ha devaluado el 29%, lo que frenará el flujo de importaciones por su encarecimiento. Pero lo que más ha irritado al inversor español, el segundo en Argentina después de Estados Unidos, ha sido la pesificación de las tarifas de las empresas de servicios públicos privatizadas -establecidas en divisas norteamericanas- y de los créditos de hasta 100.000 dólares. Ambas decisiones apuntan a aliviar el impacto de la devaluación en los ciudadanos y se han adoptado bajo el temor a un nuevo cacerolazo. A pesar de ello, las clases media y alta de Buenos Aires batieron el jueves pasado sus utensilios de cocina por la extensión de la congelación de los depósitos.
Las incertidumbres
Aún quedan muchas incertidumbres sobre las nuevas medidas económicas. De ahí que los portavoces de las cinco grandes empresas españolas en Argentina (Repsol YPF, Telefónica, Endesa, BBVA y SCH) se nieguen a explicar sus alternativas de futuro. El Gobierno argentino todavía no ha definido cómo compensará a las entidades financieras por la pesificación de créditos, lo que inunda de dudas al BBVA Banco Francés y al Banco Río (SCH).
Tampoco se sabe si el Ejecutivo aplicará un impuesto a las exportaciones de hidrocarburos, lo que desorienta a Repsol YPF. Ni se ha convocado a las empresas de servicios públicos a renegociar los contratos, lo que inquieta a Edesur (eléctrica de Endesa), Gas Natural Ban, Metrogas (Repsol YPF), Telefónica y Aguas Argentinas (Aguas de Barcelona).
'No hay nada firme', reconoce la analista Eugenia Benítez, de la sociedad de bolsa local Allaria Ledesma. Considera que era 'inevitable' la decisión oficial de mantener las tarifas de los servicios públicos en pesos, dada la agudización de la crisis argentina. En los dos últimos años desde la recesión iniciada en 1998, las ventas de estas compañías han empeorado sustancialmente, mientras la pobreza ha atrapado al 40% de la población y el índice de paro ha ascendido al 18,3%. La devaluación del 29% puede impactar en la misma medida en los beneficios de las privatizadas, según establecen algunas predicciones independientes.
Los analistas, sin embargo, no creen que las empresas españolas abandonen el país. 'Han hecho inversiones de mediano y largo plazo. No las abandonarán totalmente', razona el titular de la consultora Argentina Research, Rafael Ber. Pero admite que 'las inversiones están frenadas por ahora'. Matiza también que 'pasadas las primeras olas de conflicto, las firmas españolas no podrán dejar de invertir y menos en los sectores en los que están'. 'No creo que mantengan el actual ritmo de inversiones', añade un analista de un banco en Argentina. 'No van a perder dinero sino que caerán sus beneficios el 20%', continúa.
Las empresas de gas y electricidad podrán negociar la ampliación geográfica de sus mercados monopolísticos. Las concesionarias de autovías de acceso a Buenos Aires, en las que han invertido Dragados, OHL y Acesa, tal vez intenten la prolongación de los plazos de los contratos. Cada una procurará cambiar las condiciones anteriores para atenuar la pesificación de sus tarifas, según el analista de Argentina Research. 'No necesariamente el precio es lo importante', opina.
Por lo que se refiere a Endesa, cuenta con inversiones en Edesur, una de las dos distribuidoras de la ciudad de Buenos Aires, y en centrales eléctricas. Su sector ya vivía en la incertidumbre desde mediados del año pasado, cuando comenzó a discutirse un nuevo marco regulatorio para alentar las inversiones en generación y transporte y así alejar la amenaza de un apagón en 2003 o 2004. Las proyectos futuros dependen de la futura norma, cuyo debate ha quedado relegado por la crisis nacional, y de una eventual recuperación económica del país.
Problemas de suministro
Pero Edesur, según Ber, enfrentará problemas de suministro si no se reinician las inversiones en generación. A pesar de la recesión, la demanda eléctrica ha crecido en forma sostenida y su ritmo de expansión se incrementará por una una futura reactivación económica y porque sectores de bajos recursos aún permanecen fuera de su red.
Uno de los sectores con menos capacidad de negociación con el Gobierno es el de las telecomunicaciones, donde rige la desregulación y la competencia desde noviembre de 2000. 'Si aún hubiese mercados monopolísticos sería más fácil compensar a Telefónica', admite Ber. Una opción para aligerar el peso de la devaluación radica en la reducción de la exigencia contractual de invertir en zonas de baja renta. En la actualidad, Telefónica está obligada a destinar el 5% de su facturación a un fondo para asegurar un servicio universal.
Los analistas calculan que la devaluación mermará en un 28% los beneficios en dólares de Telefónica de Argentina. Esta filial representa el 12% de los resultados antes de impuestos, intereses y amortizaciones (EBITDA) del grupo Telefónica. Sólo después de dos años podrá recuperar su nivel de ganancias locales, en opinión de Ber. Sus inversiones en redes en los últimos años han resultado suficientes para que su oferta exceda la demanda, de modo que no se esperan grandes desembolsos en el futuro próximo.
'Si el mercado crece, volverá a invertir', asegura Ber. 'Esperará a que el mercado se reacomode, muchos competidores que surgieron con la desregulación desaparecerán, y volverá a invertir a partir de 2003', especula el titular de Argentina Research.
Benítez pronostica que las empresas privatizadas intentarán ajustar sus costes para adaptarse a la nueva realidad. Telefónica enfrenta las opciones de recortar la publicidad, renegociar los convenios laborales con los sindicatos, ajustar la plantilla, las nóminas o los horarios de trabajo. 'La operadora bajó sus niveles de inversión el año pasado, lo que es natural después de los fuertes desembolsos previos a la desregulación. Sus inversiones seguirán cayendo en el futuro porque deberá destinar los pesos de sus ventas al pago de deudas en dólares', vaticina Benítez. La segunda empresa de Argentina en facturación observará una bajada de sus ventas y una subida de la morosidad, pero Allaria Ledesma descarta que pierda dinero. Al igual que las demás compañías privatizadas, los pronósticos indican que ganará menos. También se prevé una contracción de sus negocios en sus canales de televisión y la consolidación de la apuesta a la exportación de contenidos audiovisuales.
Planes en suspenso
Repsol YPF rediseñó el año pasado toda su estrategia en el mundo para afrontar su abultada deuda, pero en ese momento optó por mantener sus programas de inversión en Argentina. Fuentes de la empresa admiten que los planes están en suspenso hasta que el Gobierno de Duhalde decida los últimos detalles de las medidas económicas. Benítez, de Allaria Ledesma, considera que un gravamen a las exportaciones petroleras puede impactar en las inversiones de Repsol YPF en segmentos de baja rentabilidad.
'El impuesto sube los costes de producción y quita las ventajas de exportar tras la devaluación', observa la analista. De todos modos, opina que la petrolera española permanecerá en Argentina, donde ocupa el primer lugar de la clasificación de empresas por facturación. Su principal fuente de producción de crudo reposa en este país suramericano. Benítez baraja la posibilidad de que la empresa pida al Gobierno argentino aminorar sus perjuicios mediante una extensión de los plazos de las concesiones de yacimientos de crudo y gas.
Si el Gobierno termina imponiendo el tributo a las exportaciones de hidrocarburos, Repsol YPF puede que opte por concentrar su producción local en el mercado interno. Sucede que el principal cliente externo es Brasil, que en pocos años logrará autoabastecerse. La petrolera española ya está consolidando su posición en la exploración y extracción de crudo en el gigante suramericano. En cambio, seguirá exportando gas de Argentina a Brasil y Chile, pues su oferta sobrepasa con creces la demanda doméstica y además no sufrirá cargas tributarias. Ber considera que continuarán con fuerza y sin cambios las inversiones en producción de gas, en la petroquímica PBB Polisur (participada también por la norteamericana Dow Chemical) y en las gasolineras, de modo de contrarrestar el ingreso de la brasileña Petrobras en la comercialización de combustibles.
Fuentes de Gas Natural Ban, controlada indirectamente por Repsol YPF, dijeron que esperan que el Gobierno los llame a renegociar el contrato antes de evaluar escenarios. 'Han cambiado las reglas de juego', insisten.
Los bancos SCH Y BBVA son los que llevan la peor parte de las empresas españolas en Argentina. Corren el riesgo de perder 1.000 millones de euros entre los dos, según un analista de un banco de inversión norteamericano. 'Con una provisión de 900 millones de dólares, SCH está totalmente cubierto y es posible que BBVA, con una provisión de 360 millones, tengo que aportar algo más, unos 180 millones', sugiere el analista.
Beneficiados por la prolongación de la congelación de depósitos, deberán prever un aumento de la morosidad crediticia y recapitalizar sus filiales, según coinciden Benítez y Ber. Los bancos han de reencauzar el negocio y cuidar mejor la calidad de su cartera de clientes. Dejarán de crecer en sectores de clientes de alto riesgo y bajarán sus inversiones porque necesitarán recuperar capital, en opinión de Argentina Research. 'A corto plazo consolidarán lo que tienen, sin mayores movimientos', predice Ber.
Las redes
SCH y BBVA (que controlan respectivamente el 7,6% y el 8,1% de los depósitos en Argentina) ya han ejecutado las mayores inversiones para modernizar sus oficinas y sistemas, por lo que Benítez espera una menor apuesta inversora en el futuro.
Ber observa que los bancos también padecerán una caída en los niveles de operaciones, clientes y depósitos, que siguen saliendo del sistema financiero a cuentagotas por las restricciones dispuestas por el anterior Gobierno de Fernando de la Rúa. Las entidades, además, prestarán menos a un Estado que batalla por el déficit cero. El analista considera que lo único positivo para Santander Central Hispano y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria será que, por su importancia en Argentina, podrán aprovechar el futuro aumento de la concentración bancaria. Su mayor desafío consistirá en recuperar la confianza de los ahorradores, perdida por la congelación de depósitos.
La congelación de depósitos -denominada corralito- agrega un elemento más en contra de la inversión extranjera, pues dificulta el envío de divisas al exterior. Empresarios y economistas consideran que sólo retornarán los flujos de capitales a Argentina cuando se recupere la estabilidad política y económica, para lo que se requerirá, entre otras cosas, el respaldo de los organismos financieros multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional.El modelo económico que estableció el Gobierno de Carlos Menem en los años noventa, basado en la apertura económica, las privatizaciones y la paridad fija del peso y el dólar, sustentó una fuerte corriente de inversiones de empresas españolas. Así lo explica la página web de la Fundación Cámara Española de la República Argentina (FUCAES), que reúne a las principales compañías asentadas en la tercera economía latinoamericana. Más adelante, en el mismo texto, se informa que de España llegaron inversiones por 8.000 millones de dólares y se pronostica el aterrizaje de otros 12.000 millones en los próximos años. Esta última cifra, sin embargo, ha quedado en duda después de que el presidente Eduardo Duhalde, enemigo visceral de Menem en el peronismo, fijara las primeras bases de otra Argentina.
Para empezar, la moneda nacional se ha devaluado el 29%, lo que frenará el flujo de importaciones por su encarecimiento. Pero lo que más ha irritado al inversor español, el segundo en Argentina después de Estados Unidos, ha sido la pesificación de las tarifas de las empresas de servicios públicos privatizadas -establecidas en divisas norteamericanas- y de los créditos de hasta 100.000 dólares. Ambas decisiones apuntan a aliviar el impacto de la devaluación en los ciudadanos y se han adoptado bajo el temor a un nuevo cacerolazo. A pesar de ello, las clases media y alta de Buenos Aires batieron el jueves pasado sus utensilios de cocina por la extensión de la congelación de los depósitos.
Las incertidumbres
Aún quedan muchas incertidumbres sobre las nuevas medidas económicas. De ahí que los portavoces de las cinco grandes empresas españolas en Argentina (Repsol YPF, Telefónica, Endesa, BBVA y SCH) se nieguen a explicar sus alternativas de futuro. El Gobierno argentino todavía no ha definido cómo compensará a las entidades financieras por la pesificación de créditos, lo que inunda de dudas al BBVA Banco Francés y al Banco Río (SCH).
Tampoco se sabe si el Ejecutivo aplicará un impuesto a las exportaciones de hidrocarburos, lo que desorienta a Repsol YPF. Ni se ha convocado a las empresas de servicios públicos a renegociar los contratos, lo que inquieta a Edesur (eléctrica de Endesa), Gas Natural Ban, Metrogas (Repsol YPF), Telefónica y Aguas Argentinas (Aguas de Barcelona).
'No hay nada firme', reconoce la analista Eugenia Benítez, de la sociedad de bolsa local Allaria Ledesma. Considera que era 'inevitable' la decisión oficial de mantener las tarifas de los servicios públicos en pesos, dada la agudización de la crisis argentina. En los dos últimos años desde la recesión iniciada en 1998, las ventas de estas compañías han empeorado sustancialmente, mientras la pobreza ha atrapado al 40% de la población y el índice de paro ha ascendido al 18,3%. La devaluación del 29% puede impactar en la misma medida en los beneficios de las privatizadas, según establecen algunas predicciones independientes.
Los analistas, sin embargo, no creen que las empresas españolas abandonen el país. 'Han hecho inversiones de mediano y largo plazo. No las abandonarán totalmente', razona el titular de la consultora Argentina Research, Rafael Ber. Pero admite que 'las inversiones están frenadas por ahora'. Matiza también que 'pasadas las primeras olas de conflicto, las firmas españolas no podrán dejar de invertir y menos en los sectores en los que están'. 'No creo que mantengan el actual ritmo de inversiones', añade un analista de un banco en Argentina. 'No van a perder dinero sino que caerán sus beneficios el 20%', continúa.
Las empresas de gas y electricidad podrán negociar la ampliación geográfica de sus mercados monopolísticos. Las concesionarias de autovías de acceso a Buenos Aires, en las que han invertido Dragados, OHL y Acesa, tal vez intenten la prolongación de los plazos de los contratos. Cada una procurará cambiar las condiciones anteriores para atenuar la pesificación de sus tarifas, según el analista de Argentina Research. 'No necesariamente el precio es lo importante', opina.
Por lo que se refiere a Endesa, cuenta con inversiones en Edesur, una de las dos distribuidoras de la ciudad de Buenos Aires, y en centrales eléctricas. Su sector ya vivía en la incertidumbre desde mediados del año pasado, cuando comenzó a discutirse un nuevo marco regulatorio para alentar las inversiones en generación y transporte y así alejar la amenaza de un apagón en 2003 o 2004. Las proyectos futuros dependen de la futura norma, cuyo debate ha quedado relegado por la crisis nacional, y de una eventual recuperación económica del país.
Problemas de suministro
Pero Edesur, según Ber, enfrentará problemas de suministro si no se reinician las inversiones en generación. A pesar de la recesión, la demanda eléctrica ha crecido en forma sostenida y su ritmo de expansión se incrementará por una una futura reactivación económica y porque sectores de bajos recursos aún permanecen fuera de su red.
Uno de los sectores con menos capacidad de negociación con el Gobierno es el de las telecomunicaciones, donde rige la desregulación y la competencia desde noviembre de 2000. 'Si aún hubiese mercados monopolísticos sería más fácil compensar a Telefónica', admite Ber. Una opción para aligerar el peso de la devaluación radica en la reducción de la exigencia contractual de invertir en zonas de baja renta. En la actualidad, Telefónica está obligada a destinar el 5% de su facturación a un fondo para asegurar un servicio universal.
Los analistas calculan que la devaluación mermará en un 28% los beneficios en dólares de Telefónica de Argentina. Esta filial representa el 12% de los resultados antes de impuestos, intereses y amortizaciones (EBITDA) del grupo Telefónica. Sólo después de dos años podrá recuperar su nivel de ganancias locales, en opinión de Ber. Sus inversiones en redes en los últimos años han resultado suficientes para que su oferta exceda la demanda, de modo que no se esperan grandes desembolsos en el futuro próximo.
'Si el mercado crece, volverá a invertir', asegura Ber. 'Esperará a que el mercado se reacomode, muchos competidores que surgieron con la desregulación desaparecerán, y volverá a invertir a partir de 2003', especula el titular de Argentina Research.
Benítez pronostica que las empresas privatizadas intentarán ajustar sus costes para adaptarse a la nueva realidad. Telefónica enfrenta las opciones de recortar la publicidad, renegociar los convenios laborales con los sindicatos, ajustar la plantilla, las nóminas o los horarios de trabajo. 'La operadora bajó sus niveles de inversión el año pasado, lo que es natural después de los fuertes desembolsos previos a la desregulación. Sus inversiones seguirán cayendo en el futuro porque deberá destinar los pesos de sus ventas al pago de deudas en dólares', vaticina Benítez. La segunda empresa de Argentina en facturación observará una bajada de sus ventas y una subida de la morosidad, pero Allaria Ledesma descarta que pierda dinero. Al igual que las demás compañías privatizadas, los pronósticos indican que ganará menos. También se prevé una contracción de sus negocios en sus canales de televisión y la consolidación de la apuesta a la exportación de contenidos audiovisuales.
Planes en suspenso
Repsol YPF rediseñó el año pasado toda su estrategia en el mundo para afrontar su abultada deuda, pero en ese momento optó por mantener sus programas de inversión en Argentina. Fuentes de la empresa admiten que los planes están en suspenso hasta que el Gobierno de Duhalde decida los últimos detalles de las medidas económicas. Benítez, de Allaria Ledesma, considera que un gravamen a las exportaciones petroleras puede impactar en las inversiones de Repsol YPF en segmentos de baja rentabilidad.
'El impuesto sube los costes de producción y quita las ventajas de exportar tras la devaluación', observa la analista. De todos modos, opina que la petrolera española permanecerá en Argentina, donde ocupa el primer lugar de la clasificación de empresas por facturación. Su principal fuente de producción de crudo reposa en este país suramericano. Benítez baraja la posibilidad de que la empresa pida al Gobierno argentino aminorar sus perjuicios mediante una extensión de los plazos de las concesiones de yacimientos de crudo y gas.
Si el Gobierno termina imponiendo el tributo a las exportaciones de hidrocarburos, Repsol YPF puede que opte por concentrar su producción local en el mercado interno. Sucede que el principal cliente externo es Brasil, que en pocos años logrará autoabastecerse. La petrolera española ya está consolidando su posición en la exploración y extracción de crudo en el gigante suramericano. En cambio, seguirá exportando gas de Argentina a Brasil y Chile, pues su oferta sobrepasa con creces la demanda doméstica y además no sufrirá cargas tributarias. Ber considera que continuarán con fuerza y sin cambios las inversiones en producción de gas, en la petroquímica PBB Polisur (participada también por la norteamericana Dow Chemical) y en las gasolineras, de modo de contrarrestar el ingreso de la brasileña Petrobras en la comercialización de combustibles.
Fuentes de Gas Natural Ban, controlada indirectamente por Repsol YPF, dijeron que esperan que el Gobierno los llame a renegociar el contrato antes de evaluar escenarios. 'Han cambiado las reglas de juego', insisten.
Los bancos SCH Y BBVA son los que llevan la peor parte de las empresas españolas en Argentina. Corren el riesgo de perder 1.000 millones de euros entre los dos, según un analista de un banco de inversión norteamericano. 'Con una provisión de 900 millones de dólares, SCH está totalmente cubierto y es posible que BBVA, con una provisión de 360 millones, tengo que aportar algo más, unos 180 millones', sugiere el analista.
Beneficiados por la prolongación de la congelación de depósitos, deberán prever un aumento de la morosidad crediticia y recapitalizar sus filiales, según coinciden Benítez y Ber. Los bancos han de reencauzar el negocio y cuidar mejor la calidad de su cartera de clientes. Dejarán de crecer en sectores de clientes de alto riesgo y bajarán sus inversiones porque necesitarán recuperar capital, en opinión de Argentina Research. 'A corto plazo consolidarán lo que tienen, sin mayores movimientos', predice Ber.
Las redes
SCH y BBVA (que controlan respectivamente el 7,6% y el 8,1% de los depósitos en Argentina) ya han ejecutado las mayores inversiones para modernizar sus oficinas y sistemas, por lo que Benítez espera una menor apuesta inversora en el futuro.
Ber observa que los bancos también padecerán una caída en los niveles de operaciones, clientes y depósitos, que siguen saliendo del sistema financiero a cuentagotas por las restricciones dispuestas por el anterior Gobierno de Fernando de la Rúa. Las entidades, además, prestarán menos a un Estado que batalla por el déficit cero. El analista considera que lo único positivo para Santander Central Hispano y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria será que, por su importancia en Argentina, podrán aprovechar el futuro aumento de la concentración bancaria. Su mayor desafío consistirá en recuperar la confianza de los ahorradores, perdida por la congelación de depósitos.
La congelación de depósitos -denominada corralito- agrega un elemento más en contra de la inversión extranjera, pues dificulta el envío de divisas al exterior. Empresarios y economistas consideran que sólo retornarán los flujos de capitales a Argentina cuando se recupere la estabilidad política y económica, para lo que se requerirá, entre otras cosas, el respaldo de los organismos financieros multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional.
Las exportadoras, únicas beneficiarias de la devaluación
La devaluación argentina dejará ganadores y perdedores. Un informe del economista Marco Lavagna, de la consultora Ecolatina, señala que los sectores de bienes exportables y que compiten con importaciones resultarán los más beneficiados con el nuevo tipo de cambio. La estructura de precios se modificará a su favor y comenzarán a ganar parte del terreno perdido en los noventa ante los servicios, que representan el 64% del PIB (280.000 millones de dólares). Los fabricantes locales que utilizan importaciones, la mayoría de ellos, se verán perjudicados por el incremento de los precios, pero este impacto lo compensará el efecto positivo de la devaluación en las exportaciones. Los primeros en beneficiarse serán los que disponen de ventajas competitivas: los bienes primarios y las manufacturas agropecuarias. En segundo término mejorarán las ventas al exterior de productos plásticos, pieles, metales comunes, maquinaria eléctrica y material de transporte terrestre. En el corto plazo no surgirán nuevos sectores exportadores. El encarecimiento de las importaciones conducirá a algunas sustituciones por manufacturas locales, pero el deterioro de ciertas industrias impedirá un fenómeno generalizado. Además existen bienes de capital y productos de alta tecnología que sólo se producirán en Argentina si algún día se inician inversiones en ese sentido. Las industrias textil y del calzado, de las más castigadas por la apertura económica de los noventa, no volverán a convertirse en grandes exportadores, pero sí podrán competir en mejores condiciones con los artículos del exterior. El sector de electrodomésticos, en el que invirtió la española Fagor, no experimentará cambios significativos porque gran parte de las compras provienen de Brasil, en opinión de Lavagna. Según Reuters, entre los perdedores de la devaluación están las operadoras de servicios privatizados (Telefónica, Repsol YPF, Gas Natural, Aguas de Barcelona y Endesa), bancos locales y extranjeros (SCH y BBVA), compañías de seguros de retiro y vida (Mapfre), supermercados y sector automovilístico.
Constructoras, autopistas, hoteles y periódicos, entre los afectados
No sólo las cinco grandes empresas españolas tratan de orientarse en Argentina. Otras 400 también están reordenando sus números y planes. En esa lista se inscriben las constructoras y concesionarias de autovías Acesa, OHL y Dycasa (controlada por Dragados); los hoteles NH; Aerolíneas Argentinas (propiedad del grupo Marsans); la fabricante de neveras McLean (filial de Fagor Electrodomésticos); Cementos Avellaneda (de Cementos Molins); Aguas de Barcelona y el Grupo Correo. El máximo responsable de la cadena NH para Suramérica, Enrique Fortin de Béarn, reconoce que la devaluación puede favorecer la llegada de turistas a Argentina en el medio plazo, aunque considera muy pronto hablar del porvenir. NH cuenta con siete hoteles en Argentina y un octavo está construyéndose en Mendoza. Su fecha de apertura se mantiene sin modificaciones para el segundo trimestre de 2002, tras una inversión de siete millones de dólares. De momento no hay más planes. Fortin ahora está ocupado en calcular los costes y así redefinir las tarifas, que han permanecido sin cambios. 'No aumentamos los precios porque más del 50% de nuestros huéspedes son locales, pero tendremos que subirlos si los costes se incrementan', reconoce. También le inquieta la previsible profundización de la crisis económica porque sus hoteles tienen como principal clientela a ejecutivos de empresas. El director general del Grupo Correo para su división de prensa internacional, Fernando Samaniego, aclara primero que su compañía continúa interesada en Latinoamérica, incluida Argentina, aunque dice que en la actualidad resulta difícil definir estrategias a largo plazo. El Grupo Correo es dueño del 33% de Cimeco, propietaria del 85% de los periódicos La Voz del Interior y Los Andes. Cimeco afrontará una situación complicada en lo inmediato porque factura en pesos y adeuda en dólares. La crisis la ha obligado a posponer algunas decisiones de inversión, aunque Samaniego prefiere esperar unas semanas para ver cómo se acomoda la cotización del dólar y después redefinir estrategias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- NH Hoteles
- Agbar
- Inversiones extranjero
- Eduardo Duhalde
- Cuenta resultados
- Endesa
- Repsol
- Argentina
- Petroleras
- Grupo Santander
- Petróleo
- Comercio internacional
- Combustibles fósiles
- Telefónica
- Compañías eléctricas
- Sector eléctrico
- Gobierno
- Combustibles
- Latinoamérica
- Sudamérica
- Materias primas
- Empresas
- Energía eléctrica
- Comercio