Los otros cuidados ante el cáncer
El primer congreso de psicología oncológica abordará en Valencia las necesidades de estos enfermos
Una de cada diez personas desarrollará un tumor maligno a lo largo de su vida. La cifra es elevada, pero el problema del cáncer va más allá de su frecuencia debido a la dificultad que plantea en ocasiones su tratamiento, a pesar de los grandes avances alcanzados en los últimos años. Los índices de supervivencia crecen año tras año, pero el avance de la medicina no es lo suficientemente rápido como para garantizar la victoria sobre la enfermedad. De ahí la fuerte carga psicológica que acompaña, fundamentalmente, a las personas que sufren la enfermedad, pero también a los familiares y el entorno afectivo de los enfermos. Y la necesidad creciente de hacer frente a este problema añadido.
Hasta un 25% de los enfermos que desarrollan un tumor presentan un cuadro de ansiedad o depresión, por lo que necesitarán un tratamiento psiquiátrico o psicológico. Otro 60%, sin llegar a los extremos de los anteriores, también requirirán asistencia psicológica para hacer frente a la carga emocional que acompaña la enfermedad. Por eso, al margen del tratamiento oncológico, cada vez está tomando más peso la necesidad de afrontar la lucha contra el cáncer desde la atención integral al enfermo, en la que los cuidados psicológicos son un puntal esencial. Elena Ibáñez, catedrática de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de Valencia y presidenta de la Sociedad Española de Psico-Oncología es una de las primeras personas que comenzó a recorrer este camino.
La gravedad de la enfermedad y la dureza de los tratamientos que suelen requerir estos pacientes -quimioterapia, radioterapia- arrincona en la mayoría de los casos la asistencia psicológica, que suele quedar desatendida, pese a su importancia.
Una de las características comunes a todos los enfermos a los que Ibáñez ayuda es el sentimiento de culpabilidad. Tras el shock inicial de conocer el diagnóstico, la primera reacción de los enfermos es relacionar la aparición del tumor con hábitos, conductas o acciones realizadas que van desde la dieta a desengaños amorosos. El primer paso es desterrar la idea de que podrían haber hecho algo. 'No sirven de nada estos reproches y no ayudan a combatir la enfermedad', apunta Ibáñez.
Una vez el enfermo toma conciencia de su situación, el próximo paso es convertirse en agente activo. Para ello, es importante que el enfermo no se someta al tratamiento desde el desconocimiento, sino que pida al médico información, que indague sobre su situación exacta, sobre los efectos secundarios de la terapia o que tome las riendas directamente del control de sus análisis.
Además se ha de romper lo que Ibáñez llama 'la conspiración del silencio', es decir, la tendencia a cerrarse y no expresar sus sentimientos y superar trastornos de adaptación, como la incapacidad de recuperar la actividad familiar que desarrollaba antes de la enfermedad, una situación que se da con más frecuencia entre las mujeres.
En general, el objetivo de los especialistas es reforzar cuatro pilares. Por un lado, ayudar a los enfermos a hacerles recuperar la vida previa al tumor. A ello se añade la necesidad de que los pacientes controlen los sentimientos negativos que les genera la enfermedad -como los de culpabilidad antes comentados- y que aprendan a expresar las emociones que sienten y a pedir, o dar a entender, las que requieren: es muy común que existan problemas derivados de que los enfermos esperan de los demás un comportamiento que no les comunican. El objetivo de todo ello es contribuir de forma importante no sólo a mejorar la calidad de vida del enfermo, sino a aumentar sus tasas de supervivencia.
Todos estos aspectos se abordarán en Valencia entre el 24 y el 26 de este mes en el hotel Meliá Valencia Palace, donde se celebrará el primer congreso nacional de la Sociedad Española de Psico-Oncología.
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