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Veteranos de la República solicitan que Valencia rinda un homenaje a la primera mujer que fue concejal

Guillermina Medrano fue la primera mujer que, con 23 años, ocupó un cargo de concejal en el Ayuntamiento de Valencia. Accedió al escaño cuando formaba parte de las filas de Izquierda Republicana, el partido que dirigía el entonces presidente del Estado, Manuel Azaña, y ejerció de responsable del área de cultura, acompañando en el gobierno municipal a su marido, Rafael Supervia, de su mismo partido y primer teniente de alcalde.

Ayer, algunos de los antiguos militantes de la Federación Universitaria Escolar (FUE) -asociación universitaria republicana recientemente galardonada con la Medalla de la Universidad de Valencia- acudió al Ayuntamiento de Valencia y junto a la portavoz del grupo socialista, Ana Noguera, solicitaron a la alcaldesa, Rita Barberá, que desde el consistorio se rinda un homenaje a Medrano, 'en consideración a su paso por ese Ayuntamiento como la primera mujer en la historia de la corporación que pisó un escaño (...) máxime cuando la alcaldía de la ciudad está regida por una mujer'.

Junto a su faceta de mujer política, la primera concejal de la ciudad destacó también por su actividad en la docencia. Tras la Guerra Civil, se exilió junto a su marido en la República Dominicana, donde fundó un centro educativo al que acudían los hijos de la colonia diplomática de la isla y los de la burguesía dominicana. Un endurecimiento del régimen forzó su salida del país en dirección a los Estados Unidos, donde siguió profundizando en la labor educativa. Una vez establecida en Washington, sirvió de referencia a los exiliados insignes que pasaban por la ciudad. Así, su domicilio fue la residencia habitual del destacado dirigente del Partido Socialista Obrero Español Indalecio Prieto e incluso durante la transición su casa fue escala de personalidades que acudían a la ciudad.

Entre la lista de reconocimientos con los que cuenta esta mujer que roza los 90 años, destaca el que le concedió la Universidad de Harvard por su actividad como maestra distinguida. Su labor también fue reconocida por la España democrática, que en marzo de 1986 le otorgó el Lazo de Isabel la Católica. Hace tres años, obtuvo un premio de manos de la Federació de Dones Progressistes de la Comunitat Valenciana, uno de los pocos recibidos en su tierra natal.

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