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Reportaje:

A Falla le sale la competencia

Los granadinos García Román y Enrique Rueda estrenan obras con la orquesta de su ciudad

En Granada, la música está por ver. Si la ciudad tuvo un esplendoroso pasado con creadores como Manuel de Falla, parece que el futuro no le va a la zaga: de un tiempo a esta parte, han comenzado a saltar nombres que llaman la atención en todo el país. José García Román, Premio Nacional de Música, o Enrique Rueda, son algunos de ellos. La Orquesta Ciudad de Granada (OCG) ha visto que hay un filón de compositores y ha decidido mostrarlo. Mañana viernes estrenará de forma absoluta dos nuevas obras de esos dos compositores. A Falla le está saliendo compentencia.

A José García Román, de 56 años, y a Enrique Rueda, de 38, apenas les separan casi 20 años. Pero les unen muchas más cosas: su pasión por la música clásica, la tremenda maestría que tienen del lenguaje musical y el reconocimiento por parte de los expertos. La OCG, bajo la dirección de su titular, Josep Pons, pondrá en escena dos curiosas piezas de ambos compositores, De civitate aquae, de García Román, y Fanfarria OCG, de Enrique Rueda. Todo aderezado, en el auditorio Manuel de Falla, con la Sinfonía número 1 en re mayor, Titán, de Gustav Mahler.

'Cuando la orquesta me encargó una obra', recuerda García Román, 'pensé en hacerles algo como homenaje a sus diez años de existencia y también homenajear a Granada'. La primera imagen sonora que acudió a la mente del compositor fue el agua. 'Pero no el agua estridente, sino el agua pequeña, las gotas de agua'. 'En una gota de agua', dice el autor, 'podemos oir los latidos del corazón de Granada'. Esa pasión por la ciudad le ha llevado a presidir la Real Academia de Bellas Artes, una institución a la que ha sometido ahora a un proceso de modernización. Pero... ¿se puede vivir de la música?

'Hoy por hoy, no', replica el compositor. 'Pero la mayoría de los compositores no escriben por el dinero, sino por la necesidad de expresarse'.

La actitud de Rueda es más irónica. 'Yo me dedico a la música por el dinero. Mi pasión es la cocina', bromea. El autor, frente a la tranquilidad acuática de García Román, un compositor considerado como técnicamente muy complejo por los estudiosos, presenta una fanfarria orquestal que, en un lenguaje casi rockero, él define como 'cañera'. A partir de la siglas de la orquesta granadina, y otorgándole a cada letra una nota musical, Rueda ha escrito una composición que ha terminado convirtiéndose en una especie de identificación de la OCG.

García Román y Rueda representan dos visiones personales y diferentes de la música culta. Mientras el primero se ha adentrado por los vericuetos más intrincados de lo contemporáneo, el segundo dice que no usa técnicas empleadas en los últimos cuarenta años. Los dos, sin embargo, comparten su pasión por la música y elel estímulo de saberse descendientes de Manuel de Falla.

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Despierta el talento dormido

'Los ensayos no son sólo buenos, son absolutamente estupendos', afirma orgulloso y alegre el director Josep Pons, responsable de la Orquesta Ciudad de Granada (OCG) y también, junto al gerente, Oriol Ponsa, de la idea de empezar a programar compositores actuales vivos y granadinos. Pons, un apasionado tanto de Manuel de Falla como de la música del siglo XX -ahora ya del siglo XXI-, ha decidido que la OCG no sólo sea una de las mejores formaciones del país, sino que pueda estimular a los compositores. Tal vez sea ésa una de las razones por las que los creadores comienzan a moverse en la ciudad. 'Durante mucho tiempo', comenta José García Román, 'en España no hubo nada, y el talento estaba dormido. En el momento en que aparecen medios, es decir, buenas orquestas, y gente con interés, surgen los compositores, porque se animan a expresar su voz personal'. García Román, autor de cuatro sinfonías, una ópera con libreto de Antonio Muñoz Molina (El bosque de Diana) y que prepara ahora un gran Réquiem, está considerado como uno de los autores más brillantes de los últimos veinte años. El próximo día 29, el Festival Internacional de Canarias estrena su obra Vapore del cuore, mientras hace un repaso por el catálogo de toda su obra. El compositor simboliza al pionero de la música clásica en Granada. Y entre los que le siguen se encuentra Enrique Rueda, un malagueño que trabaja como catedrático de Armonía en el conservatorio de Granada y al que, a los 17 años, ya le estrenó su primer preludio la Orquesta de Málaga. A los 19 lo hacía la Orquesta Nacional de España. Ahora prepara un ballet mientras batalla con su primera sinfonía. 'A mí lo que me impulsa a escribir no son los hallazgos técnicos', explica sobre su estilo, 'sino la emoción. Sin emoción, sin ponerle todo el corazón encima, no se puede hacer buena música. Y eso no lo digo yo, eso lo decían ya los compositores que había en el siglo XIV'.

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