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La policía de Madrid busca a los responsables de un 'banco filatélico' por una estafa de 600.000 euros

La entidad cerró su oficina sin devolver a una treintena de inversores una media de 12.000 euros

F. Javier Barroso

El Banco Filátelico Español, SA, (Banfisa), una entidad de inversiones en sellos de correos, se ha convertido en la pesadilla en los últimos meses de una treintena de particulares. Éstos han denunciado que la empresa ha cerrado sus oficinas, en la calle de la Montera (distrito Centro) sin haberles pagado las cantidades que habían invertido en los últimos 15 años. Los afectados calculan que la supuesta estafa alcanza los 600.000 euros (unos 100 millones de pesetas), ya que a cada cliente le ha dejado de abonar de media unos 12.000 euros (unos dos millones de pesetas). En algunos casos, la cifra supuestamente estafada llega a los 72.000 euros por persona. La policía investiga ahora el paradero de los administradores.

La historia de Banfisa comienza a finales de los años ochenta, cuando la entidad empezó a captar clientes. Las modalidades que utilizaban sus agentes comerciales eran muy diversas. En unos casos, los empleados se presentaban en domicilios particulares y ofrecían sus productos. En otras, los representantes de la empresa contactaban con los padres de recién nacidos, a los que regalaban unas 20.000 pesetas en sellos (120 euros), siempre que invertiesen en la empresa. Las cantidades entregadas por cada cliente oscilaban entre las 5.000 y las 15.000 pesetas mensuales.

En el contrato que firmaban los representantes del banco y sus clientes quedaba recogido que los inversores recibían un interés del 15% en los primeros cinco años y de un 20% en los cinco siguientes.

Banfisa sólo ponía una condición para devolver lo invertido: no se podían recuperar las cantidades entregadas antes de 10 años. Al final de ese periodo, la entidad se comprometía a devolver lo invertido, más los intereses, en sellos de correos. Los altos intereses prometidos, normales para los años ochenta, no levantaron nunca sospechas.

Las irregularidades comenzaron cuando se cumplieron los diez años del contrato (hacia 1997) y ya era tiempo de recuperar lo invertido. Muchos clientes acudieron a las oficinas y se toparon entonces con que se encontraban cerradas. Gracias al portero de la finca, en la calle del Príncipe, se enteraron de que la entidad había cambiado de domicilio.

Los afectados reclamaron lo que se les adeudaba en la nueva sede social. La entidad les entregó entonces varias colecciones de sellos, pero de países africanos. Pero una nueva sorpresa esperaba a los inversores. Cuando los clientes acudieron a diversas filatelias de la capital para tasar los timbres, los expertos les anunciaron que los sellos valían poco más de 120 euros (unas 20.000 pesetas). La entidad se comprometió a recomprar los sellos si, transcurridos tres años, los inversionistas no los habían revendido a terceros.

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Pero los nuevos plazos expiraron el verano pasado. La última fecha fijada por Banfisa para devolver el dinero terminó el pasado 12 de octubre. A partir de entonces, los inversionistas volvieron a la sede de Montera. Allí conocieron que la empresa había sido desahuciada por impago del alquiler de los dos últimos meses. 'Entonces no lo dudé un segundo y les denuncié, porque es inadmisible que jueguen con las ilusiones de las personas', explica Nemesio Alonso, que tendría que haber cobrado 12.020 euros (unos dos millones de pesetas).

Este periódico ha intentado, sin éxito, hablar con la administradora única del Banco Filátelico Español, María del Carmen Navarro Sanz.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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