Las voces de la noche
Renée Fleming, soprano estadounidense que habita normalmente en la cresta de la ola, actuó una vez más en el Palau en el primer concierto europeo, único en España, de la gira mundial de presentación de su nuevo disco, una grabación que ofrece el denominador común de la nocturnidad pues todas las canciones que la integran conectan por algún punto, a veces muy indirectamente, con la noche, ya sea por la parte del insomnio, por la del ajetreo amoroso nocturno -las más- o por la de la pesadilla. Todas las canciones eran, de algún modo, voces de la noche.
La voz de Fleming es indiscutiblemente de primerísima categoría: una grande y bella voz que se proyecta muy bien y que es capaz de enfrentarse a grandes espacios, orquestas grandes y sesiones largas sin desfallecer. Sube bien al agudo, el centro es consistente y con buen cuerpo y, sin que se la pueda considerar una soprano dramática, baja aceptablemente a la zona grave. Los problemas surgen cuando hay que empezar a hacer filigranas: la transición dinámica en los apianamientos o en los efectos de messa di voce no se produce de manera suave y regular sino a saltos y, en este trance, no siempre se consigue aguantar suficientemente la afinación y la calidad de la emisión. Fleming posee una voz grande que sufre cuando tiene que trabajar a bajo rendimiento.
Renée Fleming, soprano
Jean-Yves Thibaudet, piano. Canciones de Joseph Marx, R. Strauss, C. Debussy y Sergei Rachmaninov y piezas para piano de Franz Liszt y Debussy. Temporada de Conciertos Palau 100. Palau de la Música Catalana. Barcelona, 3 de enero.
Como intérprete Renée Fleming resultó muy satisfactoria, no presenta quizá ni la exquisitez ni la exactitud o la sofisticación expresivas de las grandes damas del lied, pero entra perfectamente en el texto y el espíritu de las canciones.
Fleming estuvo bien en las cuatro canciones iniciales, muy raramente interpretadas, de Marx (1882 - 1964), curiosas muestras de Jugendstil liederístico vienés, a continuación ofreció lecturas plausibles de cuatro lieder de Richard Strauss, pero fue en la segunda parte, con tres Chansons de Bilitis de Debussy sobre textos de Pierre Louÿs y seis canciones de Rachmaninov cuando brindó su mejor rendimiento vocal y artístico.
Babelia
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