Cursillos de solidaridad
La diversión no está reñida con la solidaridad. Seguro que la niña de la foto se apresurará a ayudar a cualquier persona ciega con la que se tope a partir de ahora. Y es que meterse durante unos minutos en la piel de un invidente -bastan un antifaz totalmente opaco y un bastón metálico- es un cursillo acelerado de solidaridad. Voluntarios de diversas ONG los imparten durante estos días en el Parque Infantil de Navidad (PIN) de Bilbao. Los chavales que quieran también pueden probar a caminar con muletas y sentir, por ejemplo, cómo se vive tras quedar mutilado por una mina antipersona.
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