Pequeño cambio, gran salto
Al fin. Después de décadas de ser contemplado como un sueño, de 10 años como un proyecto y de tres como una moneda virtual, ha llegado el euro.
Los detalles prosaicos de la introducción de billetes y monedas de euro ocultan su significado histórico. La nueva moneda es un triunfo político. (...) Su lanzamiento físico es el testamento de una generación de líderes visionarios que aspiraron a un sueño, a menudo en contra de parte de la opinión pública. Las reputaciones del Helmut Kohl, el ex canciller alemán, y de François Mitterrand, el ex presidente francés, se han desteñido. Pero su logro, junto con el de Jacques Delors, el ex presidente de la Comisión Europea, que dirigió el proyecto, está más allá de disputas. (...)
Los contratiempos logísticos son inevitables. Habrá confusión entre los consumidores. Pero estas dificultades deberían durar poco. Los preparativos técnicos, bajo la supervisión del Banco Central Europeo, han sido impresionantes.
La Unión Económica y Monetaria, sin embargo, aún está lejos. Todavía queda mucho por hacer. (...) Un euro que genere crecimiento y una inflación baja ayudará a restaurar la confianza en las instituciones europeas. Daría cimientos a la cohesión de la Unión. (...) Pero si la moneda llegara a simbolizar estancamiento, la misma UE será culpada.
El euro no es un mero instrumento para transacciones monetarias; es también el símbolo de una apuesta común de Europa. En esto radica el riesgo y también el desafío. La nueva moneda (...) debe ser un éxito. No hay alternativa.
Londres, 2 de enero
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