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Crónica:CRÓNICA EN VERDE
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los 'bichos' más raros

Una veintena de vertebrados se encuentran al borde de la extinción en Andalucía

Para el que, sin ser especialista, examine el Libro rojo de los vertebrados amenazados de Andalucía, que se publicó el pasado otoño, puede resultar llamativa la clasificación que se aplica a las diferentes especies, según un baremo establecido por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Así, dentro del grupo de los mamíferos, el lince ibérico se cita 'en peligro de extinción', mientras que, dentro del mismo grupo, aparecen otras seis especies que, en el sur de la Península, se encuentran 'en peligro crítico de extinción', es decir, aún más amenazadas.

Lo que hace del lince ibérico una especie singular es la ausencia de efectivos en otras zonas del planeta, pero lo cierto es que los expertos han identificado más de 20 vertebrados que están a punto de desaparecer del territorio andaluz y la mayoría de ellos apenas es conocida fuera de los círculos científicos.

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El grupo de las aves es el más numeroso. De las 92 especies amenazadas, 12 padecen una situación crítica. No es el águila imperial, de la que apenas sobreviven en Andalucía unas 25 parejas, la única rapaz que está al borde de la extinción, en parecidas circunstancias se encuentran el milano real, del que se anota una población de 50-100 parejas, y el alimoche común, cuyos efectivos también rondan el medio centenar de parejas.

Aunque del paíño europeo, una pequeña ave marina, se calcula que nidifican en toda España unas 3.000 parejas, la única colonia andaluza reúne, en la isla de Terreros (Almería), unas 30 parejas. Tampoco abunda el cormorán moñudo, igualmente ligado a las zonas costeras, del que se citan alrededor de 20 parejas reproductoras repartidas entre el litoral almeriense y Gibraltar. El fumarel común, una golondrina de mar que cría en humedales, sólo ha llegado a reunir, en los mejores años, una población reproductora inferior al medio centenar de parejas.

Aves típicas de zonas húmedas, que llegaron a ser particularmente abundantes en las marismas del Guadalquivir, también se encuentran al borde de la desaparición. Quizá el caso más llamativo sea el de la cerceta pardilla, el pato con mayor número de efectivos en Doñana y su entorno hasta mediados del siglo XIX y del que en 1999 solo se citaron una veintena de parejas. El avetoro común hace casi diez años que no se reproduce en estos mismos territorios, la garcilla cangrejera ha pasado de contar con unas 450 parejas en 1990 a reunir algo más de 100, y del porrón pardo y la focha moruna apenas quedan un puñado de parejas aisladas.

El torillo andaluz, de aspecto parecido al de una codorniz, ha dejado de verse en las zonas gaditanas y onubenses en las que habitaba, por lo que se sospecha que su población es minúscula. Y la avutarda común, que cierra el capítulo de las aves más escasas, ha perdido en pocos años casi dos tercios de sus efectivos, disminuyendo por debajo de las 250 parejas.

Dentro del grupo de los mamíferos son 48 las especies amenazadas, de las que seis se anotan en estado crítico. Es el caso del murciélago patudo, del que solo se tenían pruebas de su presencia en Andalucía gracias a tres ejemplares capturados, cerca de Almería, en 1958. La especie volvió a aparecer en una cueva próxima a Antequera (Málaga) en 1998 aunque se sospecha que sus poblaciones son pequeñas y frágiles.

El lobo parece que inició una lenta recuperación en Andalucía a mediados de los años 90, pero, en el mejor de los casos, quedan menos de 50 ejemplares repartidos en dos núcleos, uno ligado a la cuenca del Yeguas y otro al norte de Hornachuelos, ambos en la Sierra Morena cordobesa.

Del topillo de Cabrera sólo se han encontrado poblaciones aisladas en Sierra Nevada, Sierra de Cazorla y estribaciones de las Sierras Subbéticas cordobesas.

También se citan en el apartado de los mamíferos el caso del delfín común, la foca monje y la ballena de los vascos, especies que ocasionalmente visitan las costas y cuyas poblaciones son muy pequeñas o bien han experimentado una grave regresión.

Entre los peces de aguas continentales el ejemplo clásico de especie amenazada es el esturión, cuya última cita, en la desembocadura del Guadalquivir, se remonta al año 1992. También al borde de extinción se encuentran, dentro de este grupo, la bogardilla, el fartet y el fraile.

Y en lo que se refiere a los reptiles, es el lagarto verdinegro, cuyas únicas poblaciones andaluzas se localizan en la Sierra Morena jiennense, el más amenazado.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Los que ya no están

Hace ya 15 años que se vio volar por última vez a un quebrantahuesos en las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Aquel era, posiblemente, el único superviviente de una reducida población de cinco parejas que habían sido censadas en estos parajes a mediados de los años cincuenta. Con su desaparición la especie se consideró extinguida en Andalucía, a pesar de algunas observaciones esporádicas de aves errantes. Si la naturaleza se dio por vencida ante el acoso humano, los científicos tratan ahora de corregir esta situación. Desde 1996 la Consejería de Medio Ambiente viene desarrollando el Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos, uno de cuyos pilares es la cría en cautividad de esta rapaz. Dentro del grupo de las aves no es esta la única especie cuya desaparición se reseña en el Libro Rojo de los Vertebrados Amenazados de Andalucía. También se considera extinguido, a escala regional, el tarro canelo, un pato de gran tamaño y plumaje en un característico tono herrumbroso. Es posible que los últimos ejemplares encontraran refugio en las marismas del Guadalquivir, aunque en la actualidad sus poblaciones de cría más cercanas se encuentran en el norte de África. En el apartado de los mamíferos solo se cita la extinción del nóctulo mediano, un murciélago arborícola para el que resultó fatal la pérdida de masas forestales, con árboles viejos, en zonas de valle y el uso indiscriminado de pesticidas. La única cita fiable en Andalucía es la de un ejemplar capturado a principios del siglo XX en Sevilla, individuo que se encuentra depositado en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. El espinoso, un pez de pequeño tamaño que habitaba en lagunas litorales y estuarios como el del Guadalquivir, también se incluye en la lista de vertebrados desaparecidos. En el resto de España todavía es abundante en la cornisa cantábrica y Galicia.

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