Japón ensaya la nueva telefonía móvil
El éxito del servicio 'i-mode' de comunicación y contenidos en el país asiático contrasta con el retraso del sistema UMTS en Europa, que lastra los resultados de operadoras y fabricantes
El gigante japonés de la telefonía NTT DoCoMo ha conseguido hacer realidad lo que aún es una quimera en Europa: construir una industria de servicios alrededor de los 30 millones de usuarios de móviles i-mode, la antesala de la tan anunciada tecnología de tercera generación conocida en Europa por las siglas UMTS. Los usuarios japoneses de i-mode envían correos electrónicos, navegan por Internet e incluso hacen transacciones con su banco a través del teléfono desde hace un par de años. También se suscriben a los servicios de un sinfín de compañías -58.000 empresas elaboran contenidos para DoCoMo- y generan beneficios millonarios: 2.700 millones el año que viene en el caso de la filial de NTT.
La clave de este éxito, que la empresa japonesa quiere exportar ahora a Europa, es una mezcla de factores sociales y culturales y decisiones empresariales inteligentes. Los largos trayectos de casa al trabajo empujan a la utilización del móvil entre unos ciudadanos que son los mayores consumidores de información del mundo, y la estrechez de las casas hace que en muchas ocasiones este teléfono sustituya al ordenador personal como puerta de acceso a Internet. Eso sin contar con la comodidad que supone para los usuarios de i-mode el pagar una única factura por todos los servicios a los que acceda a través del móvil.
Los japoneses son además los únicos que han dado un paso más hasta llegar a la telefonía de tercera generación. Desde octubre está operativo FOMA, y sólo el primer día se vendieron 11.000 terminales, a pesar de su alto precio.
En Europa, mientras tanto, la nueva tecnología del móvil no acaba de cuajar en negocio. Las promesas de operadores y fabricantes no se han hecho realidad. Las empresas soportan el lastre de las deudas billonarias contraídas para hacerse con las licencias UMTS y tienen que enfrentarse a decenas de miles de despidos.
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