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Reportaje:

Una víctima a favor del diálogo

María Isabel Lasa, titular de la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo, milita en la izquierda desde el franquismo

La Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo que presidirá María Isabel Lasa, viuda del ex gobernador civil de Guipúzcoa Juan María Jauregi, dependerá orgánicamente del consejero de Interior del Gobierno Vasco, Javier Balza, pero sus oficinas estarán ubicadas fuera de las dependencias oficiales del Ejecutivo autónomo en el polígono de Lakua, en Vitoria.

De esta forma se ha tratado de mantener una distancia física real que simbolice desde el principio de su andadura que la nueva dirección destinada a la atención de las víctimas del terrorismo va a realizar su labor con independencia de la Administración vasca. Se ha interpretado que así lo requería la entidad recién creada, cuya vocación principal consistirá en asistir y atender directamente a las víctimas del terrorismo, incluidos quienes sufren la presión de la extorsión y la violencia de persecución, para lo que se requerirán grandes dosis de sensibilidad, compresión y paciencia.

Maria Isabel Lasa, la nueva responsable, es a quien corresponde imprimir carácter y credi-bilidad al nuevo organismo que parte de cero y sin referencias previas. La viuda de Jauregi, que militó junto con su marido en las filas de la izquierda vasca durante el franquismo, tiene, junto a la experiencia de la sacudida de la violencia, una personalidad política propia que ha dejado patente durante el año transcurrido tras el asesinato de Jauregi.

Lasa ha seguido viviendo en Legorreta, localidad guipuzcoana de 1.400 habitantes, pero no ha sido una víctima callada, ha preferido asumir un cierto protagonismo. Durante estos meses, María Isabel Lasa ha realizado un esfuerzo por pregonar a los cuatro vientos un discurso en favor del diálogo político y de unidad democrática entre los partidos, en sintonía con el mantenido por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y en contraste con el de quienes reprochan al nacionalismo que su identificación con los fines de ETA es un aliciente para la voilencia.

Su aparición en la gran manifestación por la 'Paz. ETA no' que convocó Ibarretxe, en Bilbao en octubre de 2000, fue su arranque. Tres meses después de que asesinaran a su marido en Tolosa, Lasa leía ante 100.000 personas reunidas en Bilbao un texto escrito por ella misma en el que afirmaba rotunda: 'El odio no va a anidar en nuestros corazones'. Una afirmación que reforzaba a continuación asegurando que 'es mucho más lo que nos une que lo que nos separa' en su esfuerzo por proclamar la necesidad de potenciar la unidad de los partidos democráticos.

Desde entonces, Lasa ha estado presente en cuantas actividades políticas han tenido alguna relación con las víctimas del terrorismo. En homenajes como el que rindió la ciudad de San Sebastián al socialista Ernest Lluch. Lasa no ha faltado a ninguna de las concentraciones convocadas después de cada atentado de ETA y, pese a su discreción, ha acudido personalmente a estar junto a los familiares de las víctimas que se han ido sucediendo tras el asesinato de su marido.

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'Es la persona adecuada para este cargo', reconoció ayer el consejero de Interior. 'Es una conocedora directa de las necesidades de este colectivo', añadió. Lasa es una víctima pero también una veterana militante de la izquierda que imprimirá valores como la solidaridad de la que tan necesitadas están las víctimas.

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