¡Alto el fuego!
A veces la realidad supera con creces en ironía a la propia ficción. Hace unos días se ha planteado el problema del terrorismo en la última cumbre europea, y todas las miradas han estado centradas en la decisión final de Italia. Sinceramente, que se plantee de forma oficial el problema que hoy en día supone el terrorismo es un avance muy importante. Sin embargo, ¿qué tipo de terrorismo es el que preocupa a esta cumbre? ¿La violencia simplemente? ¿La supresión de los derechos y libertades? ¿El terrorismo político?... Lo cierto es que todas estas circunstancias que atentan contra los derechos humanos se dan en Israel y nadie decide tomar medidas para solucionarlo.Lo que es verdaderamente incomprensible es que un pueblo castigado a lo largo de la historia siga hoy en día optando por la violencia.Y que además lo haga a través de un auténtico sistema democrático, donde se acata la decisión de la mayoría. Resulta muy difícil imaginar el rencor y el odio que el pueblo israelí guarda en sus adentros para optar por la peor de las elecciones como método de defensa. Es absolutamente necesario hacer comprender a Israel que el terrorismo tan sólo se cobra vidas de inocentes y que con él nunca se conseguirán los objetivos de manera justa. Pero, ¿quién está dispuesto a explicarle a Sharon que debe hablar antes de empuñar el arma? El conflicto de Oriente Próximo no es tan sólo un enfrentamiento continuo entre israelíes y palestinos, sino que es un objetivo de lucha para todos aquellos que creemos en la libertad de pensamiento y en el derecho a la vida de los seres humanos.Y debería ser un objetivo también para todos aquellos organismos e instituciones con influencia mundial que en teoría creen en lo mismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.