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Crónica:BALONCESTO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Suma y sigue

Jordan y los Wizards, cada vez más coordinados, ganan también a los Knicks

El libro sobre las hazañas de Michael Jordan en el Madison Square Garden ya tiene un nuevo capítulo. En los 80, en los 90 y ahora también en el primer decenio del siglo XXI, el mejor baloncestista de la historia ha dejado su sello en la cancha de Nueva York. En 55 partidos en ella ha marcado más de 32 puntos de promedio. En la madrugada de ayer una canasta suya a tres segundos del final fue decisiva para el triunfo de los Wizards de Washington sobre los Knicks de Nueva York.

A falta de menos de 30 segundos, el marcador estaba igualado a 83. Tiempo muerto con posesión para el Washington. ¿Alguna duda sobre quién iba a jugarse la posesión definitiva? 'No', niega con rotundidad Hubert Davis, compañero de Jordan. La jugada empieza con el alero fuera de la zona tan sólo por unos centímetros, recibe el balón y se dirige hacia el lado derecho para superar a Latrell Sprewell. El Nueva York ha decidido no hacer el dos contra uno y la ayuda de Allan Houston llega tarde: Jordan anota desde cinco metros.

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Cuando todavía no ha acabado diciembre, los Wizards está a cinco victorias de las 19 que lograron la temporada pasada. ¿Efecto Jordan? Parece indudable. Con 14 triunfos y 12 derrotas, su equipo es el sexto de la Conferencia Este y lleva una racha de nueve encuentros ganados. En definitiva, la estrella ha conseguido que los Wizards sean capaces de luchar por entrar en la fase final.

A pesar de que Jordan ha bajado sus promedios respecto al primer mes de competición, el Washington vence: todo un buen síntoma. En nada se parece este equipo al que encadenó ocho derrotas en noviembre. El partido del 4 de diciembre, ante el San Antonio Spurs, se antoja la clave del cambio. Jordan lo vio desde la grada por su dolencia en las rodillas y comprobó desde fuera cómo es el juego de sus compañeros. El resto de la plantilla, a pesar de la derrota, ganó en autoestima al intentar salir adelante sin su estrella. En el siguiente entrenamiento, el juego de Jordan cambió, lanzó menos a canasta y buscó buenas posiciones de tiro para el equipo. Desde ese día, el Washington no es un conjunto formado por una figura y cuatro acompañantes. Ellos han aprendido a jugar con él y él ha aprendido a confiar en ellos.

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