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Elogio y celebración del pavo

¿Qué aconseja el médico para pasar las fiestas con salud? Cocina tradicional y mesura

La mesa está servida. Para empezar, un caldo suave, dorado, de esos que dan ganas de cerrar los ojos y bañarse dentro. Luego, un pavo majestuosamente relleno y horneado. Y marisco, y vinos y licores, y dulces.

Así se celebra la Nochebuena en Andalucía, y tanta alegría no tiene por qué perjudicar a nadie. Pero es un hecho que la posibilidad de sufrir un infarto de miocardio aumenta en un 20% después de una cena copiosa; también es cierto que la mayoría de la población engorda entre dos y tres kilos durante las fiestas, cosa que no daña gravemente a los que están sanos, pero sí a obesos, diabéticos e hipertensos. ¿Es posible compatibilizar las celebraciones navideñas con la salud?

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'La comida es un placer al que no se puede renunciar', responde, cargado de razón, el doctor Pedro Benito, presidente de la Sociedad Andaluza de Endocrinología y Nutrición. 'Sólo hace falta equilibrio'. Según Benito, seguir la tradición local es buena idea. 'El caldo, el pavo y el besugo son alimentos sanos; lo que hay que tomar con mesura son los accesorios y los aderezos'. Y si se abusa, el enemigo público número uno es el polvorón. 'Estos dulces son muy calóricos, con tanta harina y azúcar, y contienen gran cantidad de manteca de cerdo, una grasa nada saludable', señala.

Hay que ponerse un límite, pues, y evitar esas largas sobremesas en las que, dándole a la pandereta o charlando, uno se traga inadvertidamente caja y media de mantecados surtidos. Benito recomienda poner en la mesa sólo lo que se tiene previsto comer y beber, y no llenar las fuentes a rebosar. También sugiere que se retiren las bandejas una vez que los comensales hayan terminado o, como alternativa, que se traslade la fiesta a otro lugar de la casa, para que no todo gire alrededor de la comida.

Y que nadie se acueste directamente después de darse un atracón, 'porque así se favorecen los accidentes vasculares, ya lo dice el refrán: de grandes cenas están las sepulturas llenas'.

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Las personas sometidas a una dieta especial (obesos, diabéticos, hipertensos), continúa el endocrino, no deben privarse de todo 'como ermitaños', porque se desaniman, y acaban abandonando y entregándose a grandes excesos. 'Lo mejor es decidir de antemano en qué ocasión se va a cometer la transgresión', aclara Benito, 'y luego, compensarla con más verduras y ejercicio'. Porque, afirma, una cosa es olvidarse del régimen en Nochebuena y otra pasarse dos semanas picando alfajores y roscos de vino.

No vale escudarse en los dulces sin azúcar, porque lo que importa es su carga calórica, que sigue siendo muy alta aunque contengan fructosa o sorbitol, en vez de glucosa. 'Para los diabéticos y los obesos es mejor comer un poco de turrón o un polvorón de los de toda la vida', asegura el doctor. 'Pero con moderación'. Esa es la palabra mágica, junto con tradición.

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