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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Interinos para rato...

Merece la pena explicarles un poco la situación laboral de los médicos interinos, un 35% de las personas que les atienden en consultorios, quirófanos y salas de hospitales.

Seis años de carrera, dos a cuatro años sentado frente a los libros entre cuatro paredes, una oposición vencida (el MIR) y tres a cinco años de residente. Después, un título de especialista y a la calle. A mendigar un contrato por esas gerencias hospitalarias de Andalucía y a hacer méritos después para esperar la oposición y la consolidación.

Y larga fue la espera. Desde 1990 a 1999 no se convocó una oferta pública de empleo. Muchas cosas pasan en tantos años. Los servicios hospitalarios se organizan. La gente también organiza sus vidas y echa raíces. Es la vida en interinidad. Por otra parte, con interinos se gobierna mejor un hospital (son más obedientes). Y, además, no cobran trienios. Cuando por fin se convoca una oferta pública de empleo es como un terremoto. Siempre hay perjudicados con el baremo. Es lógico que cualquier perjudicado recurra judicialmente y paralice. Así pasó con la oferta pública de empleo de 1999. Más años. Interinos por todas partes. Y en los puntos más sensibles (como los transplantes).

La situación era ya insostenible. En Madrid los interinos presionaron y lo obtuvieron: una oferta pública de empleo especial (de consolidación de empleo). Algunos dijeron: plazas para todos por la cara. Es posible, pero en la situación creada, no se podía desenvolver ninguna oferta pública de empleo con normalidad y respeto a los preceptos constitucionales. Y lo que es peor: no podía ejecutarse una oposición sin desarmar puntos neurálgicos de interés sanitario.

¿Y ahora en Andalucía? No se sabe. El SAS ni sabe ni contesta. Podría adherirse al espíritu y contenido de la oferta pública de empleo extraordinaria, pero no se pronuncia. Ni siquiera una declaración de intenciones o un gesto amable. Como si no existiéramos. No sé realmente lo que esperan. ¿Saben el tiempo que llevamos en compás de espera? ¿Nos les parece que Madrid les ha brindado una excelente posibilidad (legal) de acabar con el malestar de un sector tan sensible? Si en esta tesitura se obstinan en ofrecernos la indiferencia y el maltrato institucional no voy a tener más remedio que pensar que tienen algo personal contra nosotros y que realmente les da igual la labor que desempeñamos.

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