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Entrevista:MUSA ARAFAT | Responsable de la seguridad militar palestina | La situación en Oriente Próximo | GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

"Estamos muy lejos de una guerra civil entre los palestinos"

Musa Arafat, 60 años, dirige con puño de hierro la Inteligencia Militar, un cuerpo de élite de los servicios secretos palestinos, cuya misión mas importante en estos momentos es la de aplicar y hacer respetar el alto el fuego decretado por el presidente Yasir Arafat. Está decidido a cumplir su misión con energía y fiereza aunque ello suponga detener a militantes y dirigentes de las formaciones fundamentalistas de Yihad Islámica y Hamás y colocar a los territorios palestinos patas arriba, al borde de una confrontación fratricida.

'Estamos muy lejos de una guerra civil entre los palestinos; Hamás y Yihad Islámica no son nuestros enemigos, son partes integrantes del pueblo de Palestina, el único problema es que han equivocado su táctica; éste no es el momento para ataques suicidas, tienen que acatar las órdenes del presidente', afirma Musa Arafat en un tono tranquilizador, en su despacho del complejo militar del Serrallo, en el corazón de Gaza, donde se ha incorporado hace poco menos de una semana tras un largo exilio provocado por los continuos bombardeos de los aviones de combate israelíes contra los cuarteles de la policía palestina.

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Tema:: Oriente Próximo, 50 años de lucha

Musa Arafat, primo de Yasir Arafat, ha sido desde hace más de tres décadas el compañero fiel e inseparable del presidente, con quien fundó en 1965 el partido Al Fatah y a quien acompañó en su largo exilio por Siria, Libia, Jordania y Túnez, para regresar a Gaza en 1994. Responsable desde 1968 de los servicios secretos palestinos en Jordania, fue el encargado de constituir las primeras células de información sobre los movimientos del Ejército israelí, orientando así a los grupos guerrilleros de la OLP. Hoy la misión de Musa Arafat al frente de la Inteligencia Militar es sustancialmente diferente: recabar información para conseguir aplicar la paz.

'El principal problema para poner en práctica la tregua son los movimientos radicales, los grupos solitarios y aislados, que continúan actuando por su cuenta, de manera anárquica, sin ninguna dirección; son gente ignorante, que a duras penas entiende lo que sucede en el terreno y que desprecian la coyuntura política o las presiones internacionales', subraya Musa Arafat, mientras las calles de Gaza recuperan lentamente la calma tras dos jornadas de tensiones y enfrentamientos entre la policía palestina y militantes islámicos en los campos de refugiados.

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La misión de Musa Arafat, como número uno de los servicios secretos palestinos se ha complicado, sin embargo, en las últimas horas como consecuencia de la actitud levantisca de algunos oficiales y agentes de los cuerpos de seguridad, que han desafiado a las órdenes del presidente y se han colocado al lado de los grupos radicales, ayudándoles a perpetrar atentados y realizar ataques contra las tropas y la población israelí, desoyendo la orden de alto el fuego.

'Es cierto. También tenemos problemas dentro de nuestras fuerzas de seguridad. Pero no es un problema de indisciplina grave. Ha habido detenciones incluso entre agentes de mi propio servicio. No es una situación alarmante. Es la cuota habitual de indisciplina de cualquier fuerza. Si quiere saber lo que es indisciplina militar vaya usted a Siria', recalca Musa Arafat, tratando de minimizar la situación y esconder el descontento y la indignación de una tropa a la que desde hace un tiempo se la ha mandado enfrentarse a sus hermanos del pueblo palestino.

Es un momento difícil para la vida de este abogado, licenciado en El Cairo, convertido desde hace años en un alto responsable militar de un inexistente ejército en un embrión de Estado llamado Palestina. Es un momento tan embarazoso políticamente como el que vivió en Ramala hace tres años, cuando por orden del presidente trató de desarmar las milicias de Al Fatah que provocó una serie de enfrentamientos en los que murió el niño palestino-español Wasam al Tarifi. Entonces como ahora la multitud se echó a la calle para acusar a Musa Arafat de asesino.

'Fue una muerte fortuita, provocada por los disparos de los manifestantes. Ni yo ni mis hombres tuvimos nada que ver con la muerte del niño. Estoy dispuesto y preparado a asumir cualquier investigación', concluye Musa Arafat, dolido aún por una vieja historia, cuya sombra le ha convertido en uno de los personajes políticos más criticados en las calles de Cisjordania.

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