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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El respiro de Arafat

El anuncio del movimiento terrorista palestino Hamás de que suspende la acción de los comandos suicidas en 'territorio ocupado por Israel en 1948' -lo que significa dentro de las fronteras israelíes anteriores a 1967- debería significar un respiro para Arafat si este escenario no fuera el de Oriente Próximo. El primer ministro israelí, Ariel Sharon, sigue pidiendo que los palestinos prueben con hechos y no palabras que observan una tregua, como condición para cesar en la acción militar, y, si hay suerte, puede que hasta para reanudar las conversaciones de paz.

Esos hechos, en la medida en que es capaz de producirlos Arafat, están ya sobre el tapete. No sólo Hamás parece haberse plegado a la presión de la Autoridad Palestina -aunque reservándose el derecho de atacar objetivos israelíes en los territorios ocupados donde no debería haber, si reina la paz, ningún soldado judío-, sino que la policía palestina ha entablado ya batallas callejeras para reducir al otro gran grupo terrorista, Yihad Islámica, en las que ayer hubo varios muertos. La respuesta israelí, sin embargo, es que eso no basta, que aún se sigue en el terreno de la retórica.

Pensar que Arafat puede garantizar el cumplimiento de sus órdenes como lo hace Sharon, cuando manda a sus blindados a barrer a sangre y fuego los territorios presuntamente autónomos, no es sino una prueba de mala fe. Arafat está en una posición de extrema debilidad, y si en muchos momentos ha podido decirse que en sus palabras no escaseaba el cinismo (como cuando pretextaba estar haciendo lo posible por poner fin a la violencia que ha causado en 15 meses más de 1.000 muertos, el 80% árabes), ahora es cierto que entrega lo que tiene. El hecho de que lo haga porque siente que está perdiendo la batalla -la militar y la política- con el alejamiento crítico de Washington, no cambia las cosas. Si ésa es toda la respuesta que Israel es capaz de dar al gesto palestino, cabrá poca duda de que Sharon no quiere treguas, sino venganza; de que no desea conversaciones, sino anexiones.

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