El PSE volverá al Parlamento si el PNV echa a Batasuna de sus alcaldías

El líder de los socialistas vascos, Nicolás Redondo, condicionó ayer el fin del plante de su partido en el Parlamento de Vitoria a que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y el PNV cierren con el PSE un gran pacto político con tres ejes: recuperar la unidad democrática contra ETA, echar a Batasuna de las alcaldías que controla en minoría y legitimar el Estatuto de Gernika. Ibarretxe prefiere negociar sobre las partidas de los Presupuestos para ir generando paulatinamente la confianza necesaria para aislar luego a Batasuna.

El lehendakari, Juan José Ibarretxe, escuchará a partir del mediodía de hoy de boca del propio Redondo esta propuesta para desbloquear la crisis institucional sin precedentes en la que está sumido el Parlamento vasco desde la semana pasada. Dos horas antes, habrá oído el pacto político que le viene proponiendo la coalición independentista Batasuna desde que el presidente de la Cámara, Juan María Atutxa, decidiera la votación por separado de las enmiendas de devolución de los Presupuestos de 2002 y desde que toda la oposición (PP, PSE y Batasuna) respondiera a lo que llamaron 'cacicada' con un plante que impide el quórum para formalizar el pleno en el Parlamento.

Redondo aseguró que los socialistas vascos estan 'deseando que esta situación se solucione', admitiendo de esa manera la incomodidad del PSE al coincidir con Batasuna en una estrategia de desestabilización y descrédito de una institución como el Parlamento. Pero para ello sería necesario que Ibarretxe lidere la recuperación de la unidad contra ETA y que su Gobierno apruebe medidas para luchar contra el terrorismo en el frente cultural, político, policial, educativo y en los medios de comunicación públicos. La segunda condición sería trasladar esa unidad frente a ETA al nivel institucional local para desalojar a Batasuna de las alcaldías que controla sin mayoría absoluta. Y finalmente, en ese gran acuerdo político que el PSE propone al PNV y a Ibarretxe, exigen lealtad con el actual entramado jurídico, es decir, 'prestigiar' el Estatuto de Gernika y 'legitimar' las instituciones que de él dimanan, cerrando el paso a cualquier veleidad soberanista.

El problema es Ibarretxe y el propio presidente del PNV, Xabier Arzalluz, destinatarios de este mensaje, conocen a la perfección (ambos han celebrado por separado sendos almuerzos recientemente con Redondo) los pilares de ese acuerdo de fondo propuesto por el PSE. 'El PNV debe definir con quién concreta el futuro, con uno o con otro, porque no lo puede hacer con todos', dijo Redondo.

Tras la sesión matutina, Ibarretxe se reunirá a las 17.00 con los dirigentes del PP y, finalmente, recibirá a los partidos que sustentan su gabinete: PNV, EA e IU. Mientras los socialistas anteponen las reglas de juego, el Gobierno vasco considera que el boicoteo no es negociable. Su idea es que nadie se puede beneficiar de los apoyos de HB. 'El plante es injustificable', señaló un portavoz del Ejecutivo. La idea del Gabinete Ibarretxe es negociar sobre las partidas del presupuesto para ir generando paulatinamente un ritmo de confianza sobre la base de aislar a Batasuna.

El Ejecutivo de Vitoria considera que la oposición debe aceptar que el tripartito PNV-EA-IU representa al 48% del electorado. Desde el Gobierno se destaca que Ibarretxe mantiene una 'predisposición al diálogo y a la normalización política'. La tesis es que la oposición no puede imponer sus postulados y que en los Presupuestos hay margen para el acuerdo.