Una visita insólita en plena fiesta del Islam
Ningún funcionario del protocolo marroquí recuerda que algún huésped ilustre haya visitado Marruecos en pleno Aid el Fitr, la segunda mayor fiesta del Islam con la que concluye el mes de ayuno del Ramadán, hasta que el domingo pasado por la noche llegó José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE.
Ese día acabó el Ramadán y ayer, día del Aid al Fitr, la bulliciosa capital marroquí aparecía muerta, con apenas actividad excepto alrededor de las mezquitas. La intensa lluvia que caía acrecentaba aún más esa sensación de vacío, con todas las tiendas cerradas, apenas quebrada por las familias que se desplazaban a las casas de otros parientes para pasar el día festivo.
'A mí también me hubiese gustado pasar el día con mi mujer e hijos pero me ha tocado estar de servicio', comentaba, quejoso, un acompañante marroquí de Rodríguez Zapatero. La culpa de que desde la sede de la jefatura del Gobierno hasta el Ministerio de Exteriores, pasando por el Parlamento, tuvieran que abrir ayer, no la tiene, sin embargo, el secretario general del PSOE.
Rodríguez Zapatero tenía inicialmente previsto viajar a Marruecos del 19 al 21 de diciembre, pero el jueves pasado se vio obligado a adelantar las fechas de la visita apalabradas con el primer ministro y líder socialista, Abderramán Yussufi, y llegar el domingo a última hora a Rabat, donde permanecerá hasta hoy.
La razón es que al ponerse de acuerdo sobre las fechas con su correligionario español, Yussufi no había tenido en cuenta que a finales de esta semana el rey Mohamed VI habrá iniciado en los Alpes franceses sus vacaciones de invierno, según fuentes diplomáticas españolas y marroquíes. De ahí que, para ser recibido en audiencia por el monarca, el líder socialista se haya visto obligado a adelantar su desplazamiento.
Trabajar en un día festivo tan importante para los musulmanes como lo pudo ser el viernes santo para los católicos españoles no les importa aparentemente demasiado a los socialistas marroquíes (USPF). Este partido, con el primer ministro a la cabeza, han estado ausentes de la crisis diplomática con España que se gestó en el Palacio Real de Agadir y que, cuando llegue el momento, será zanjada por el soberano.
Acoger a Rodríguez Zapatero es para ellos una oportunidad de meter baza en este contencioso y de presentarse además como el adalid de la reconciliación hispano-marroquí. No en balde el diario Libération, que dirige Mohamed el Yazghi, número dos de los socialistas marroquíes, titulaba ayer en portada: 'Yussufi y Zapatero intentarán diseñar perspectivas más convergentes'.
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