Tiempos dificiles
En momentos de incertidumbre económica e inestabilidad en los mercados, los asesores financieros aconsejan prudencia y mantener una postura de esperar y ver en espera de indicios de mejora de las perspectivas. Aunque desde un punto de vista financiero resulta una recomendación razonable, el análisis fiscal permite realizar matizaciones de interés, especialmente en esta época del año.
En concreto, la ley 40/1998 del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) recoge una serie de mecanismos de compensación de las pérdidas patrimoniales sufridas en las carteras de los inversores particulares que pueden suavizar las rentabilidades financieras negativas.
En primer lugar, la ley permite que las pérdidas patrimoniales obtenidas en un año o menos se compensen con las posibles ganancias patrimoniales obtenidas en ese mismo periodo, quedando así exentas de tributación. En segundo lugar, si el saldo de las minusvalías es todavía positivo, pueden compensarse con el resto de rentas obtenidas por la persona, con un límite del 10% de dichas rentas.
Un inversor bien informado debe hacer seguimiento de la evolución de sus inversiones y aprovechar las ventajas fiscales en cualquier situación
El efecto beneficioso de la anterior planificación sobre la tributación personal de un particular puede ser especialmente relevante, ya que las pérdidas patrimoniales obtenidas en acciones pueden reducir -con el límite anteriormente señalado- la tributación aplicable sobre las rentas del trabajo, que normalmente constituyen la fuente principal de renta de la gran mayoría de los individuos. En la práctica, y para los tramos más altos de renta, Hacienda podría llegar a asumir prácticamente la mitad de las pérdidas patrimoniales de la cartera bursátil a corto plazo del inversor.
Por otro lado, no conviene olvidar que, además del límite antes comentado, hay que tener en cuenta que las pérdidas así realizadas no se podrán computar como pérdidas fiscales -y, por tanto, no serán objeto de compensación- si el titular hubiera adquirido valores homogéneos a los vendidos dentro de los dos meses anteriores o posteriores a dicha transmisión.
En definitiva, un inversor bien informado se caracteriza no sólo por realizar un seguimiento de la evolución de sus inversiones, sino por aprovechar las ventajas fiscales que determinadas situaciones permiten, especialmente en periodos de retroceso de los mercados.
Alberto Ruiz Rodríguez y Alfonso Amor son, respectivamente, socio-director y experto en fiscalidad de AFInet Global, Grupo Analistas.
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