El Valencia remonta en Montjuïc
El conjunto de Benítez supera en siete minutos dos goles de ventaja del Espanyol
Puesto en una situación extrema, un Valencia irreconocible de tantas vueltas como le dio su entrenador a la alineación acabó por despellejar al Espanyol. Benítez encontró en Salva la tecla que le faltaba para desestructurar a un rival al que no le alcanzaron dos goles de ventaja y recomponer su cuestionada hoja de servicios: ganó su segundo partido fuera como técnico y el primero como responsable del Valencia.
Ante un panorama tan cambiante como el que hubo en Montjuïc, decidieron las individualidades y el estado de ánimo de unos y otros sobre el juego de equipo. Las idas y venidas que experimentó el choque expresaron la inestabilidad de dos cuadros que no acaban de asentarse en el campeonato.
ESPANYOL 2| VALENCIA 3
Espanyol: Mora; Lopo, Soldevilla, Rotchen, David García; Martín Posse, Morales (Velamazán, m. 65), Àlex Fernández, Roger (Aganzo, m. 84); Palencia (Vates, m. 68); y Tamudo. Valencia: Cañizares; Curro Torres, Ayala, Pellegrino, Fabio Aurelio; Rufete (Baraja, m. 76), Albelda, Aimar (Salva, m. 46), Vicente; Illie (Angloma, m. 81) y Mista. Goles: 1-0. M. 24. Palencia, a centro de Posse. 2-0. M. 43. Alex culmina una jugada de Posse, Palencia, Tamudo y Roger. 2-1. M. 58. Barullo en el área pequeña que aprovecha Rufete. 2-2. M. 62. Rufete, tras jugada de Vicente. 2-3. M. 65. Ilie, a pase de Salva. Árbitro: González Vázquez. Mostró la tarjeta amarilla a Vates, Mista, Ilie y Ayala y expulsó a Pellegrino por doble amonestación (m. 92). Unos 8.000 espectadores en Montjuïc.
Atendiendo a órdenes de la junta, Benítez dejó de tirar de las riendas del plantel y dispuso en la cancha a un equipo tan atrevido como liviano, más novedoso incluso de lo esperado si se atiende a la nómina de los delanteros: Illie y Mista, que para nada entraban en las cábalas, aparecieron en los puestos de Salva y Carew, quizá en un intento del técnico de demostrar que todavía cuadraba la alineación. La propuesta forastera estimuló al Espanyol, invitado a jugar a la contra en su propia casa. Las transiciones blanquiazules fueron tan repetidas como la falta de medios en el Valencia, que se encomendó a sus zagueros, obligados a intervenir reiteradamente ni que fuera con faltas tácticas.
Del intercambio inicial de golpes, sacó mayor ventaja el Espanyol, que atrapó un gol cantado después que Mista hubiera perdonado frente a Mora: Rotchen corrió un balón para la carrera de Posse, Fabio Aurelio resbaló y el centro del argentino lo remató Palencia. El tanto desmontó al Valencia, inconsistente en la medular, partido por la mitad, demasiado atacable desde los flancos, vulnerable igualmente en el área, donde Tamudo trabajaba las espaldas de los centrales. El ariete tuvo el segundo gol a su alcance en una jugada que denunció el mal posicionamiento del contrario. Tamudo, sin embargo, le telegrafió el remate a Cañizares en el mano a mano, y le dio aire a su equipo, que advirtió una vía de agua en la defensa rival, siempre generosa en la concesión de ocasiones, en especial una muy clara de Aimar.
Falto de puntería delante, el Valencia acabó por recular hasta aparcar en su campo, donde el Espanyol le sometió con ritmo, despliegue físico y calidad. El segundo gol premió el fútbol combinativo local frente a la desorientación valenciana: Palencia volvió a abrir a la banda de Fabio Aurelio, Tamudo centró al segundo palo y Roger, de primera, con un toque angelical, habilitó a Àlex Fernandez, para que firmara el 2-0.
El Espanyol dio entonces por finiquitado el partido, se acomodó en el descanso y le concedió la pelota al Valencia, que replicó con determinación. Un simple cambio arregó la alineación y varió el paisaje de la contienda. La entrada de Salva mejoró a su equipo en la misma medida que descompuso al Espanyol, que se vio desbordado, incapaz de atender a tanto delantero como se le puso delante. A la que Rufete metió el primero, el Valencia se agrandó tanto que sólo necesitó siete minutos para remontar. Había recuperado el punto de mira para desesperación del Espanyol, que perdió el sitio en la cancha y se entregó a un ejercicio de sufrimiento y de castigo.
La experiencia del Valencia le bastó para controlar a un contrario que llega al derby del próximo sábado contra el Barcelona en la peor de las situaciones: abatido por una derrota con la que nunca contó después de brindar un primer acto de mucho mérito. Los errores defensivos acabaron por castigarle al tiempo que premiaban la ambición del Valencia, que, desbocado, se reencontró con el gol y con el triunfo la noche en que dispuso al equipo más ofensivo de los últimos tiempos. Benítez se reencontró con la victoria en el momento que más la necesitaba y trasladó los problemas a Flores, que nuevamente se ve puesto en el alambre de Montjüc.
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