El 'regreso' de la Torre de Pisa
El 'campanile' abre hoy, menos inclinado, sus puertas al público
No habrá grandes celebraciones hoy en Pisa para señalar la recuperación de la mayor joya del patrimonio artístico de la ciudad, y seguramente de toda Italia, la Torre inclinada. La guerra y la amenaza de un terrorismo cada vez más audaz, después del 11 de septiembre, han decidido a las autoridades de la ciudad toscana a festejar con discreción el acontecimiento. Y, sin embargo, la fecha del 15 de diciembre de 2001 pasará a la historia porque, por primera vez después de casi 12 años de cierre, la Torre de Pisa vuelve a abrirse al público, más recta y más segura, gracias a una inversión de casi 5.000 millones de pesetas.
Cuando la Torre se cerró, en enero de 1990, muchos pensaron que no se abriría más. Los operadores turísticos temieron que una de las mayores atracciones del país ('nuestra tarjeta de visita', como dice Giovanni Puglisi, secretario general de la Unesco en Italia), pudiera perder interés para el millón largo de turistas que cada año hacía cola para subir al campanario desde el que Galileo Galilei, el más famoso hijo de Pisa, experimentó las leyes de la gravedad en 1590.
La joya toscana solamente podrá ser visitada cada día por 360 personas
Los temores no se han confirmado, y tal y como anunció esta primavera Pierfrancesco Pacini, presidente del ente que gestiona la Torre, la comisión de seguridad ha dado luz verde a las visitas. Los primeros 30 turistas podrán subir los 293 peldaños que dan acceso al último piso del campanario más famoso del mundo a partir de las 13.00 horas de hoy, pagando 30.000 liras (15 euros a partir del 1 de enero). 'Se admitirán sólo 12 grupos de 30 personas al día, y no podrán estar dentro más de 40 minutos', confirma una portavoz de la Opera Primaziale de Pisa, el ente que gestiona el monumento. Antes habrán ascendido por la empinada escalera de caracol un grupo de políticos e invitados ilustres de la ciudad para marcar lo excepcional de la jornada. Ni unos ni otros notarán los efectos de la nivelación que ha enderezado la torre medio grado, corrigiendo el desnivel de su lado izquierdo en 40,6 centímetros.
Una obra de ingeniería tan delicada como peligrosa, que ha consumido tiempo, dinero y los nervios de los pisanos, que vieron con aprensión el desembarco de ingenieros, técnicos y albañiles en Campo dei Miracoli, el conjunto medieval de mármol blanco que incluye el Baptisterio, la catedral con su famoso campanario y el hermoso cementerio, reconstruido después de los bombardeos de la II Guerra Mundial. La alarma se encendió en 1995, cuando en plenos trabajos de nivelación la Torre se hundió un poco más. Quién más, quién menos se preguntó qué sentido tenía intervenir, cuando la Torre de Pisa nació prácticamente inclinada y ha sobrevivido así casi 800 años. Levantada sobre un terreno de arcillas blandas y material de sedimentación muy inestable, la Torre constituyó desde el principio un desafío total a las leyes de la gravedad.
El primer hundimiento del lado sur se produjo en 1185, apenas doce años después de que se colocara la primera piedra, y entre esa fecha y 1360, cuando el campanario quedó terminado con sus 60 metros de altura, el desnivel entre los dos lados con respecto a la línea perpendicular era de metro y medio. Nadie sabe cuánto tiempo se hubiera mantenido así de 'recta' si las nefastas intervenciones del siglo XIX no hubieran agravado la situación, que acabó por deteriorarse con otras tres caídas en el siglo XX. En enero de 1990, cuando se toma la decisión de intervenir, tras el hundimiento de la torre inclinada de Pavía, el desnivel de la base respecto a la perpendicular es de 4,5 metros.Después del primer error de cálculo, la comisión de 14 sabios, creada para salvar el monumento, optó por la solución más plausible, extraer tierra bajo el lado norte para reducir el desnivel.
Para evitar nuevos sustos, en 1998 a la Torre se le colocó un corsé metálico, y se la amarró a tierra con dos gruesos cables. Con este cinturón instalado, se comenzó a excavar, utilizando una maquinaria ideada por el ingeniero británico John Burland. Cuando se dio por finalizada la operación, en la primavera de este año, se habían extraído 37 metros cúbicos de tierra. Con lo que, según Michele Jamiolkowski, el ingeniero que coordinó los trabajos, la Torre mantendrá su estabilidad 'al menos durante los próximos 250 años'. De lo que Jamiolkowski no estaba tan seguro era de que se volverían a autorizar las visitas a lo alto del campanario. La ciudad lo quería, y los expertos han dado el visto bueno. El día D ha llegado, y aunque no haya conciertos ni ceremonias de reapertura, los pisanos lo celebrarán como un gran día.
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