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Ciria apuesta por técnicas y soportes inusuales para sus nuevos 'collages'

El artista expone en Bilbao una treintena de sus trabajos

José Manuel Ciria no se resigna a ser un pintor en el sentido tradicional, sino que tiene una concepción expansiva de la pintura. Así se refleja en la exposición de una treintena de sus obras agrupadas en seis series, en la Sala Rekalde de Bilbao, en la que el artista, que suele trabajar el collage, da protagonismo a soportes inusuales. En Odaliscas agrupa fotos de gran formato, mientras que en Visiones inmanentes usa bolsas de plástico suspendidas en el techo y en Dauphin paintings, vallas publicitarias.

Ciria nació en 1960 en Manchester casi por casualidad. Sus padres volvieron a España desde el Reino Unido cuando él tenía menos de un año y en nuestro país se ha formado. Ha expuesto en una docena de ocasiones de manera individual y casi una veintena de veces en colectivas en Europa, Japón y Estados Unidos, pero nunca hasta ayer lo había hecho en Bilbao.

El interés de Ciria por el trabajo sobre los materiales de la pintura es una característica de su obra. 'No desdeña apropiarse de cualquier nueva ideología como por ejemplo en la serie Odaliscas, en la que la fotografía adquiere una presencia abssolutamente contundente', detacó Pilar Mur, directora de la sala bilbaína (Alameda de Rekalde, 30), ayer en la presentación de la muestra. Esta serie, de título irónico, ya que refleja cuerpos imperfectos y hasta excesivos, abre la puerta a la exposición. Está compuesta por seis fotografías de gran formato en las que los cuerpos de las modelos que nombran cada pieza están incorporados al proceso de creación de la obra. Son desnudos extendidos sobre la pintura y a su vez pintados o envueltos en ataduras, con una puesta en escena que parece integrarlos en el cuadro, luego fotografiado. Las mujeres parecen encontrarse de pie, pero la ilusión de verticalidad dura un momento.

El uso de diferentes técnicas y soportes inusuales también se puede apreciar en la serie Visiones inmanentes, que da título a toda la exposición. En las cinco enormes piezas (cuatro metros cuadrados), el autor emplea una técnica mixta sobre soportes diversos, plástico y aluminio. Son collages de fragmentos pintados, protegidos por envoltorios de plástico, que permiten una doble visión de la obra. 'Las bolsas me recuerdan láminas de una lección de anatomía que van despojando el cuerpo hasta llegar al interior', interpretó Guillermo Sola, el comisario de la exposición, quien destaca la presencia del cuerpo humano como hilo conductor de la exhibición.

La serie The Dauphin paitings comprende una decena de vallas publicitarias de metacrilato también de gran formato sobre las que el artista interviene hasta convertir la superficie y el fondo en un todo. Además, en el escaparate de la sala hay un dispositivo en el que el artista ofrece otra manera de ver su obra. La exposición permanecerá abierta hasta el 20 de enero.

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